Zoé Porfirogéneta

La historia de la civilización está contada por aquellas mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela sociedad, de una forma u otra,avance.

Ya sea inspirando a otros o siendo parte de la actuación. Zoé Porfirogéneta es uno de esos sujetos cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Zoé Porfirogéneta es comprender más acerca de un periodo concreto de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que tuvo Zoé Porfirogéneta en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para quienes conocieron a Zoé Porfirogéneta, sino que posiblemente dejó una huella mucho más vasta de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Zoé Porfirogéneta en persona.Zoé Porfirogéneta ha sido una persona que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Comprender lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Zoé Porfirogéneta, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Zoé Porfirogéneta, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Zoé Porfirogéneta, aquellas personas a quienes de un modo u otro Zoé Porfirogéneta influenció, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Zoé Porfirogéneta.

Vida y Biografía de Zoé Porfirogéneta

(Constantinopla, 978 - 1050) Emperatriz bizantina, hija de Constantino VIII. Como última gerente de la dinastía macedónica, su padre Constantino VIII, preocupado por el tema de la sucesión, la casó con Romano Argiro, eparca de Constantinopla, quien merced al matrimonio consiguió la diadema de Emperador Bizantino, con el nombre de Romano III. El nuevo emperador, una vez alcanzado su propósito, aguantó las infidelidades de su mujer que, sintiéndose despreciada por su marido, se echó en brazos del hermano de Juan Orfanotropo, poderoso eunuco de la corte falto de escrúpulos (otros comentarios la relacionaban con Constantino Arkoklines y Constantino Monomachos).

Pese a agrandar el territorio de Bizancio con la conquista de Edesa, Romano era muy mal visto por el pueblo bizantino, en tanto que, al revés de lo que había venido pasando a lo largo de la dinastía macedónica, el Emperador empezó a respaldarse para gobernar en la nobleza funcionarial latifundista, en vez de en el ejército y el campesinado. La resolución que colmó la paciencia de los bizantinos fue la liberación del pago por la parte de los latifundistas de los impuestos que debían abonar por los territorios no ocupados, lo que les asistió a acrecentar sus pertenencias a costa de los campesinos, quienes pasaban a depender de los enormes señores.

Zoé, impulsada por la presión habitual, ordenó matar al emperador en 1034, mientras que este tomaba una baño. El mismo día del asesinato contrajo matrimonio con su apasionado, quien fue coronado con el nombre de Miguel IV. Este se realizó enseguida con el control del poder y puso a su reciente mujer Zoé bajo el control y tutela de su hermano Juan Orfanotropo, quien controlaba los hilos de la administración y se se encontraba enriqueciendo de manera destacable. Zoé fue obligada por su marido Miguel IV a adoptar a su sobrino Miguel. El nuevo soberano, pese a sofocar una revuelta búlgara en los aledaños de Salónica en 1041, se ganó la enemistad de la nobleza militar, a cuyos integrantes había incrementado sensiblemente los impuestos.

Ese año, Miguel IV murió de un ataque de epilepsia, lo que provocó la subida al trono del hijo adoptivo de Zoé con el nombre de Miguel V. Este, de manera asombroso, logró en frente de su tío Juan y le desterró adjuntado con la mayoría de su familia, al tiempo que dio la independencia a sus primordiales contrincantes: Jorge Maniaces y Constantino Doliseno. En la noche del 18 de abril de 1042, despojó a su madre adoptiva de sus títulos y dignidades y la forzó a entrar como monja en el monasterio de Metamorfosis, en la isla del Príncipe. El pueblo de Constantinopla se levantó el 20 de abril y también logró venir a la localidad desde su retiro en el campo a la hermana de Zoé, Teodora, y al patriarca de Santa Sofía, Alejo el Estudita, a fin de que dirigiesen el ataque al palacio Imperial. Miguel V, frente a la amenaza, escapó al monasterio de Estudio, donde fue hecho preso y poco después cegado.

Zoé y Teodora, con el acompañamiento de las autoridades eclesiásticas, fueron nombradas emperatrices. Las hermanas abolieron la práctica de la venta de cargos, aumentaron el poder del senado y repartieron varios óbolos entre la población mucho más desfavorecida de Constantinopla. Sin embargo, el gobierno se realizó poco a poco más bien difícil gracias a los continuos combates de ámbas hermanas, quienes estaban enemistadas desde hacía varios años.

Para terminar a esta situación, Zoé se casó con el senador Constantino Monomachos, uno de sus viejos amantes, lo que forzó a Teodora a regresar a la vida privada. El nuevo marido de la emperatriz, que fue coronado con el nombre de Constantino X, resultó ser un mal gobernante; pero su mujer se había despreocupado ahora de las obligaciones del gobierno y de las trabajos de la regencia, para entregarse mucho más a su precaución personal y a múltiples diversiones en las que dilapidó el Tesoro del Estado.

Su tercer marido la abandonó por una hermosa y también capaz dama de la corte y Zoé murió totalmente sola en 1050. Se guarda un retrato de la emperatriz Zoé con las galas imperiales en entre los mosaicos de Santa Sofía, en el que fue representada al lado de uno de sus 2 primeros maridos, cuyo nombre fue cambiado por el de Constantino X. El hecho de que la figura de Jesucristo que hace aparición entre los 2 esté viendo a la emperatriz y no al emperador se comprende como símbolo de que la legitimación estaba en la dinastía macedónica.

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