Wilhelm Pieck

La historia de las civilizaciones la escriben aquellos hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela humanidad, de un modo u otro,prospere.

Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Wilhelm Pieck, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa básica para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Wilhelm Pieck, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Wilhelm Pieck, personas a quienes de de una u otra forma Wilhelm Pieck influyó, y por supuesto, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Wilhelm Pieck.

Las biografías y las vidas de personas que, como Wilhelm Pieck, atraen nuestro interés, deben servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Wilhelm Pieck, el motivo por el cual Wilhelm Pieck vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Wilhelm Pieck

(Guben, 1876 - Berlín, 1960) Político alemán que fue el primer presidente de la República Democrática Alemana (1949-1960) tras la constitución de este Estado en 1949. Pieck conoció las ideas socialistas a través de los sindicatos obreros, en tanto que, de la misma el resto de su familia, de joven trabajó en la carpintería de su padre. A los diecinueve años, movido por su repulsa al sistema de trabajo de la temporada, se inscribió al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), en el seno del que inició una ascendiente carrera que lo llevó, en 1912, a ser escogido diputado.

A pesar de esto, la progresiva radicalización de sus ideas, claramente mucho más izquierdistas que la dirección de su partido, contribuyó a que los otrora breves combates se transformaran en una incompatibilidad a todos y cada uno de los escenarios. El primordial fundamento de enfrentamiento se estableció cerca del problema mucho más abierto de la Europa de la temporada: la beligerancia entre los países de europa anterior al estallido de la Primera Guerra Mundial.

La llamada antibelicista realizada desde los postulados marxistas se fundamentaba en la igualdad de la clase obrera frente a un enfrentamiento en el que solo el capitalismo saldría vencedor; la comunión de Wilhelm Pieck con esta corriente logró que saltaran chispas con la posición oficial del SPD, leal a los designios imperialistas del kaiser Guillermo II. Este fue el sendero que llevó a Pieck a establecer contactos con Rosa Luxemburgo y con Karl Liebknecht, los creadores del movimiento espartaquista. El movimiento, nacido de entrada como una corriente política en el seno del SPD, se apartó de manera oficial de este en 1916 para engrosar las filas del USPD (Partido Socialdemocráta Sin dependencia) y, más tarde, ser un conjunto autónomo. Wilhelm Pieck recorrió un sendero afín, más allá de que se salvó del encarcelamiento de los espartaquistas por los altercados de Múnich y Stuttgart en 1917.

Con el advenimiento de la República de Weimar (1918), tras la derrota alemana en la guerra, Pieck se transformó en uno de los más importantes ideólogos de las diálogos entre los grupúsculos de izquierdas que, en 1919, terminarían con la fundación del Partido Comunista de Alemania (KPD). Desde ese año, Pieck formó una parte del Comité Central del partido, si bien la limpieza estatal contra los espartaquistas que habían protagonizado el alzamiento de noviembre lo forzó a exilarse a Italia.

Abandonó el país transalpino en 1921 para regresar a Alemania y, nuevamente adelante del KPD, fue escogido diputado del Parlamento prusiano (1921-1928) y, después, del propio parlamento alemán (Reichstag), ya que ocupó entre 1928 y 1933. El surgimiento del nazismo en este periodo logró que el alegato político de la izquierda subiese de tono en estos últimos años, si bien el apogeo de la ideología de Adolf Hitler fue incontenible y, nuevamente, forzó a Pieck al exilio, en esta ocasión de incógnito y sin oportunidad de regreso, toda vez que el partido nazi había brindado una jugosa recompensa a sus "perros chiquitos" por su cabeza.

Sin embargo, el prestigio político de Wilhelm Pieck proseguía siendo intachable en la política de izquierdas europea, como lo prueba que, desde 1928 y también sin pausas, ostentase un puesto en el Comité Central de la III Internacional Obrera. En el exilio parisino (1933-1936) y en el moscovita (1936-1945), la voz de Pieck se elevó para criticar los excesos del gobierno nazi, que, como es conocido, condujo a la ruina, a la destrucción y a la división a entre los mucho más poderosos estados de todo el mundo.

Acabada la Segunda Guerra Mundial (1945), Pieck regresó a Alemania y tomó parte en las asambleas del reparto de Berlín en 4 zonas de predominación. Tremendamente disgustado por la intromisión de norteamérica en la ciudad más importante de Alemania, Pieck cerró filas en torno a sus viejos compañeros, tanto del SPD como del KPD, para eludir esta intervención, acción que se concretó en 1946 en el momento en que los restos de los dos partidos se fusionaron en el Partido Socialista Unificado, organismo que veló por los intereses de la porción de Alemania bajo rivalidad de la URSS.

A la cabeza del gobierno se ubicaron 2 presidentes en régimen colegiado, Otto Grotewohl y nuestro Pieck. Siempre adelante del comunismo germano, el instante cima de su trayectoria política llegaría en 1949, en el momento en que fue escogido presidente de la recién construída República Democrática Alemana (RDA). Los duros años de la posguerra alemana, que transformaron a Berlín en el centro mundial del espionaje en medio de una Guerra Fría, hicieron que el régimen de Pieck se caracterizase por su intransigencia contra Occidente, si bien en los últimos tiempos esta primigenia actitud se convirtió un poco a través de la llegada de novedosas generaciones políticas a los puestos inferiores de la administración germano-oriental. Pieck murió en Berlín en 1960, en el momento en que era todavía presidente y tras una vida encargada de la reivindicación política del sistema comunista.

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