Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que atesoró Yukio Mishima en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo mientras estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Yukio Mishima, sino que quizá produjo una señal mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Yukio Mishima de forma personal.Yukio Mishima fue una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas significativas como Yukio Mishima, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo básica para que podamos valorar no sólo la existencia de Yukio Mishima, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Yukio Mishima, aquellas personas a quienes de un modo u otro Yukio Mishima influyó, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Yukio Mishima.
(Hiraoka Kimitake; Tokio, 1925 - 1970) Prolífico escritor japonés, creador de sobra de veinte novelas, decenas y decenas de piezas teatrales y varios cuentos, poemas, productos y ensayos. Su temática osado y descarnada, atenta a los puntos mucho más oscuros de las pasiones humanas, contrasta con la elegancia y contención de su estilo. Probablemente el escritor nipón mucho más popular en el extranjero, trazó con lamentable aspecto el avance de la personalidad y el efecto mortal de las atroces paradojas de deseo y rechazo, de hermosura y crueldad, que la van conformando. De él ha dicho el premiado Yasunari Kawabata: "No entiendo de qué manera me dieron el premio Nobel a mí estando Mishima. Un genio literario como el de el lo genera la raza humana solo cada 2 o tres siglos. Tiene un don prácticamente prodigioso para las expresiones".
Nativo de una familia de burguesía media, Mishima se vanagloriaba no obstante de formar parte por sus ancestros a la clase de los samuráis. Criado por su abuela, efectuó los estudios en Gakushüim, la escuela por tradición reservada a la nobleza. Escribió su primer cuento a los trece años y a los dieciséis su primer libro de cuentos, que coincidió con su ingreso en la Facultad de Derecho. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en una factoría aeronáutica, tras ser desechado como conduzco suicida. Sobrevivir a una guerra donde habían fallecido muchos compatriotas se transformó para él en un trauma lacerante y también imborrable.
Mishima recibió el influjo del Nihon romanha, o romanticismo japonés, que poniendo énfasis en la unidad del Japón y de sus valores culturales, servía de base de acompañamiento a la ideología nacionalista y controlaba el planeta literario de los años de la guerra. Sin embargo, asimismo la literatura occidental actualizada fue para Mishima objeto de señalado interés y de atenta lectura. Su primer trabajo riguroso, El bosque en flor, fue anunciado en 1941. Una característica de esta obra, como de El cigarro (1946), Ladrones (1946-48) y de otras que escribió en el periodo de la Segunda Guerra Mundial y en los años en el instante siguientes, es el total alejamiento de la trágica situación de la guerra y de la derrota.
Tras conseguir el doctorado en Derecho en 1947, fue solicitado del Ministerio de Finanzas, pero tras un corto tiempo abandonó el empleo para ocuparse enteramente a la actividad literaria. En junio de 1949 publicó Confesiones de una máscara, obra que cosechó un inmediato éxito y que supuso su determinante consagración en el planeta literario. Aunque por norma general se acogió la novela con un juicio conveniente, ciertos críticos enseñaron perplejidad y reservas en frente de la peculiaridad del tema (la confesión por la parte del personaje principal de su homosexualidad) que precisamente representaba una novedad en la literatura de Japón. Confesiones de una máscara es la historia del itinerario interior del personaje principal mediante los recuerdos de la primera niñez hasta las fantasías de la adolescencia, y del retardado y recibido desarrollo de toma de conciencia de su diferencia y de la incapacidad, experimentada hasta el límite, de querer al sexo contrario.
Mishima procuró de forma frecuente en la literatura tradicional de Japón una fuente de inspiración: prueba de esto es la recreación en clave actualizada de ciertos dramas No en su Colección de cinco No modernos (1956), pero se sintió asimismo atraído por los valores estéticos del clasicismo occidental. El pabellón de oro (1956) fue su obra de mayor éxito en los años cincuenta. Se trata del retrato de un joven monje fascinado y al tiempo oprimido por la hermosura de un popular templo budista. En 1958, a su vuelta de un viaje a los Estados Unidos, Mishima se casó con la hija de un popular pintor. La publicación en 1959 de la extendida novela La casa de Kyoko no recibió los favores de la crítica.
En los años sesenta la figura de Mishima es vista siguiendo ámbas diferentes pero indivisibles facetas de su personalidad. El Mishima hombre de acción halló su soporte teorético en la iniciativa de que la realidad puede ser alcanzada solo mediante un desarrollo deducible en el que pensamiento y acción no son 2 costumbres diferentes. Encontró la ejemplificación de esto y la summa de los mucho más genuinos valores japoneses en la ética de los samuráis. Fascinado por la ideología transmitida de los guerreros escribió El sendero del samurai. En defensa de la civilización (1968). Mishima se hace representante de la necesidad de volver a poner los valores de la civilización prebélica y militarista.
La obsesión por la caída física y una concepción esteticista y masoquista del heroísmo le impulsaron a entrenar halterofilia y artes marciales, y a llevar una vida turbulenta, signada por las reacciones oratorias y las posiciones extremas. Era un profesor de la representación: actor de teatro, espadachín ritual, modelo de fotografías de simbología inquietante, adalid de una misoginia espartana. Desde 1955 Mishima había emprendido un profundo programa de actividad física que entendía, aparte del body building, la práctica de las artes marciales. El paso siguiente fue el comienzo del adiestramiento militar en la base de Sietai, adjuntado con un conjunto de alumnos universitarios.
Sin embargo, nunca descuidó su ingente producción literaria. Tras la posguerra publicaría un elevado número de novelas, entre aquéllas que resaltan, al lado de las citadas, El color contraindicado (1951), La muerte de medio verano (1953), La voz de la onda (1954), El gusto de la gloria (1963) y Sed de amor (1964). Después del banquete (1960) fue una de sus novelas de sobra éxito. Poco tiempo después escribió Patriotismo (1961) y Muerte en la tarde y otros cuentos (1971), recopilación de cuentos breves muy representativos de su romántica melancolia por una temporada donde todavía se podía fallecer representando a nobles idóneas. Entre su producción teatral de estos años podemos destacar Madame de Sade (1965) y Mi amigo Hitler (1968).
Su obra cima es, sin embargo, la tetralogía El mar de la fertilidad, compuesta por las novelas Nieve de primavera (1966), Caballos desbocados (1968), El templo de la aurora (1970) y La corrupción de un ángel, completada esta última exactamente el mismo día de su muerte. Cada una se ajusta a una reencarnación diferente del mismo ser: primero es un joven aristócrata, entonces un fanático político de los años treinta, una princesa thai antes y tras la guerra y al fin un perverso huérfano de la década del sesenta.
El tema central en esta singular obra es la crítica a la sociedad japonesa por la pérdida de los valores habituales; resumiendo: una historia épica del "país del sol incipiente" moderno. A Yukio Mishima le preocupaba la creciente occidentalización de su país y examinaba la transformación del Japón desde una visión fatalista y crítica; para él esta metamorfosis resultaría estéril más adelante de un país dueño de tantas y tan sabias tradiciones. Sus héroes son jóvenes rebeldes solicitantes a una pureza utópica. El creador recrea los rituales de la vida y de la desaparición, de la transmigración y la purificación del alma, tan presentes en años de tradición de Japón.
La última novela de esta novedosa tetralogía, La corrupción de un ángel, terminada prácticamente el día del suicidio de su creador, se enfoca en la transformación hacia el individualismo de Toru, un joven imperturbable, prototipo de hermosura masculina. Una evolución-involución, que a Toru le transporta a poder una sublimación tal que es con la capacidad de eliminar su personalidad. Esta obra personal de destacable hermosura literaria, sin precedentes en la literatura actualizada de Japón, tiene dentro y también invoca el sentido que para Mishima guardaba el honor y el respeto a las tradiciones. Su deber con la literatura y la civilización lo llevaba a sublevarse contra una sociedad sumida en el vacío espiritual y la caída ética.
En 1968 creó con un conjunto de amigos la Sociedad de los Escudos, una organización paramilitar de jóvenes que, desilusionados con la debilidad de las instituciones imperiales y la obsecuencia constitucional del ejército, propiciaban un resurgimiento del Bushido, el clásico código de honor samurai. Dos años después, ocupó con su conjunto, si bien sin empleo de armas, la sede del estado mayor nipón en un intento de forzar la restauración de los idóneas heroicos de preguerra. El 25 de noviembre de 1970, frente al fracaso de su acción, se suicidó a través de el rito del seppuku al grito de "Extendida vida al emperador".
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Yukio Mishima, que detentó su relevancia en un momento concreto de la historia, es fundamental procurar ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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