Vicente Huidobro

La historia de la civilización está escrita por aquellas mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela civilización, de un modo u otro,avance.

Ya sea inspirando a más seres humanos o tomando parte de la acción. Vicente Huidobro es una de las personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestro interés debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Vicente Huidobro es comprender más acerca de una época concreta de la historia de la humanidad.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que tuvo Vicente Huidobro en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Vicente Huidobro, sino que quizá legó una señal mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Vicente Huidobro de forma personal.Vicente Huidobro ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Vicente Huidobro, atraen nuestra atención, deben ayudarnos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Vicente Huidobro, porqué Vicente Huidobro vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Vicente Huidobro

(Santiago, 1893 - Cartagena, Chile, 1948) Poeta chileno principal creador del Creacionismo, movimiento poético vanguardista. Fue además de esto entre los impulsores de la poesía de vanguardia en América Latina.

Vicente Huidobro nació en el seno de una familia de la elite oligárquica, enlazada a la enorme propiedad agrícola, a la banca y a la política. Cursó la enseñanza principal con institutrices privadas y la secundaria en el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús. Aunque fue crítico con la enseñanza jesuítica, tomó de ella una posición elitista frente a la vida.

Desde su juventud efectuó usuales viajes por Europa, que le valieron un profundo enriquecimiento cultural y una depuración de sus deseos estéticos. Particularmente profundo desde la experiencia intelectual fue el largo periodo en que radicó en París, localidad a la que llegó en 1916, en pleno avance de la Primera Guerra Mundial.

En la ciudad más importante francesa conoció a escritores y artistas como Picasso, Juan Gris, Max Jacob y Joan Miró, por ejemplo figuras de la civilización actualmente. Escribió en gacetas literarias al lado de versistas como Apollinaire, Pierre Reverdy, Tristán Tzara, André Breton y Louis Aragon; esto es, lo mucho más granado de la poesía francesa actualmente.

El Creacionismo

Al periodo de tiempo parisino corresponde la fundación del Creacionismo, corriente que ubicaba al constructor artístico a la altura de un demiurgo con la capacidad de insuflar a su creación un aliento escencial tan poderoso que se podría medir, aun, con las producciones de nuestra Naturaleza. Así, para Huidobro el artista no debía ponerse un límite a imitar la Naturaleza (de ahí el título de su manifiesto creacionista: Non serviam, "no serviré"), sino debía sostener con ella una suerte de competición donde podía enseñar el vitalismo de su obra. Es la conocida proposición que sintetizó en la fórmula: ¿Por qué cantáis la rosa, ¡oh versistas!? / Hacedla florecer en el poema.

Como resulta lógico, esta concepción llevaba aparejada la necesidad de hacer novedosas imágenes -tan coloristas como animadas y espectaculares- y también, aun, un reciente lenguaje poético con la capacidad de romper con todos y cada uno de los escenarios de la lengua y de producir asimismo su sintaxis; por eso la yuxtaposición (de frases, palabras o sonidos de forma extraña puestos en contacto) se transformara en entre las peculiaridades mucho más acusadas del Creacionismo, mientras que las largas secuencias y enumeraciones de expresiones y sintagmas contribuían decisivamente a ofrecer al poema esa fachada de objeto aleatorio, pura creación de un dios absorto en las opciones estéticas del material con que moldea su obra.

Con estos capitales estéticos, Vicente Huidobro se presentó en Madrid en 1918, donde creó un señalado conjunto de versistas creacionistas consagrados a la elaboración de contenidos escritos que proseguían fielmente los postulados del ahora respetado profesor chileno. Por ese momento ahora era un poeta fecundo, que arrastraba tras sí una atrayente producción literaria: seis poemarios impresos en su país natal (Ecos del alma, La gruta del silencio, Canciones en la noche, Pasando y pasando, Las pagodas escondes y Adán), uno aparecido en Buenos Aires (El espéculo de agua) y otro anunciado en París (Horizon Carré). A ellos se añadirían próximamente 4 nuevos poemarios (Poemas árticos, Ecuatorial, Tour Eiffel y Hallali).

Entre el 16 de mayo y el 2 de junio de 1922, Vicente Huidobro presentó una exposición de trece poemas con apariencia de caligramas en el Teatro Eduardo VII de París. En el catálogo de la exposición se encontraba su retrato dibujado por Pablo Picasso y una crítica elogiosa de sus poemas redactada por el español Gerardo Diego. Su aceptación en París fue un éxito personal y de Chile, favorecido por dado que el poeta escribiera de forma indistinta en francés y en castellano.

Regresó por un largo periodo a Chile en 1925. Desde su llegada inició una intensa actividad literaria y política, con la fundación de la gaceta La Reforma y sus varias colaboraciones en Andamios, Panorama y Ariel. En el lote político creó un períodico, Acción, desde el que defendía sus ideas contrarias al militarismo. Candidato a presidente, fracasó clamorosamente en los comicios de 1925, lo que le ocasionó no poca amargura.

Altazor

Cerca de 1930 fue en el momento en que dio los toques finales a sus 2 proyectos cimas, 2 poemarios que desde el instante mismo de su aparición estaban llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal. Por ese momento, Huidobro se encontraba en el auge de su popularidad, y disfrutaba del éxito conseguido por su novela fílmica Mío Cid Campeador (1929), donde nuestro poeta (que presumía de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador) identificaba su relación cariñosa con Ximena Amunátegui como una reencarnación actualizada de la pareja formada por El Cid y doña Jimena Díaz.

La peripecia que había dado sitio a esta unión no puede ser mucho más inverosímil: en 1925, coincidiendo con su regreso a Chile y su fracaso en el intento de tomar partido activa en la política de su país, el enorme poeta había popular a Ximena, una muchacha estudiante de quince años de edad, por la que abandonó a su mujer (con la que llevaba casado mucho más de quince años) y a sus hijos. Ximena no solo era individuo que aún no ha alcanzado la edad adulta, sino más bien hija de un poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta. Huidobro marchó entonces a París, cerró la vivienda de Montmartre donde había residido con su familia y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito como escritor de guiones cinematográficos.

Pero en 1928, en el momento en que Ximena Amunátegui terminaba de lograr la mayor parte de edad, el poeta viajó a Chile, la raptó al salir del Liceo y se fue nuevamente a París, en donde la feliz pareja se instaló en el vecindario de Montparnasse. Fueron esos unos años de plenitud cariñosa y creativa para el poeta, quien, tras el citado éxito de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso emprendimiento en el que había comenzado a trabajar diez años antes. Se trata de Altazor o el viaje en paracaídas, un poema mayor en siete cantos que relata la caída del hombre y el acercamiento con la mujer, con la poesía. Junto con Temblor de cielo (acabado asimismo por aquellas datas), es la obra cima del Creacionismo y el mayor legado de Huidobro a la poesía.

Una vez que las corrientes estéticas hayan virado por cientos de caminos distintas, el valor poético de Altazor y Temblor de cielo todavía es incalculable. Bien es verdad que parte de la crítica solo ve en Huidobro una suerte de inteligente prestidigitador que juega con las expresiones tal y como si de elementos malabares se tratasen, sin hallar ofrecer a sus creaciones sentido alguno; pero la mayor parte de los investigadores del fenómeno poético aún se deslumbra con las imágenes, la vivacidad, la invención y la heterodoxia inconformista y novedosa de este enorme rebelde de las letras hispanas, quien supo sostener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dejó escrito para su lápida: "Abrid esta tumba: en el fondo se ve el mar".

En 1933 Huidobro regresó nuevamente a su país. En esta ocasión volvió a desplegar una energía incansable fundando gacetas así como Pro, Vital, Primero de Mayo y Total. El año 1934 fue especialmente fecundo, ya que publicó Cagliostro, a la que definió como novela-largometraje y que recibió un premio en un certamen de guiones festejado en Hollywood, y La próxima historia que pasó en escaso tiempo mucho más, novela futuróloga donde meditaba sobre la sociedad tecnocratizada que se se encontraba atisbando. En Papá o El períodico de Alicia Mir ingresó referencias autobiográficas; En la luna, guiñol en 4 actos y trece cuadros, tiene una clara intencionalidad política.

Entre 1935 y 1938 polemizó con Pablo Neruda y estuvo en España a lo largo de la Guerra Civil. Regresó a Chile en 1938, donde continuó su incansable tarea autora publicando ese año la novela Sátiro o El poder de las expresiones. Se trata de una novela de enorme penetración sicológica. Junto con otros autores como Braulio Arenas y Fernando Alegría cooperó en la gaceta Multitud; compendió viejos poemas desperdigados de 1923 en Ver y palpar y El ciudadano del olvido, los dos libros dados a entender en 1941 y considerados como proyectos escenciales en su creación poética.

A finales de la Segunda Guerra Mundial regresó a Europa para alistarse con el ejército francés, con el que participó en las últimas peleas y consiguió el nivel de capitán. Entonces su figura empezaba a ser una historia de historia legendaria en Chile, donde en 1945 se publicó una Antología. Su experiencia bélica le dejó una herida que no llegó jamás a sanar y que lo condujo a la desaparición en el momento en que se encontraba de vuelta en su país natal, falleciendo a riberas del mar en Cartagena, el 2 de enero de 1948.

Su hija Manuela se preocupó de sacar a la luz las últimas producciones de su padre en exactamente el mismo año de su muerte publicando Últimos poemas. Siguieron distintas ediciones y reediciones de sus proyectos; todavía en 1993 José A. de la Fuente editaba Vicente Huidobro: Textos nuevos y desperdigados.

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Sin duda alguna conocer en profundidad a Vicente Huidobro es algo que está reservado a un grupo limitado de personas, y que pretender reconstruir quién y cómo fue la vida de Vicente Huidobro es una suerte de enigmaque tal vez logremos rehacer si contribuimos conjuntamente.

A causa de esto, si eres de las personas que creen en que de modo colaborativo existen posibilidades de elaborar algo mejor, y conservas información con respecto a la biografía de Vicente Huidobro, o sobre algún peculiaridad de su personalidad u creación que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son en todos los casos esenciales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Vicente Huidobro, que tuvo su importancia en una época determinada, es vital intentar ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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