Tomás Carrasquilla

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que tuvo Tomás Carrasquilla en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para quienes trataron a Tomás Carrasquilla, sino que quizá dejó una señal mucho más vasta de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Tomás Carrasquilla personalmente.Tomás Carrasquilla fue una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Tomás Carrasquilla, atraen nuestra curiosidad, deben servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Tomás Carrasquilla, porqué Tomás Carrasquilla vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Tomás Carrasquilla

(Santo Domingo, 1858 - Medellín, 1940) Narrador colombiano cuya obra pertence a las mucho más esenciales publicadas en su país en la primera mitad del siglo XX. Por su origen antioqueño y sus múltiples viajes por las localidades mineras, ha podido novelar diferentes puntos de la historia, la civilización y la idiosincrasia de su zona natal, con lo que se le ha considerado inmerecidamente como folclórico y costumbrista; de todos modos, su estilo recuerda mucho más bien a la literatura del Siglo de Oro.

Era hijo de Rafael Carrasquilla Isaza, ingeniero civil, y de Ecilda Naranjo Moreno, quien enseñaría el cariño a las letras a su hijo. Durante su niñez alternó los estudios en la escuela de su pueblo natal, Santo Domingo, en Antioquia, con el ámbito de las minas en las que don Rafael trabajaba. Durante un tiempo las trabajos mineras del padre llevaron a la familia Carrasquilla al pueblo de Concepción.

De esta época se conoce poco. Su pasión por la lectura y otras caracteristicas se tienen la posibilidad de entrever en el elemento autobiográfico de sus escritos, ya que de forma frecuente Carrasquilla aprovechó los datos y letras y números familiares como materiales para su obra. A los dieciséis años, el joven Tomás viajó a Medellín, donde ingresó en el instituto preparatorio de la Universidad de Antioquia y se inscribió en derecho. La guerra civil del año 1877 causó el cierre de la Universidad: por el momento no volvería a las salas.

Regresó a Santo Domingo, donde se dedicó al trabajo de sastre y a efectuar usuales viajes a Medellín, para efectuar ciertos "negocios". Entre 1879 y 1891 fue secretario del juzgado del circuito y juez municipal. En 1888 su cuento Simón el mago le facilitó la entrada al Casino Literario, comandado por Carlos Eugenio Restrepo, futuro presidente de Colombia. En 1890 se publicó en un volumen colectivo del Casino Literario.

Hacia 1892 don Tomás creó con ciertos amigos una biblioteca pública en Santo Domingo y, para probar que "puede hacerse novelas sobre el tema mucho más vulgar y diario", escribió su primera novela: Frutos de mi tierra. Trata ésta sobre las aventuras del joven Agustín y de la familia Alzate y sobre la vida de un pueblo pequeño, de las envidias entre familias, los chimentos y recelos, las pequeñas aventuras, todo con enorme lealtad y acertadas pinceladas que retratan fielmente la verdad, "con lenguaje castizo y sostenida observación de letras y números", al decir de Pedro Nel Ospina, prologuista de la obra.

"Fue Tomás Carrasquilla -redacta Helena Iriarte- quien superó las formas llanas, exteriores y un poco insustanciales de los costumbristas y dio el viraje hacia un realismo rico, genuino, que al fin iba a combatir y a reflejar la verdad famosa por su creador. Con Carrasquilla hace aparición en Colombia el escritor de trabajo, no ocasional, que dedica su historia íntegramente a la literatura; con él brotan, como elementos escenciales de la narrativa, la crítica popular y lo fundamental humano visto por medio de individuos que, aparte de tener sus peculiaridades particulares, forman parte a un instante concreto, a una clase popular cierta, cuyos vicios y virtudes reflejan, sin que por este motivo se transformen en tipificaciones vacías."

Tras la publicación de Frutos de mi tierra, Carrasquilla viajó por vez primera a Bogotá, localidad con la que no ha podido comprenderse. Con su novela ahora editada a un valor de 45 centavos por ejemplar, regresó a su pueblo. Durante esta estancia en la ciudad más importante, Baldomero Sanín Cano lo ingresó en los círculos intelectuales capitalinos, presentándole al ahora popular poeta José Asunción Silva, quien le pareció remilgado y postizo, quizás por su fría y muy elegante cordialidad.

Nuevamente en Antioquia, continuó sus viajes entre Medellín y Santo Domingo. Al padecer una caída de un caballo, se vio obligado a mantenerse inmóvil a lo largo de un par de meses en Medellín, y en el momento en que se restituyó y regresó a Santo Domingo, una patología en la garganta lo postró de nuevo.

Durante esta época redactó tres de sus mucho más conocidos cuentos: Blanca, Dimitas Arias y el legendario A la diestra de Dios Padre. Este último cuenta la crónica de Peralta, un hombre desprendido que socorre a los miserables de la tierra y recibe la asistencia de Jesucristo, que le entrega poderes para entrenar mejor su tarea; detiene a la desaparición y le gana al demonio en el juego, y sube por último al cielo por la amabilidad de su actuación en vida. A la diestra de Dios Padre fue amoldado después para el teatro por el dramaturgo y directivo Enrique Buenaventura; el montaje tuvo enorme éxito en todo el país y también en todo el mundo. Dimitas Arias es el drama de un profesor tullido; parece ser, de hondas raíces autobiográficas.

Hasta 1903 Carrasquilla escribió El ánima sola, San Antoñito, El padre Casafús, la crónica El baile blanco y, en una semana, Salve, regina, que para el creador era lo único que le parecía bueno de su obra publicada: con soberbias impresiones del precioso paisaje andino, Carrasquilla detalla la fácil piedad de las gentes del campo y los dramas de una muchacha pareja.

En 1904 el Banco Popular de Medellín se declaró en quiebra y, en su caída, arrastró a Carrasquilla. Obligado a admitir un puesto en la mina de San Andrés, cerca de Sonsón, trabajó como solicitado de provisiones entre junio de 1906 y principios de 1909. Aunque su producción literaria se vio perjudicada, la experiencia le sirvió para la observación de la verdad que era la materia prima de sus escritos. Obras de esa época son Entrañas de niño, relato de la vida y castigo de "un rapaz intratable, vacío, vanidoso", y la novela Excelencia.

En marzo de 1914 Carrasquilla escribió una columna semanal en El Espectador de Medellín. Esta etapa entre 1910 y 1914 en Medellín significó el acercamiento del escritor con el ámbito nocturno y de bohemia de la ciudad más importante de Antioquia, con sus tertulias literarias y sociales. Frecuentó cantinas como La Bastilla, Chantecler, El Globo y El Blumen. También fue integrante de tertulias como la de Susana Olózaga de Cabo y la de los clubes Unión, Cosmos y Jockey Club.

Desde agosto de 1914 se residió en Bogotá, ocupando un empleo público de pequeña categoría en el Ministerio de Obras Públicas. Vivió por ese entonces en casa de unos familiares de Jorge Isaacs. Al moverse El Espectador a Bogotá, Carrasquilla prosiguió cooperando con el jornal tanto con productos como con el cuento La Mata, que se dieron a conocer en las ediciones de Bogotá y Medellín. Este relato y El rifle, aparecido en El Liberal Ilustrado, son sus únicos cuentos ambientados en Bogotá.

A inicios de 1919 Carrasquilla regresó a Medellín y publicó por entregas la novela corta Ligia Cruz, en El Espectador, entre el 20 de noviembre y el 11 de diciembre de 1920. Aparecieron asimismo en exactamente el mismo períodico "El hijo de la esa", "Palo negro", "Los Cirineos", "Fulgor de un momento" y "El superhombre". Cabe resaltar que Carrasquilla agradaba de dictar sus proyectos y era poco amigo de escribirlas. En 1922 redactó el homenaje a José Asunción Silva Por el poeta, anunciado en el mes de noviembre; Copas, en el mes de agosto de 1923, y más que nada la novela corta El Zarco, editada en 1925 en Bogotá.

El año siguiente acabó de redactar La marquesa de Yolombó, que fue publicada un par de años después. Afirma Helena Iriarte: "Ésta es, quizás, la mejor de sus novelas; en ella Carrasquilla plasmó su profundo conocimiento de los humanos, la agudeza de su crítica, la precisión de su realismo y la aptitud para poder ver a los individuos en sus permanentes cambios, para entender la transformación, el debilitamiento de sus idóneas y propósitos, la flaqueza del ánimo en las considerables compañías que se abandonan para agradar pequeños intereses, el deterioro que va ocasionando el tiempo en el vigor y la hermosura, la penetración de su sabiduría y su sensibilidad en lo mucho más profundo de los humanos, lo que impide que los individuos caigan en el estereotipo, en la generalización o en el sitio común. Es atrayente anotar que las especificaciones de tradiciones y opiniones, de celebraciones, fiestas y liturgias de carácter folclórico que se muestran en La marquesa de Yolombó no le dan a la novela carácter costumbrista; son elementos que enriquecen la recreación del ámbito, así sea familiar, del pueblo o de los mineros y que, además de esto, están en angosta relación con individuos y hechos; detallan asimismo lo mucho más entrañable y genuino de la zona y del poderoso sincretismo cultural que se fué afianzando y enriqueciendo por medio de siglos de convivencia de etnias cuyas peculiaridades culturales se manifiestan mediante formas religiosas y supercherías que terminaron por confundirse con un catolicismo ingenuo, compartido por señores, campesinos y esclavos...".

Desde 1926, la salud de don Tomás se vio con seriedad perjudicada por trastornos circulatorios, la ceguera y una parálisis que lo inmovilizó, pero no impidió su creación literaria; dictó la trilogía Hace tiempos, que tienen dentro Por aguas y pedrejones, Por cimas y cañadas y Del campo a la localidad. Es esta trilogía una recopilación de hechos autobiográficos y su última enorme obra literaria.

En 1936 la Academia Colombiana de la Lengua le dio el Premio Nacional de Literatura y Ciencias José María Vergara y Vergara, y un jurado conformado por Baldomero Sanín Cano, Jorge Zalamea y Antonio Gómez Restrepo le reconoció como el primer novelista colombiano. Estos últimos años fueron de una sucesión de agudos sufrimientos, si bien ocasionalmente aceptaba la gravedad de su estado. Falleció el 19 de diciembre de 1940 en Medellín, tras ser operado gracias a la gangrena, amado y respetado por las gentes de su tierra, cuyas angustias, alegrías y carácter supo plasmar él en su amplia obra.

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Sin duda alguna llegar a comprender a Tomás Carrasquilla es algo que está reservado a pocas personas, y que tratar de recomponer quién fue y cómo fue la vida de Tomás Carrasquilla es una suerte de enigmaque tal vez podamos rehacer si cooperamos todos juntos.

Por esta razón, si eres de aquellos que confían en que de modo colaborativo es posible crear algo mejor, y posees información sobre la vida de Tomás Carrasquilla, o sobre algún característica de su persona u obra que no se contemple en esta biografía, te pedimos que nos lo hagas llegar.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de un ser como Tomás Carrasquilla, que detentó su trascendencia en un momento concreto de la historia, es esencia intentar mostrar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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