Victorien Sardou

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que detentó Victorien Sardou en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para quienes conocieron a Victorien Sardou, sino que a caso dejó una huella mucho más profunda de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Victorien Sardou personalmente.Victorien Sardou ha sido una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Victorien Sardou, atraen nuestra atención, deben servirnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Victorien Sardou, porqué Victorien Sardou vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Victorien Sardou

(París, 1831-1908) Dramaturgo francés. La familia de su padre procedía de Provenza, zona en la que continuó Victorien en el momento en que niño por causas de salud; allí se dedicó a la lectura de varias novelas de toda suerte. Los paseos con su padre por las calles de la ciudad más importante despertaron en su espíritu el gusto de la historia, y el afán de situar de nuevo en los viejos distritos de la región a individuos ahora desaparecidos y hechos lejanos en el tiempo.

Estudiante de Medicina por intención de los suyos, abandonó próximamente la carrera, atraído por su irreprimible vocación teatral. Antes de llegar a la escena compuso veinticuatro comedias que presentó incansablemente a actores y directivos de teatro, sin desalentarse por las continuas negativas. El 1.º de abril de 1854, por último, fue representada La taverne des étudiants, ruidoso fracaso al que contribuyeron más que nada los alumnos. Sin embargo, Sardou no perdió las esperanzas, y, al fin, conoció un éxito con Les premières armes de Figaro (1859), llevada a la escena por la célebre Déjazet.

Prosiguieron Patas de mosca (1860), bien acogida después del triunfo de Nos intimes (1861), comedia que fue representada aun en la corte, La maison neuve, Nos bons villageois (1866), ¡Patria! (1869), Fernande (1870), Rabagas (1872), Ferréol (1875), Dora (1877), Divorciémonos (1880), Odette (1881). En 1882 Sarah Bernhardt, la actriz mucho más célebre de la temporada, pasó a ser la primordial de sus intérpretes.

Tras las citadas se dieron a conocer en los niveles tres producciones muy reconocidas (adaptadas, además de esto, para la escena lírica): Fedora (1882), Tosca (1887) y Madame Sans-Gêne (1893). En esta última, considerada su pieza maestra, el creador exhibe alegremente su amor a la historia y disminuye a unas des diarias y familiares el personaje de Napoleón.

En sus varias creaciones, Sardou, hasta un punto continuador de la técnica de Scribe, revela una enorme capacidad técnica. Ardiente admirador de Balzac, amaba los capítulos familiares complicados, las ocasiones complejas y la existencia de varios individuos en la escena, en un intento de imitación de la verdad. Se le dirigieron acusaciones de plagio o de apropiación de ideas extrañas, asaltos en su mayor parte que proceden de escritores extraños: a ello respondió el creador con el inteligente libro Mes plagiats (1883).

Con todo, adjuntado con la aprobación de públicos de todo el planeta, no le faltó el juicio conveniente de capaces escritores: de esta manera, por servirnos de un ejemplo, el del riguroso Becque, comediógrafo de amplia y agitada actividad. Fue integrante de la Academia de Francia, y vivió y escribió frecuentemente en su bella villa de Marly, no lejos de la vivienda de Dumas hijo; el creador de La dama de las camelias fue uno de sus huéspedes mucho más leales.

Contrajo matrimonio un par de veces. Primeramente se casó con una actriz que llevaba por nombre de arte el de Laurentine Léon (el auténtico, correspondiente a un estirpe noble, era Moisson de Brécourt) y próximamente le dejó viudo; diez años tras su muerte, festejó segundas nupcias con entre las hijas de Y también. Soulié, conservador del Museo de Versalles. Tuvo 4 hijos. Los enormes y correspondidos cariños de su vida, extendida y sosegada, fueron la familia y el teatro. Espíritu sociable, agudo y bondadoso, asistió siempre y en todo momento, con ánimo de "confrère", a los jóvenes o a los colegas menos agraciados.

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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de alguien como Victorien Sardou, que poseyó su relevancia en una época concreta, es fundamental intentar ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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