Vicente Riva Palacio

Ya sea inspirando a más seres humanos o formando parte de la acción. Vicente Riva Palacio es uno de esos sujetos cuya vida, realmente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Vicente Riva Palacio es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que tuvo Vicente Riva Palacio en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Vicente Riva Palacio, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más insondable de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Vicente Riva Palacio personalmente.Vicente Riva Palacio ha sido un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Vicente Riva Palacio

(Vicente Florencio Carlos Riva Palacio Guerrero; Ciudad de México, 1832 - Madrid, España, 1896) Escritor, político y militar mexicano. Considerado por su obra narrativa uno de los más importantes cultivadores de la novela histórica y folletinesca en el ámbito hispanoamericano, fue entre las personalidades mucho más ricas y de vida pública mucho más activa en el convulso México del siglo XIX.

Su padre, el liberal Mariano Riva Palacio, encabezó la Suprema Corte de Justicia de la Nación y fue el letrado a quien escogió el emperador Maximiliano I de México a fin de que llevara su defensa en el juicio frente al tribunal militar que, tras la caída del Segundo Imperio y su atrapa en Santiago de Querétaro, condenó a muerte al que fuera emperador del país. Su madre, Guadalupe Dolores Guerrero, era hija del general y ex- presidente de México Vicente Guerrero. El joven Vicente Riva Palacio medró, ya que, en el seno de una importante familia liberal; cursó estudios de bachiller en el Colegio de San Gregorio, y consiguió el título de letrado en 1854.

Al poco de graduarse, y tras la victoria del liberal Plan de Ayutla (1854), fue nombrado regidor (1855) y secretario (1856) del Ayuntamiento de Ciudad de México. Resultó también escogido en un par de ocasiones diputado, en 1856-1857 (en el Congreso Constituyente que decretó la Constitución de 1857) y en 1861. De su liberalismo da fe que fuera prendido en un par de ocasiones a resultas del pronunciamiento del conservador Plan de Tacubaya, a lo largo de las presidencias interinas de Félix Zuloaga (1858-1859) y Miguel Miramón (1859-1860). En 1861, el presidente Benito Juárez le ofreció la cartera del ministerio de Hacienda, que no obstante rehusó. Ya entonces, en vísperas de la llamada Segunda Intervención Francesa, había empezado su trayectoria literaria y periodística (en las publicaciones liberales La Orquesta y La Chinaca, por servirnos de un ejemplo), y aparentemente asimismo había hecho sus pinitos en actos de guerra: con solo quince años de edad se había alistado en ciertas guerrillas que habían hecho en oposición al invasor del norte a lo largo de la Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848).

La verdad es que la intervención militar francesa en México (1862-1867) y la instauración del Segundo Imperio Mexicano en la persona de Maximiliano I (1864-1867) iba a constituir un lustro de furiosa actividad política y militar para Vicente Riva Palacio. Nada mucho más generarse aquella, se ocupó de reunir un comando o guerrilla, por cuenta propia, que engrosaría las filas patriotas del general Ignacio Zaragoza, participando en reyertas bélicas como la guerra de Barranca Seca y la caída de Puebla. En 1863 estaba en San Luis Potosí al lado de Benito Juárez y su ejército, y entonces fue nombrado gobernador del Estado de México. Con nuevos contingentes de milicias, participó en la toma de las ciudades de Tulillo y Zitácuaro, plaza esta última que logró preservar en oposición al asedio del ejército imperial.

En 1865 pasó a ser gobernador del Estado de Michoacán de Ocampo, y tras la desaparición del general José María Artega le sucedió a cargo del Ejército Republicano del Centro, con el nivel de general en jefe. Una vez finalizadas las campañas bélicas en tal estado, cedió el mando de sus tropas al general Nicolás Régules, ya que tenía la intención de ordenar una exclusiva brigada, con la que tomaría la localidad de Toluca y participaría en el ulterior ubicación de Santiago de Querétaro (1867), que significó el apresamiento de Maximiliano I y la caída de su imperio. Durante aquel asedio se hicieron conocidos entre la milicia republicana los versos del himno de corte burlesco Adiós, mamá Carlota (destinado a la emperatriz Carlota de México) que él mismo compuso.

Con el nuevo advenimiento de la República, Riva Palacio renunció a su nivel y carrera militares, tal como a su cargo como gobernador del Estado de Michoacán de Ocampo, para reincorporarse a la vida política y cultural de entonces. Así, ejercitó como magistrado de la Suprema Corte de Justicia (1868, 1870) y fue derrotado por José María Iglesias en sus pretensiones a la Vicepresidencia de la Nación. Con la instauración del gobierno conservador de Sebastián Lerdo de Tejada recuperó su fragor publicista de otrora: editó el jornal satírico El ahuizote, y asimismo El Constitucional y El Radical (de menor peso), desde cuyas tribunas acosó y criticó con dureza al gobierno.

Con el triunfo del Plan de Tuxtepec, revolución que apoyó, y la llegada al poder de Porfirio Díaz, fue nombrado ministro de Fomento, cargo que renovó en la presidencia de Juan Nepomuceno Méndez (1876-1877). Durante el desempeño de esta cartera del ministerio, la vitalidad de Vicente Riva quedó de manifiesto: concluyó las proyectos del Paseo de la Reforma en la ciudad más importante del país, donde asimismo creó el Observatorio Astronómico Nacional, y aún le dio tiempo para resguardar el yacimiento arqueológico de Palenque (esencial enclave de la civilización maya) y para traer el teléfono a la ciudad más importante.

Un nuevo giro a su historia sucedió en 1883. La llegada de un nuevo gobierno conservador, el de Manuel González, le empujó a actualizar sus críticas y oposición, hasta el punto de que fue detenido y encarcelado en el transcurso de un corto intérvalo de tiempo en la prisión militar de Santiago Tlatelolco. Fue exactamente allí donde, aparentemente, concluyó parte importante del segundo tomo de su obra histórica México mediante los siglos (ya que no había dejado dejada, ni muchísimo menos, su creación literaria y ensayística).

Por otro lado, la publicación un par de años tras Los Ceros: galería de contemporáneos (1882), una sucesión de polémicas biografías sobre individuos públicos mexicanos contemporáneos, escritas con singular tono satírico y burlesco, le supuso una caída de su popularidad y el favor de los poderes políticos. Así, Porfirio Díaz, nuevamente presidente, decidió concederle el cargo mucho más bien honorífico de ministro de México en España y Portugal (1885), un destino diplomático que fue el último que desempeñó. En la ciudad más importante de España todavía se recuerda su presencia en las tertulias políticas y literarias de la época; allí moriría un 22 de noviembre de 1896. Sus restos fatales fueron repatriados en 1936 y depositados de forma determinante en la Rotonda de las Personas Ilustres de la ciudad más importante de México.

Su obra literaria

La personalidad polifacética de Vicente Riva Palacio no podía menos que quedar reflejada en su obra literaria. Así, practicó la novela y la poesía, el cuento corto y la dramaturgia, los folletines satíricos publicados en prensa y los ensayos historiográficos. Fue, quizá, la faceta de narrador la que le dio una mayor popularidad. El grupo de su narrativa (ocho novelas y 2 compilaciones de cuentos breves), en cuanto al resto, asimismo tiene un tono muy variado. Se tienen la posibilidad de localizar, por servirnos de un ejemplo, novelas históricas ambientadas en la época colonial, en las que se cruzan los avatares históricos con las aventuras y los dramas románticos: Martín Garatuza (1868) y su continuación, Los piratas del Golfo (1869), por servirnos de un ejemplo, son cuentos tradicionales sobre bucaneros y piratas.

Del ingreso que tuvo a la documentación histórica y a los procesos del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición nació Monja, casada, virgen y mártir (1868). La primera de sus novelas, Calvario y Tabor (1868), es la única de temática militar, y forma una recreación de sus vivencias a lo largo de la Segunda Intervención Francesa; en la última, Memorias de un farsante, don Guillén Lampart, rey de México (1872), se establece una clara analogía con el periodo de tiempo histórico del Segundo Imperio, y hace aparición con mayor claridad la predominación de Alejandro Dumas. Aunque en varios de estos libros se advierte un trasfondo político, el primordial propósito del creador era entretener a los que leen con lances y aventuras poco comúnes, tráficas e inclusive alarmantes. En este sentido, su obra se emparenta con la de los folletinistas franceses, como Eugène Sué y Ponson du Terrail.

En cuanto a la poesía, si bien le ocupó el menor tiempo, dio vida (adjuntado con Juan de Dios Peza) a una creación singular: la versista romántica imaginaria Rosa Espino, seudónimo con el que publicó el poemario Flores del alma (1875). Recopilaciones de sus invenciones líricas fueron Páginas en verso (1885) y Mis versos (1893), tal como una exclusiva colaboración con Juan de Dios Peza: las leyendas en verso Tradiciones y leyendas mexicanas (1917). Escribió 2 volúmenes de cuentos muy breves: Cuentos de un ido (1874), que vieron la luz con apariencia de folletín en su periódico La Orquesta (en cuyas páginas se dieron a conocer asimismo una parte de sus productos periodísticos y poesías), y Cuentos del general (anunciado póstumamente en Madrid, 1896).

Cultivó la dramaturgia asimismo a 4 manos, en un caso así con Juan A. Mateos, con quien dio a la imprenta una compilación de breves sátiras y zarzuelas teatrales con el trasfondo de la política mexicana: Las liras hermanas (1871). Entre 1861 y 1862 salieron publicados una secuencia de dramas teatrales de similar corte y temática. El Vicente Riva ensayista y también historiador luce por la obra universal México por medio de los siglos, que dirigió al lado del editor Santiago Ballescá, y de cuyo segundo tomo (que se titula El virreinato: Historia de la dominación de españa en México desde 1521 a 1808) se hizo cargo en su integridad. Además, en 1870 se editó El libro colorado, un completo paseo por la crónica de la crueldad en México, en el que Riva Palacio trabajó adjuntado con Rafael Martínez de la Torre, Manuel Payno y Juan A. Mateos. Al final de su historia fue nombrado integrante pertinente de la Real Academia De españa.

Colabora para ampliar la biografía de Vicente Riva Palacio

¿Qué opinas de la biografía de Vicente Riva Palacio? ¿Has hallado todo aquello que pensabas que ibas a hallar?

Obviamente conocer en profundidad a Vicente Riva Palacio es algo que está reservado a pocas personas, y que pretender reconstruir quién y cómo fue la vida de Vicente Riva Palacio es una especie de rompecabezasque probablemente alcancemos a reconstruir si contribuimos todos juntos.

Debido a esto, si eres del tipo de personas que confían en que cooperando existen posibilidades de elaborar algo mejor, y posees información con respecto a la vida de Vicente Riva Palacio, o en relación con algún peculiaridad de su persona u creación que no se contemple en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de un ser como Vicente Riva Palacio, que tuvo su relevancia en una época determinada, es vital procurar brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para referirnos qué sabes en relación con Vicente Riva Palacio. Estaremos complacidos de perfeccionar esta biografía con más información.