Venancio Fortunato

Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Venancio Fortunato es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Venancio Fortunato es comprender más acerca de un periodo concreto de la historia del ser humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como Venancio Fortunato, cautivan nuestra atención, deben ayudarnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Venancio Fortunato, porqué Venancio Fortunato vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Venancio Fortunato

(Asimismo llamado San Fortunato o San Venancio Fortunato; Valdobiaddene, c. 530 - Poitiers, c. 600) Poeta latino cuya obra se asegura en la ensaltación de los valores religiosos. Nació en el seno de una familia religiosa, y muy joven emigró a Francia, donde recibió los favores de la corte de Sigberto. Profundizó su vocación cristiana al ingresar en la corte de la Santa Reina Radegunda, donde se transformó en el capellán del convento de Poitiers, y más tarde en su obispo. Su obra literaria está compuesta por un grupo de biografías de santurrones de la Galia y un extenso poemario en el que encomia a las altas jerarquías eclesiásticas y políticas. Sus poemas mucho más populares son los rituales, como el procesional de Pacua Salve festa dies, y los himnos Vexilla regis prodeunt y Pange lingua gloriosi proelium certaminis (escritos como celebración de un obsequio que el emperador le logró a Santa Radegunda), que rivalizan en hermosura con los de San Ambrosio de Milán.

Venancio Fortunato se considera el primordial poeta latino del siglo VI. Su vida puede ser dividida en tres periodos: el de su capacitación, el largo viaje por medio de Europa, abundante en aventuras, y la permanencia determinante en Poitiers. La primera de semejantes etapas tiene su centro en Rávena, donde, según Paulo Diácono, Fortunato fue "nutrido y educado"; llegó a tener en escaso tiempo visibles entendimientos de gramática y oratoria, y alcanzó el dominio de la métrica que tenía que transformarle en entre los versistas mucho más refinados de su temporada.

En aquella localidad entabló amistad con Félix, más tarde obispo de Treviso (población a la que Fortunato califica afectuosamente de "orina"). De allí partió para el viaje citado, única perturbación de su historia apacible. Curado de una dolencia ocular merced a la intercesión (según creía) de San Martín, deseó dirigirse a Tours para conocer su tumba. En el año 565 emprendió la marcha hacia los Alpes orientales, y pasó los ríos Po, Adigio, Brenta, Piave, Livenza, Tagliamento y (alén de los montes) Drave, Inn y Danubio.

Todos estos datos son ofrecidos por exactamente el mismo poeta en el prólogo de sus Poemas, dirigido a Gregorio de Tours. Volvió entonces hacia el oeste, y llegó a Maguncia, Colonia, Tréveris y Metz (donde se encontraba en la primavera del 566). Estuvo después en Soissons y París, y, al final, alcanzó la misión, Tours, donde le acogió el obispo Eufranio y ha podido cumplir el voto hecho al santurrón que le había curado.

No obstante, Venancio Fortunato encontraría su segunda patria no en esta localidad, sino más bien en Poitiers. Llegado a ella en 567, se vio detenido allí por una frágil y singular amistad con 2 mujeres: la que entonces habría de ser Santa Radegunda (fallecida en 587), mujer de Clotario I y creadora de un monasterio femenino, y la hija adoptiva de aquella, Inés. Con la composición de la Vida de Santa Radegunda, Fortunato se transformaría en el primer biógrafo de la santa.

Una gran parte de la producción poética de Venancio Fortunato, y en determinados puntos la mejor, es la enlazada a su relación espiritual con estas 2 mujeres; es la situacion de proyectos como Vexilla regis prodeunt, Pange lingua y varios de sus poemas. A ellas está dedicada la Vida de San Martín. El poeta no se movió ahora de Poitiers: ordenado sacerdote en una fecha no precisada, llegó allí a obispo hacia los últimos años de su vida (597?), concluida antes que le fuera dado ver de nuevo la patria.

En el citado prólogo dirigido a Gregorio de Tours, Venancio Fortunato detalla de forma atractiva el ámbito en el que debió nacer una parte de su obra poética, que aparece en el curso de su popular viaje: poesía compuesta a caballo o en estados de somnolencia, embriaguez o desenfreno, por un nuevo Orfeo lírico que escribía sus versos en la mitad de los bosques sin un compañero que le ayudara o un crítico que se los corrigiera, entre pueblos para todos los que el canto equivalía al croar de las ranas, y que ninguna distinción establecían entre las voces de la oca y del cisne. Todo ello, no obstante, no es sino más bien una pura ficción literaria de marco romántico, en tanto que, más allá de que su lenguaje no no tiene barbarismos, Fortunato resulta siempre y en todo momento el hombre educado en el estudio de los modelos tradicionales (Horacio, Virgilio, Ovidio, Estacio), de los que intenta ser acólito y custodio. La festividad de San Venancio Fortunato se festeja el 14 de diciembre.

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