Valeria Mesalina

Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. Valeria Mesalina es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestra atención debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Valeria Mesalina es comprender más sobre etapa determinada de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que tuvo Valeria Mesalina en la historia. Cómo vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para quienes conocieron a Valeria Mesalina, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Valeria Mesalina en persona.Valeria Mesalina ha sido una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Valeria Mesalina

(?, c. 25 d.J.C .- ?, 48) Emperatriz romana, tercera mujer del emperador Claudio, a la que Juvenal y Plinio atribuyeron una vida disoluta. Contrajo matrimonio en el año 38 con Claudio, a quien la guarda pretoriana nombró emperador en el año 41, tras el homicidio de Calígula. El mucho más radical retrato de su lascivia se encuentra en Juvenal y en Plinio el Viejo, autores que narraron el desafío de Mesalina a la mucho más célebre prostituta de Roma, del que salió vencedora. En el año 48, a lo largo de una sepa de Claudio, Mesalina se casó con uno de sus amantes, el cónsul Cayo Silio, y pretendió que ocupase el trono imperial. Fue asesinada, con Silio, por el liberto Narciso, a instancias de Claudio.

Mesalina es una de aquellas figuras que nacen transformadas en personaje, y cuyo mito es considerablemente más real que su vida eficaz. Sus primeros historiógrafos, Tácito (55-120) y Suetonio (siglo I), son ahora, en relación a ella, inconscientes prosistas, por cuanto sus aspectos les habían llegado ahora transfigurados. Aunque no haya inspirado muchas producciones literarias, Mesalina siguió viviendo en aquella literatura no redactada que forma la civilización familiar del pueblo.

Durante bastante tiempo, Mesalina fue una suerte de símbolo fisiológico, la encarnación de la feminidad desmandada que solo vive en el sexo y para el sexo: de esta manera nos la muestran los Anales de Tácito y Las vidas de los 12 Césares de Suetonio. Durante el romanticismo y el postromanticismo, ese espectro de lujuria se enriqueció con nuevos elementos. En el drama Mesalina, de Pietro Cossa (1830-1881), la emperatriz romana se eleva hasta el cariño, un despiadado amor que iguala en crueldad la sensualidad y en el que el espíritu actúa tan desenfrenado como la carne. Mesalina subvierte los valores morales y funda una ética ardiente que cifra el bien supremo en el cariño sensual que todo lo justifica.

En una comedia de Alexandre Dumas hijo, La mujer de Claudio, la figura de Mesalina resurge en formas modernas, como símbolo del desasosiego femenino, de la eterna desilusión, espiritual y sexual al unísono, de la mujer en oposición al hombre. Incluida entre las Cortesanas insignes del novelista y dramaturgo francés Paul de Kock (1793-1871), Mesalina vive merced a aquel parnasianismo habitual que se agrada más que nada en reunir los nombres de cortesana y emperatriz, y se nos muestra como una orgiástica dominadora de los 2 extremos a los que, en la jerarquía popular, puede llegar la mujer.

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