Apreciar lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Tristan Tzara, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo básica para que seamos capaces de apreciar no sólo la vida de Tristan Tzara, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Tristan Tzara, gentes a quienes de un modo u otro Tristan Tzara influenció, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Tristan Tzara.
(Samuel Rosenstock; Moinesti, Rumania, 1896 - París, 1963) Poeta francés de origen rumano. Fue el primordial motor del conjunto Dadá, movimiento de vanguardia surgido en Zurich a lo largo de la Primera Guerra Mundial que se planteaba expresar su oposición al orden predeterminado a través de la separación con la lógica del lenguaje, en relación que elemento sustentador del sistema popular.
La primera materialización de los capitales literarios de Tristan Tzara se encuentra en su compilación de poemas La primera aventura celeste del señor Antipirina (1916). Su siguiente libro, Venticinco poemas (1919), fue antecedido por la publicación de ciertas formulaciones teóricas en la gaceta Dadá y del primer Manifiesto dadá (1918).
Por esa época Tzara se instaló en París y entró en contacto con André Breton, Louis Aragon, Philippe Soupault y Paul Éluard, el conjunto de la gaceta Littérature, que poco después protagonizarían otro movimiento de vanguardia, el surrealismo, al que Tzara no se adhirió. Siguió a la cabeza de la estética dadá, la que fue impregnándose de un tono mucho más componente, a la par que medraba la implicación política de Tzara (en 1936 se inscribió al Partido Comunista y a lo largo de la Segunda Guerra Mundial participó en la Resistencia francesa).
Tras la experiencia de la guerra, la poesía de Tzara tomó un cariz mucho más intimista y reflexivo (La huída, 1947; El rostro interior, 1954; La rosa y el perro, 1958), más allá de que preservó siempre y en todo momento la espontaneidad y arbitrariedad en el manejo de las expresiones, creando imágenes ilógicas que la acercan, en el resultado definitivo, al surrealismo, más allá de que se divide de éste por su concepción originaria y por la fuerza y vitalidad que anima su expresión, que es expresión de una individualidad que se asegura en un cosmos poético autónomo.
De entre las proyectos en prosa de Tristan Tzara meritan destacarse El hombre aproximado (1931), Donde toman los lobos (1933) y los ensayos Siete manifiestos dadá (1924) y El surrealismo y la posguerra (1947).
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