(Londres, 1832 - 1919) Físico y químico inglés. Descubrió el elemento químico talio y fue un incansable y también imaginativo inventor. Su tubo de descarga de rayos catódicos formó una parte de todos y cada uno de los laboratorios experimentales y dejó conocer el electrón y el efecto fotoeléctrico.
William Crookes fue el mayor de los diecisiete hijos de un sastre londinense. Estudió en su juventud en el Royal College of Chemistry. Su primer trabajo fue como ayudante de Hofmann. En 1854 entró como ayudante en el observatorio de Oxford, y un año después ganó la cátedra de química de la Universidad de Chester. Tras ejercer de profesor, una suculenta herencia recibida le dejó abrir su laboratorio de investigación en Londres y modificar la influyente Chemical News entre 1859 y 1906.
En 1861, examinando el fantasma de emisión de un pedazo de selenio en salvaje, observó una línea refulgente, novedosa, que le llevó a aislar un reciente elemento químico, el talio (número 81 en la tabla periódica de los elementos), y a investigar sus características químicas. Con este fin edificó el radiómetro que transporta su nombre, una modificación de radiómetro de Hittorf, que se compone de unas aspas con 4 aletas muy ligeras, con sus lados de color negro, introduces en una ampolla de cristal con un gas a baja presión dentro suyo. En presencia de energía brillante, las aspas se mueven. Este aparato confirmó la teoría cinética de los gases. Llegó a asegurar en 1879 la presencia de un nuevo estado de la materia, que llamó materia brillante, lo que le valió un premio de la Academia de Ciencias de Francia dotado de medalla conmemorativa y la suma de 3.000 francos. Este premio le dejó transformarse en Académico del Instituto de Ciencias de Francia.
Crookes asimismo estudió las descargas eléctricas en un tubo de vacío, y descubrió que los rayos catódicos viajaban on line recta, proyectaban sombras, calentaban elementos sitos en su sendero y se desviaban con campos imantados. De todo ello concluyó que eran partículas de carga eléctrica negativa. Veinte años después, J. J. Thomson logró identificarlas como electrones.
Las inquietudes científicas de Crookes le llevaron a inventar multitud de elementos, desde tintes químicos para la industria textil hasta asépticos. Inventó el espintariscopio, con el que se advertía la emisión de partículas alfa de los elementos radiactivos. Investigó la obtención de diamantes industriales, estudió sobre la obtención de azúcar de remolacha y edificó saneamientos.
Recogió en un tratado la necesidad de conseguir abonos químicos desde el nitrógeno del aire a fin de garantizar el cuidado de los cultivos e inclusive realizó una teoría sobre la telepatía en al que se confirmaba que entre los cerebros se establecía una comunicación ondulatoria. Crookes compensó con creces su ignorancia en cuestiones teóricas (más que nada matemáticas) con un talento poco común para la experimentación. De entre sus varios trabajos podemos destacar Disinfectants for Cattle plague (1866), Manufacture of Beetrot sugar in England (1870), Dyeing and Tissue printing (1882), London Water (1896) y Diamonds (1909).
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