La historia del mundo está contada por las personas quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela civilización, de una forma u otra,avance.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que tuvo Titus Oates en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Titus Oates, sino que tal vez legó una huella mucho más vasta de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Titus Oates de forma personal.Titus Oates ha sido una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Titus Oates, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de apreciar no sólo la vida de Titus Oates, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Titus Oates, gentes a quienes de un modo u otro Titus Oates influyó, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Titus Oates.
Las biografías y las vidas de personas que, como Titus Oates, cautivan nuestro interés, tienen que servirnos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Titus Oates, porqué Titus Oates vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma implacable, la historia.
Vida y Biografía de Titus Oates
(Tito o Titus Oates; Oakham, 1649 - Londres, 1705) Religioso inglés, popular por las acusaciones que emitió en oposición a los católicos romanos en el año 1678, a lo largo del reinado de Carlos II.
Hijo de un pastor bautista, Samuel Oates, efectuó sus primeros estudios en Merchant Taylor School de Londres. Expulsado precisamente un par de años después, en 1667, completó su capacitación en una escuela ubicada en las cercanías de Hastings, tras lo que se trasladó a Cambridge.
Ahora en la facultad estudió consecutivamente en las academias de Goinville, Caius y Sant John, pero no tuvo mucha fortuna, puesto que fue expulsado reiteradamente y al final decidió ordenarse pastor de la Iglesia Anglicana, con la intención de evadirse de las varias deudas que había juntado a lo largo de estos años.
Designado a la vicaría de Bobbing en el tercer mes del año de 1673, solamente un año después abandonó su puesto de manera precipitada, ya que fue acusado de haber cometido perjurio. Mientras aguardaba para ser juzgado fue encarcelado en la prisión de Dover, de la que logró escaparse poco tiempo después. Perseguido por la justicia, logró llegar a Londres, donde solicitó incorporarse a la marina mercante como capellán de navío. Pero de nuevo los inconvenientes de especialidad de Oates forzaron a sus superiores a expulsarle de la Marina, solamente un año después.
Cierto tiempo después Oates formó una parte del servicio del sexto duque de Norfolk, Enrique Howard. Posiblemente por la predominación que ejercitó sobre él, Oates abandonó la Iglesia Anglicana y decidió llevar a cabo carrera en la Iglesia Católica en el mes de marzo de 1677. Tras haber logrado su ingreso, Oates viajó a España y empezó a prepararse para ser ordenado sacerdote en el Colegio Inglés que los jesuitas tenían en la localidad de Valladolid, donde sus instructores prontísimo se percataron de las pocas talentos del nuevo alumno, con lo que fue expulsado cinco meses después. Tras estos hechos, se demandó su presencia frente al provincial de los jesuitas de Saint Omer, donde tras una corto asamblea fue expulsado de la Iglesia Católica.
De regreso a Londres en el año 1678, Oates trabó amistad con Israel Tonge, un popular antijesuita con el que semeja que urdió su plan para desprestigiar frente a la opinión pública a esta orden particularmente y la Iglesia Católica generalmente. De este modo los dos han comenzado a divulgar varios pasquines, en los que se charlaba de la presencia de una conjura de los papistas para matar al monarca, Carlos II, con el objetivo de que su legítimo heredero, su hermano el duque de York, ocupase su puesto y restaurara la fe católica romana en toda Inglaterra. Además de la publicación de estos panfletos, Oates decidió poner en conocimiento de las autoridades todos y cada uno de los datos que en teoría conocía sobre la llamada Conjuración Papista, con lo que el 6 de septiembre de 1678 se presentó frente sir Edmund Berry Godfrey, el que logró prometer tanto a Oates como a Tonge que sus acusaciones eran algunas.
Estas acusaciones no fueron tomadas en cuenta ni en la Corte, ni en el Parlamento en un primer instante, pero Oates fue incorporando de a poco seguidores a su causa, entre aquéllos que se podría poner énfasis al conde de Danby. A pesar de todo la tranquilidad en Londres duró poco, ya que el 12 de octubre de 1678 se causó la desaparición del juez que instruía la situacion, el citado Edmund Berry Godfrey, que apareció fallecido cinco días después. Pronto todos acusaron a los católicos de su muerte y la histeria se apoderó de la región.
El nuevo giro que habían tomado los hechos favoreció claramente a Oates, el que fue señalado por todos como el salvador de la patria, con lo que instantaneamente fue llamado a la Corte, donde el monarca le logró prometer de nuevo en oposición al Parlamento que sus acusaciones eran algunas. Tras reiterar sus acusaciones se empezaron varios procesos en oposición a los católicos; varios fueron ejecutados o conducidos a prisión. Oates se mostró satisfecho por su intervención y de a poco fue elaborando una lista con los implicados en la trama para matar a Carlos II, pese a las manifestaciones del duque de York, que aparte de proteger su inocencia procuró que finalizaran las causas abiertas en oposición a sus correligionarios.
Tras las duras persecuciones que padecieron los católicos por toda Inglaterra, el reconocimiento de Oates fue reduciendo con el pasar de los años, puesto que fueron varios los que han comenzado a advertir visibles contradicciones en su crónica. En 1684 fue culpado a abonar una multa de cien.000 libras por las acusaciones que había lanzado en contra el duque de York. Apenas un año después (1685), en el momento en que el duque llegó al trono como Jacobo II, Oates fue detenido y culpado a cadena perpetua por perjuro tras ser torturado públicamente.
En el año 1688 Oates fue liberado por orden del nuevo monarca, Guillermo III de Orange, el que como estable protestante estableció que, en compensación por los años que había continuado en prisión, la corona debía concederle una pensión de por vida. Tras dejar, el presidio Oates continuó con sus precedentes ocupaciones, si bien en ningún instante disfrutó del prestigio que había alcanzado de antemano. Solo y descuidado por sus viejos compañeros, ciertos estudiosos afirman que su fallecimiento se causó por haber contraído una grave patología venérea, si bien la obscuridad que rodeó los últimos años de su historia impide determinarlo con precisión.
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