Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que atesoró Viggo Mortensen en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que conocieron a Viggo Mortensen, sino que a caso legó una señal mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Viggo Mortensen de forma personal.Viggo Mortensen fue una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Viggo Mortensen
(Viggo Peter Mortensen; Nueva York, 1958) Actor estadounidense. Intérprete atípico, ha rechazado siempre y en todo momento el lujo del star-system y las imposiciones del estrellato en Hollywood, prefiriendo sostener su activa vida cultural ajeno del encanto y de la popularidad.
Hijo de padre danés y madre estadounidense, sus progenitores se habían popular en Noruega y se casaron en los Países Bajos siguiendo el rito luterano. Cuando Viggo contaba solo un par de años de edad, y con la intención de prosperar su suerte económica, la familia Mortensen abandonó el vecindario de Brooklyn para moverse a América del Sur; primero a Argentina, y después a Venezuela. De su niñez en estos países heredó un óptimo español, con un marcado acento porteño.
Cuando tenía once años sus progenitores se divorciaron, y Viggo regresó a Nueva York con su madre y sus 2 hermanos. De joven era alterado y increíblemente simpático. Estudió en el Instituto de Watertown, donde dio brida suelta a sus aficiones físicas y también intelectuales: capitán del aparato universitario de tenis, era asimismo dependiente a los rodajes cámara en mano. Filmaba espontáneamente todo aquello cuya imagen le parecía digna de ser preservada.
En 1976, tras graduarse, ingresó en la Universidad de St. Lawrence, en Canton (Nueva York), donde se licenció en ciencias políticas y en lengua de españa. El futuro actor se manejaba ahora perfectamente en inglés, español y danés, y se defendía bastante bien en francés y también italiano. Al salir de la facultad, y volviendo a sus raíces, se trasladó a Dinamarca, donde vivió con sus primos ejercitando los oficios mucho más dispares. Su vocación proseguía sin orientarse hacia ninguna dirección específica.
De vuelta en Nueva York en 1982, decidió que su porvenir se encontraba en la interpretación y se inscribió en la reconocida escuela de Warren Robertson. Mientras estudiaba, efectuó distintas actuaciones con compañías principantes de la región, con las que fue ganando experiencia sobre las tablas. En cine participó en varias situaciones de Chicas de pie de guerra (1984), a las órdenes de Jonathan Demme, si bien éstas fueron eliminadas del montaje final. No obstante, esa experiencia le sirvió para entender a actores de la calidad de Holly Hunter o Ed Harris: intérpretes con personalidad, que imponían sus aspectos a los papeles que se les presentaban.
Tras estas vivencias iniciales se trasladó a Los Ángeles, donde continuó ganándose la vida entre trabajos casuales y ciertas actuaciones. Gracias a su interpretación de un sádico nazi en la obra Bent recibió el Dramalogue Critics Award. Trabajando para la serie Salvation! conoció a la actriz y artista Exene Cervenka, líder del conjunto punk X. Entre Viggo y ella brotó el flechazo, y los dos se casaron en 1987. Su hijo, Henry Blake, nació un año después.
El cine jamás había atraído singularmente la atención de Viggo Mortensen. Sus principios en el medio fueron vacilantes: una fugaz intervención en La rosa púrpura de El Cairo (1985), de Woody Allen, que en verdad desapareció del montaje final. Bastante mucho más enjundiosa fue su interpretación en Único testigo (1985), donde interpretaba a un joven amish a la vera de Harrison Ford. Se afirma que su actuación fue tan convincente que a lo largo de cierto tiempo no recibió promociones para rodar, ya que las agencias lo habían tomado por un genuino amish y no por un actor profesional.
Alternando su pasión por el arte contemporáneo (música, fotografía, cine, acontecimientos multimedia) con el séptimo arte, fue sobreviviendo merced a papeles de escasa importancia en películas como La matanza de Texas 3 (1990), Extraño vínculo de sangre (1991), apuntada por el asimismo actor por Sean Penn, Marea roja (1995), al lado de Gene Hackman y Denzel Washington, o 28 días (2000), interpretada por Sandra Bullock. De estos primeros tiempos como actor, probablemente merezca destacarse su papel de pretendiente de Isabel Archer (una magnífica Nicole Kidman) en Retrato de una dama (1996), de Jane Campion.
El salto a la popularidad le llegó de la mano del director neozelandés Peter Jackson. Requerido para el papel de Aragorn en la trilogía El señor de los anillos, en substitución de Stuart Townsend, el primer candidato, su trabajo fue increíble. A pesar de que Viggo Mortensen vaciló al comienzo en admitir o no el papel que le daría popularidad mundial, fue su hijo, con pasión fan de la obra de J. R. R. Tolkien, quien lo persuadió para formar parte en el emprendimiento.
Totalmente empatizado con el personaje que representa a los humanos en el épico relato, sus facciones norteñas encajaron a la perfección en el papel. Cuentan que se implicó tanto en el rodaje que vestía con las ropas de Aragorn en el momento en que no tenía situaciones que rodar, y que se encariñó tanto con el caballo con el que montaba, que tras el rodaje decidió adquirirlo. Asimismo, y como otros de los actores que trabajaron a las órdenes de Jackson, se tatuó un signo élfico.
Los once Oscar recibidos por la monumental trilogía (La Comunidad del Anillo, 2001; Las 2 torres, 2002; El retorno del Rey, 2003) no modificaron la personalidad de Viggo, que prosiguió orgulloso de no tener televisión en el hogar y sostuvo su cláusula mágica según la que, sea como sea el largometraje que ruede, debe librar el día de Acción de Gracias para pasarlo en compañía de su hijo. Fanático del San Lorenzo de Almagro, el aparato de fútbol bonaerense, sus ruedas de prensa en los países hispanohablantes lo transformaron en un ídolo alcanzable para el público español y sudamericano. Hizo además pública su definitiva oposición a la política militar del mandatario de EEUU George W. Bush luciendo camisetas con mensajes que no daban sitio al malentendido: “No more blood for oil (‘No mucho más sangre por petróleo’).
Resuelto a no transformarse en una estrella del cine, desde el éxito de El señor de los anillos decidió elegir con lupa sus visualizaciones cinematográficas. Cuando en 2004 cayó en sus manos el guion de Alatriste, que devoró de un tirón, no había leído nada de Arturo Pérez-Reverte, creador de las novelas cuyo personaje principal es el capitán de este modo llamado. Viggo se entusiasmó con el emprendimiento de forma rápida. El duro rodaje de Alatriste, con tomas exteriores en varios y muy desperdigados puntos de la geografía de españa, no le bajó el ánimo. Según él, el hecho de viajar con las mucho más de doscientas personas del aparato a Talamanca del Jarama, El Escorial, León, Cádiz, Sevilla o Tarifa favorecía un estado de cosas que favorecía el trabajo y que se puede ver en el resultado final del largometraje.
La película, ambientada en la España del siglo XVII, cuenta la crónica de Diego Alatriste, valeroso soldado al servicio de la Corona de españa que combate en Flandes y que, al regresar herido al turbio Madrid quevediano, se encara sin luz intrigas. El éxito del largometraje contribuyó a acrecentar la historia de historia legendaria de Mortensen, cuyo rostro parecía nacido para encarnar el de héroes de otros tiempos.
Divorciado de Exene Cervenka, su de hoy pareja es Lola Schnabel, hija del pintor figurativo estadounidense Julian Schnabel, cuya obra ha influido claramente en los cuadros que prosigue pintando y exponiendo este actor atípico que considera secundarios los Oscar y que afirma que lo esencial en su profesión reside en “contar historias y la inversión personal y sensible en el desarrollo”.
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