Theodor Adorno

Ya sea inspirando a otros seres humanos o formando parte de la acción. Theodor Adorno es una de las personas cuya vida, en efecto, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Theodor Adorno es comprender más acerca de etapa determinada de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que atesoró Theodor Adorno en la historia. Cómo vivió y lo que hizo mientras permaneció en este mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que conocieron a Theodor Adorno, sino que a lo mejor dejó una señal mucho más honda de lo que podamosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Theodor Adorno de forma personal.Theodor Adorno fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Comprender las luces y las sombras de las personas significativas como Theodor Adorno, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa básica para que podamos valorar no sólo la vida de Theodor Adorno, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Theodor Adorno, gentes a quienes de de una forma u otra Theodor Adorno influenció, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Theodor Adorno.

Vida y Biografía de Theodor Adorno

(Theodor Wiesengrund Adorno; Francfort del Main, 1903 - Visp, Suiza, 1969) Filósofo, sociólogo y musicólogo alemán, señalado gerente de la llamada «teoría crítica de la sociedad» y de la Escuela de Frankfurt, corriente filosófica que aparece en torno al Instituto para la Investigación Social de la Universidad de Frankfurt.

Era hijo de un mercader judío alemán y de una artista de origen corso-genovés que estimuló su amor por la música, y de quien tomó el apellido con el que lo reconocen. En 1924 se graduó en filosofía en la Universidad de Frankfurt con la proposición Die Transzendenz des Dinglichen und Noematischen in Husserls Phänomenologie, y en 1931 se doctoró en exactamente la misma facultad con el trabajo Kierkegaard. Konstruktion des Aestetischen (1933).

Theodor W. Adorno enseñó filosofía en la Universidad de Frankfurt hasta el momento en que, con la ascensión del nazismo, se vio obligado a emigrar, primero a París, después a Oxford (Inglaterra) y, por último, a Estados Unidos (New York, Princeton, Berkeley y Los Ángeles). Regresó a Europa en relación acabó la guerra, y en 1950 reinició sus clases de filosofía y sociología en la Universidad de Frankfurt, desempeñando además de esto los cargos de codirector del Institut für die Sozialforschung, anexo desde 1952 a la Johann Wolfgang Goethe Universität de aquella localidad.

Aparte de su incitante amistad con Siegfried Krakauer y con Walter Benjamin, que influyeron en su obra, en su historia fue definitivo su acercamiento con Max Horkheimer, pensador similar con quien empezó una extendida y fructuosa colaboración en la gaceta del Instituto, aparte de una ventajosa experiencia de reflexión teorética común que acabó primordialmente en la redacción a 4 manos de la Dialéctica de la Ilustración (1944).

Proyectos de Theodor W. Adorno

En cuanto a su interés por la musicología, tuvo suma importancia su relación con la vanguardia musical vienesa (Arnold Schönberg, Eduard Steuermann y Alban Berg, de quien fue alumno). Las consideraciones sociológico-musicales que desarrolló, más que nada en la Filosofía de la novedosa música (1949), en Versuch über Wagner (1952), en Discordancias. Música de un planeta administrado (1956), en Mahler (1960) y en Der gertreue Korrepetitor (1963) forman una sección importante de su obra teorética.

El mismo Thomas Mann se valió del consejos del "asesor misterio" Adorno para la parte musicológica de su novela El doctor Fausto (1947), que sintoniza substancialmente con las proposición de la Filosofía de la novedosa música, donde al intérprete de la infracción sistemática de la tradición y de lo usual (Mahler) se le contrapone Stravinsky, esto es, el intérprete (como Paul Hindemith y Wagner) del retorno a lo arcaico, lo ingenuo y lo naturalista, con enorme peligro de falsificación.

Valorando la discordancia en oposición al oído usual, Theodor Adorno se ofrece ver el potencial utópico que esta introduce, en tanto que, a su juicio, la música asimismo expresa las contradicciones de la sociedad, llevando a la crisis el estatuto de lo que existe y transformándose de esta forma, como todos arte, en una queja contra la carencia de independencia y una inclinación hacia un futuro diferente.

En el chato filosófico y sociológico los 2 temas primordiales de la reflexión crítica de Adorno son, por un lado, la maligna lucidez en frente de las tendencias predominantes en la verdad actualizada y, por la otra, la tensión utópica hacia una dimensión "otra" del presente cosificado y alienado, si bien la rechaza y la afirma irrealizable. Como consecuencia de una capacitación dialéctico-hegeliana que acumula el magisterio del marxismo, Adorno asegura la relevancia de la "negación" como instrumento de crítica de la sociedad.

En la Dialéctica de la Ilustración, que da una radiografía de la actualizada sociedad de masas conseguida de forma directa de la habitante de Estados Unidos de la instantánea posguerra, ahora se diseña el horizonte del hombre contemporáneo envilecido por la "industria cultural", con sus falaces libertades, y por el mito de la racionalidad científica que, desde sus recónditos orígenes en la Ilustración dieciochesca, se entrelaza con el dominio, y cuya función liberadora resulta sofocada cada vez por un totalitarismo aproximadamente explícito. De aquí su incesante polémica con el pensamiento instrumental, con el culto a la precisión y con cualquier forma de historicismo progresista.

Estos temas se desarrollan, aparte de en la summa filosófica que forma la Dialéctica de la Ilustración, en el impresionante collage de aforismos que se titula Mínima moralia (1951), en el ensayo sociológico La personalidad déspota (1950), en su monumental Dialéctica negativa (1966) y en Stichworte. Kritische Modelle (1969).

En el chato filosófico, al lado de la relectura de Hegel en los Tres estudios sobre Hegel (1963), a quien habría que atribuir el mérito de haber descuidado el intelectualismo abstracto de la Ilustración sin rehuir por este motivo la idealización de la razón dialéctica, la intervención de Adorno se identifica por un repudio de la fenomenología, a la que, en el discutido ensayo sobre Edmund Husserl que se titula Zur Metakritik der Erkenntnistheorie (1968), acusa de abstracción y distanciamiento de las contradicciones histórico-sociales, tal como de una sospecha incesante hacia el irracionalismo, en cuyo campo hay que poner exactamente la misma ontología de Heidegger (Jargon der Eigentlichkeit, 1964).

La función dialéctico-negativa, inspirada al comienzo por el rechazo de lo que es representando a lo que todavía no es, apoya asimismo la crítica adorniana de la civilización y sus intervenciones a propósito de la literatura, agarradas primordialmente en Prismas. Crítica cultural y popular (1955) y en los 4 volúmenes de Notas de literatura (1958 y 1974). Poco antes de fallecer, Adorno acabó una Teoría estética (publicada póstumamente en 1970), donde reafirmó de nuevo la urgencia, para el arte mismo, del nexo entre crítica y utopía. El arte solo puede justificarse como recuerdo de los sufrimientos que se han juntado en el lapso de la historia, los que requieren un salve de la vida "insultada" y un acto de reparación en relación a ella, en razón de un futuro cualitativamente diferente.

Más allá de que el especial género de análisis que ha adoptado el pensador alemán no posibilita una distinción clara de los campos que estudia, ciertas de sus proyectos se tienen dentro con todo derecho en el campo concreto de los estudios sociológicos. Durante su exilio en Estados Unidos, Adorno cooperó con Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford en una investigación primordial sobre la psicología del antisemitismo, La personalidad déspota (1950).

En esta obra la contribución de Adorno se despliega no solo en una sección dedicada al material de la entrevista, sino más bien asimismo en la conocidísima elaboración de las escalas de medida de las tendencias fascistoides probablemente presentes aun entre los integrantes de sociedades democráticas como la habitante de Estados Unidos, reacciones ligadas al prejuicio y a la adhesión a modelos de accionar estereotipados y conformistas.

La crítica de la sociología positivista (que Adorno identifica prácticamente completamente con la de Estados Unidos) dejó su sello en Sociológica (1956), redactada en colaboración con Max Horkheimer; para Theodor Adorno, esta sociología, en relación relacionada al aspecto, pierde de vista la verdad popular, lo que priva a esta especialidad de una orientación racional que esté centrada en las pretensiones primarias de la presencia. En sus Soziologische Schriften (1972), Adorno reitera que la relevancia de utilizar el procedimiento dialéctico al conocimiento de la sociedad moderna como el único con la capacidad de huír a la imagen petrificada que esta proporciona de sí. Otra obra de interés sociológico es Sociología de la música (1962), y cabe refererir asimismo Impromptus.

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