Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Yasuo Fukuda es una de las personas cuya vida, en verdad, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Yasuo Fukuda es comprender más sobre época determinada de la historia del género humano.
Las biografías y las vidas de personas que, como Yasuo Fukuda, seducen nuestro interés, deben valernos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Yasuo Fukuda, el motivo por qué Yasuo Fukuda vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.
(Takasaki, 1936) Político japonés que fue presidente de su país entre 2007 y 2008. Yasuo Fukuda nació en una familia enlazada a la política: era hijo primogénito del político conservador Takeo Fukuda (1905-1995), funcionario del Ministerio de Hacienda imperial desde 1929 hasta 1950 y presidente entre 1976 y 1978, que pasaría a la historia como motor y firmante del tratado de paz y amistad con China (1978) que puso fin al estado de batalla entre los dos países.
Estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Economía de la reconocida Universidad de Waseda, en Tokio, por la que se licenció en 1959, y también rápidamente comenzó a trabajar en la compañía petrolera Maruzen Petroleum, en la actualidad incorporada a la Cosmo Oil Company, donde recorrió metódicamente todo el escalafón de un salaryman, habitual ejecutivo japonés. Residió en Estados Unidos de 1962 a 1964.
Inició su trayectoria política en la élite del conservador Partido Liberal Demócrata de Japón (PLD), coincidiendo con el ascenso de su padre como presidente (noviembre de 1976), del que fue secretario, primero en la Cámara de Representantes (Cámara baja del Parlamento) y después en la jefatura del gobierno, hasta diciembre de 1978. Entre 1978 y 1989 fue directivo del Instituto Financiero Kinzai para Asuntos Exteriores.
Escogido integrante de la Cámara de Representantes por primera vez en el mes de febrero de 1990 (por el PLD, en el distrito de Gunma), desde ese momento sería reelegido sin interrupción. Fue directivo del Comité parlamentario de Asuntos Exteriores (junio de 1992-octubre de 1999), viceministro del mismo ramo para las relaciones con el Parlamento (1995-1996), directivo del Departamento de Asuntos Exteriores del partido (1995-1997), vicesecretario del partido y jefe de gabinete del presidente Yoshiro Mori, cargo que equivale al de secretario y representante del gobierno.
Sostuvo su señalada situación con el presidente Junichiro Koizumi (desde abril de 2001), y dimitió el 7 de mayo de 2004 a consecuencia de un enorme escándalo político relacionado con la administración corrompida del sistema de pensiones. El hecho mucho más considerable de su biografía política es que batió el récord de longevidad como representante del gobierno (tres años y medio), tribuna desde la que desplegó sus mejores talentos de negociador entre las distintas facciones del PLD.
En junio de 2003 fue acusado por una gaceta de haber proferido comentarios sexistas, en teoría justificadores de la violación, a lo largo de una charla off the record con cronistas. El inconveniente quedó zanjado después de una comparecencia en la comisión parlamentaria pertinente, donde aseguró que la publicación había distorsionado sus expresiones y que la violación le había semejado siempre y en todo momento “un acto criminal y un delito atroz”. En 2005 fue designado presidente de la comisión parlamentaria encargada de la revisión constitucional, por último frustrada, al paso que ascendía en el escalafón del PLD hasta complementarse en su Consejo General en 2006.
Su nombre sonó en el mes de septiembre de 2006 entre los probables sucesores de Koizumi, pero por último el preferido como líder del PLD y presidente fue Shinzo Abe, considerablemente más joven y también motor de un programa de reforma para sacar al país del marasmo económico. No obstante, Fukuda encabezó la queja de 134 miembros del congreso de los diputados contra la visita del presidente al santuario de Yasukuni, rincón enormemente simbólico donde están sepultados los caídos en la Segunda Guerra Mundial, incluidos ciertos militares que fueron convictos de crímenes de guerra.
En razón de la derrota histórica del PLD en las selecciones senatoriales de julio de 2007, derivada de los escándalos de corrupción de ciertos ministros, seguida por la asombroso dimisión de Abe como presidente, el 12 de septiembre, Fukuda apareció nuevamente como figura de deber con la capacidad de rehacer el consenso entre las distintas facciones del partido y buscar el concierto con una oposición envalentonada. Respaldado por las primordiales corrientes del PLD, incluyendo la mucho más abundante, encabezada por Nobutaka Machimura, que era ministro de Asuntos Exteriores, Fukuda fue escogido presidente del partido por el Consejo General el 23 de septiembre, al conseguir 330 votos, al tiempo que su único contrincante, Taro Aso, logró 197.
Como necesita la tradición, el 25 de septiembre el presidente del PLD fue escogido presidente por la Cámara de Representantes, donde el partido dispone en mayoría absoluta y donde recibió 338 votos, prácticamente cien mucho más de los precisos. La Cámara de Consejeros (Senado), donde el PLD perdió la mayor parte en el mes de julio, escogió para el cargo a Ichiro Ozawa, líder del Partido Democrático. Según el producto 67 de la Constitución, la decisión de la Cámara baja predomina sobre la del Senado.
Fukuda formó un gobierno continuista que prestó juramento frente al emperador Akihito el 26 de septiembre. El jefe del conjunto de presión más esencial del PLD, Nobutaka Machimura, fue designado representante del gobierno, Masahito Komura aceptó la cartera de Asuntos Exteriores, y Fukushiro Nukaga, la de Hacienda.
Al escoger a Fukuda, la pesada maquinaria del PLD resolvió con un político moderado y maleable, menos neoliberal que sus precursores pero de firmes convicciones, la última crisis interna, pero en su primera charla de prensa Fukuda elaboró un reconocimiento de debilidad sin precedentes al avisar a sus correligionarios que podrían perder el control del gobierno “si cometen un solo fallo”, prácticamente en exactamente la misma hora en que el líder del Partido Democrático, Ichiro Ozawa, renovaba su llamamiento para la convocatoria de selecciones en general adelantadas (la legislatura no expiraba hasta 2009). Fukuda aceptó que su gabinete estaba “contra la pared” tras una severa derrota electoral y el descontento de la opinión pública frente a la corrupción endémica que sacudía periódicamente las construcciones avejentadas, si no atrofiadas, del PLD.
En oposición al nacionalista Shinzo Abe, su precursor, Fukuda no tenía sosprechado proseguir con la revisión constitucional para remover los preceptos irenistas que impedían una acción exterior mucho más comprometida. Insistió en que no visitaría el santuario de Yasukuni y condenó sin paliativos el militarismo nipón. Aunque con reputación de paloma en cuestiones de todo el mundo, presto a continuar la estela de su padre en la optimización de relaciones con China e inclusive con la República Democrática Popular de Corea, se encontraba en pos de sostener la misión naval en el Océano Índico para respaldar a la flota estadounidense en su esfuerzo de guerra en Afganistán.
Según la opinión reflejada en las investigaciones, que demandaba un presidente “negociador”, la novedosa orientación política dialogante se encontraba asegurada. En cuestiones internas, Fukuda expresó la ritual condena de la corrupción, se comprometió a restañar las lesiones en el PLD y prometió actualizar el enfrentamiento sobre si una mujer puede subir al trono del crisantemo. Los medios económicos temían, no obstante, que la novedosa situación paralizase las reformas económicas emprendidas por Koizumi y Abe para sacar al país del estancamiento.
El nuevo gobierno anunció en su programa que se planteaba corregir las crecientes disparidades sociales, lo que equivalía a jurar una espléndida distribución de subvenciones que de forma previsible coincidiría con el comienzo de la campaña electoral. También se empeñaría en corregir las políticas neoliberales de sus 2 precursores que provocaron el ocaso de la economía regional, los recortes en la protección popular y la extensión del empleo precario. Sin embargo, escasas iban a ser las realizaciones de su gobierno: en el mes de septiembre de 2008, solamente un año tras su toma de posesión, Fukuda presentó su dimisión de manera inopinada; la fuerza de una oposición insidiosa, las disensiones en el partido y la sensible pérdida de popularidad como consecuencia de un nuevo plan médico motivaron su renuncia.
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