Walter Ulbricht

Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Walter Ulbricht es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Walter Ulbricht es comprender más acerca de periodo preciso de la historia de la humanidad.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que atesoró Walter Ulbricht en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo mientras permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para quienes conocieron a Walter Ulbricht, sino que a caso legó una señal mucho más profunda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Walter Ulbricht de modo personal.Walter Ulbricht ha sido un ser humano que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Apreciar las luces y las sombras de las personas destacadas como Walter Ulbricht, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que podamos valorar no sólo la existencia de Walter Ulbricht, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Walter Ulbricht, gentes a quienes de de una forma u otra Walter Ulbricht influenció, y ciertamente, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Walter Ulbricht.

Vida y Biografía de Walter Ulbricht

(Leipzig, 1893 - Berlín, 1973) Político alemán, presidente del Consejo de Estado entre 1960 y 1971. Obrero ebanista, se unió al Partido Socialdemócrata (SPD) en 1912 y a lo largo de la Primera Guerra Mundial sirvió en el Frente Oriental, del que abandonó en un par de ocasiones.

Tras ser desmovilizado en 1918 se inscribió a la Liga Espartaquista (Spartakusbund) de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo y después prosiguió en el Partido Comunista (KPD), que siguió la agitación revolucionaria tras el aplastamiento de la Liga en la insurrección de enero de 1919.

En 1923 fue escogido para el Comité Central del Partido, mucho más por su talento organizativo y burocrático que por su liderazgo frente a la militancia. El ascenso al poder de Stalin en la URSS le dejó consolidar y acrecentar su predominación en el KPD, como leal ejecutor de las normas del Centro. En 1928 ganó el escaño de diputado en el Reichstag (cámara baja del Parlamento) y en 1929 pasó a encabezar la organización del Partido en Berlín.

Con el ascenso de Hitler al poder en 1933, Ulbricht se refugió en Moscú, donde entró al servicio del Komintern. Hasta 1938 desarrolló sus trabajos de agente del NKVD en París, Moscú y España a lo largo de la Guerra Civil (1936-1939), donde persiguió y purgó a trotskistas y otros desviacionismos de la línea definida por Stalin. Al empezar la invasión alemana de la URSS (junio de 1941) ha podido regresar a Moscú y hasta el desenlace de la guerra se hizo cargo del adoctrinamiento de los presos de guerra alemanes y asistió a ordenar el Comité de la Alemania Libre (julio de 1943) desde altos oficiales de la Wehrmacht que abjuraron de su lealtad al nazismo.

Vuelto a Berlín el 30 de abril de 1945, recién ocupada por el Ejército Rojo, cooperó en el restablecimiento del KPD y organizó el aparato administrativo en la región de ocupación soviética, como jefe de una comisión ad hoc para la que había sido nombrado en Moscú el 8 de febrero. Tuvo un papel central en la fusión del KPD y el Partido Socialdemócrata (SPD) en el Partido el Socialismo Unificado (SED), el 23 de abril de 1946.

Al proclamarse la República Democrática de Alemania (RDA) el 11 de octubre de 1949, Ulbricht ocupó el puesto de viceprimer ministro y el 25 de julio de 1950 fue escogido secretario general del SED en substitución de la co-presidencia que venían ejercitando Wilhelm Pieck y Otto Grotewoh, a la sazón presidente de la República y presidente, respectivamente. Cuando Pieck murió el 7 de septiembre de 1960 Ulbricht confirmó su liderazgo supremo al asumir, el día 12, la presidencia del Consejo de Estado, novedosa institución que reemplazaba a la presidencia de la República.

Hombre excepcionalmente dogmático, su doctrina de un socialismo de producción racionalizada y sujeto a una especialidad típicamente prusiana provocó, unida a la escasez de alimentos, un alzamiento habitual en Berlín Oriental en el mes de junio de 1953, que debió ser sofocado por las tropas soviéticas. En su afán de transformar a la RDA en un Estado alemán fuerte, condujo la reconstrucción económica siguiendo el modelo soviético de planificación con una central, hasta transformar el país en entre las diez potencias industriales de todo el mundo.

Con este celo singularmente nacionalista (solo a efectos de rivalidad interalemana), a Ulbricht le pareció inaceptable la escapada masiva de ciudadanos a la RFA, tanto por la viable dislocación del sistema productivo, como por el efecto deslegitimador de la RDA como Estado, de forma que, con el beneplácito de la URSS, en el mes de agosto de 1961 tomó la resolución radical de alzar un muro que apartaba físicamente a ámbas Alemanias, y a Berlín particularmente.

Fue la lealtad absoluta a Moscú y su condición de aliado más esencial por causas políticas, económicas y puramente estratégicas lo que probablemente salvó a Ulbricht de la desestalinización que desde 1953 barrió a otros países del bloque soviético. En 1968 fue el dirigente del Pacto de Varsovia que con mucho más entusiasmo tomó parte en la invasión militar de Checoslovaquia que aplastó el socialismo reformista de A. Dubcek.

La informalmente famosa como "Doctrina Ulbricht" (por corresponderse, pero al contrario, a la "Doctrina Hallstein" dominante en la RFA) sobre la cuestión alemana, según la que el sendero de la distensión con la RFA pasaba por el previo reconocimiento por este país de la soberanía de la RDA, pretendió Ulbricht imponerla a el resto asociados del Pacto de Varsovia. Esta intransigencia incomodó a Moscú, puesto que a su juicio entorpecía las perspectivas de distensión en Europa que ofrecía la Ostpolitik del canciller germano occidental W. Brandt.

De esta forma, el 3 de mayo de 1971 se anunció la renuncia de Ulbricht "por causas de salud" y Y también. Honecker, mucho más dúctil a los deseos de Moscú en la cuestión alemana, fue escogido nuevo secretario general. Ulbricht continuó, ahora con funcionalidades quasi-honoríficas, como presidente del Consejo de Estado, hasta su fallecimiento el 1 de agosto de 1973.

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