Teófilo Folengo

Apreciar las luces y las sombras de las personas destacadas como Teófilo Folengo, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que podamos valorar no sólo la existencia de Teófilo Folengo, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Teófilo Folengo, personas a quienes de de una u otra forma Teófilo Folengo influenció, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Teófilo Folengo.

Las biografías y las vidas de personas que, como Teófilo Folengo, seducen nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Teófilo Folengo, el motivo por qué Teófilo Folengo vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Teófilo Folengo

(Jerónimo o Gerolamo Folengo, llamado asimismo Merlín Cocayo, Merlín Cocai o Limerno Pitocco; Mantua, 1491 - Campese di Bassano, 1544) Poeta italiano, creador del poema burlesco Baldo, editado por vez primera en 1517 y ampliado en consecutivas ediciones, que sátira en latín macarrónico los poemas caballerescos. La obra de Teófilo Folengo, que influyó en François Rabelais, entre otros muchos, fué vista como una reacción a aquel culto al refinamiento caballeresco y cortesano característico del renacimiento, que encarnaron autores como Ludovico Ariosto o Baltasar Castiglione.

Folengo adoptó el nombre de Teófilo al entrar en el monasterio benedictino de San Benedetto Po, a los veintitrés años. En general, toda la vida de Teófilo Folengo hace aparición un poco obscura. Parece haber estudiado en Padua, cuya tradición goliardesca debió inspirarle Baldo. En 1518, por divergencias con sus compañeros de religión, abandonó el cenobio donde se encontraba y pasó a otro próximo a Brescia. Sin embargo, seis años después dejó la vida conventual y se ganó el sustento como preceptor de familias nobles. En 1534 abrazó de nuevo el estado espiritual y, llegado al cargo de prior, estuvo en distintos monasterios de Italia.

La obra de Teófilo Folengo, que dió celebridad al seudónimo Merlín Cocayo, forma parte en grupo a la "poesía macarrónica"; sin embargo, nuestro creador no es el constructor de este género, sino más bien su mayor gerente. Oscuros y recónditos son sus orígenes; ha podido haber nativo de los ocios de cualquier ámbito académico, ya que, por otro lado, ahora en la Edad Media están ejemplos del género en ciertos medios universitarios de la Europa Central. Es propio de tal poesía la humorística deformación del lenguaje para expresar imágenes recurrentes con formas solo supuestamente solemnes; se habla, para resumir, de una alegre profanación cultural.

Con sus contenidos escritos, entre aquéllos que hay que resaltar Baldo (su pieza maestra), La mesqueida, Zanitonella, El caos del Tresporuno, Orlandino y Epigramas, Folengo proporcionó una alta dignidad a este género y transformó en lenguaje poético una jerga burlesca. Otro aspecto de su inspiración es la poesía religiosa, anunciada ahora en El caos del Tresporuno, pero no exenta de fundamentos satíricos hasta Acto de la Pinta, La palermitana, Hagiomaquia y, singularmente, La Humanidad del Hijo de Dios, donde su piadoso afán muestra los matices mucho más francos y reales.

Baldo es, de hecho, la parte mucho más conseguida de las Macarroneas o Macarrónicas (Macarronicarum poemata) de Folengo. Hay 4 redacciones de esta conocida obra, desde la primera en diecisiete cantos, publicada en 1517, hasta la última, tenida como la mejor y determinante, publicada póstumamente en 1552, en veinticinco cantos (o macarrones). Tanto trabajo de lima revela que el género macarrónico, derivado de la tradición risueña y goliárdica a que forma parte por poner un ejemplo el anónimo Vigonza, era comprendido por el creador como un arte enserio en el que cabían intentos renovadores.

Baldo está destinado a las compañías de Baldus, héroe habitual de origen ilustre, nativo de el pueblo el día de hoy desaparecido de Cipada, en Mantua. Baldus es hijo de Baldovina, hija del rey de Francia, y de Guido, descendiente de Rinaldo. El jóven, educado por su madre con asistencia de un campesino, Berto Panada (Bertus Panada), medró con la cabeza llena de enormes hazañas, inspiradas por las novelas caballerescas. Su vivacidad se mostró más que nada en las pedreas con los otros tipos del sitio. Poco a poco acabó creando una auténtica banda, pues se le unieron tres bellacos y amigos de la buena vida: Fracasso, Cingar y Falchetto. Por haber deteriorado al hermanastro y matado al jefe de la comarca, Baldo acaba en la prisión. Sus compañeros alcanzan libertarlo merced a engaños y violencias.

En este punto hacen su aparición en la trama del poema nuevos fundamentos de patraña y aventuras: primero con las mofas de Cingar, que engaña a Zambello (Zambellus), hermanastro de Baldo, al que birla una vaca que acaba devorada por unos religiosos amenamente satirizados, y después con el viaje de la pandilla entera a los avernos. Es vivacísima una refriega con los piratas en el mar, y pintorescos los combates con monstruos mefistofélicos. Finalmente, los héroes llegan a una enorme calabaza donde son castigados los que emplearon mal su tiempo en la vida, singularmente los pensadores y los versistas, que son torturados por demonios dentista. Llegado a este punto, el creador deja plantados a sus individuos.

La obra, tanto en su composición como en nuestro lenguaje macarrónico, revela un enorme interés por las narraciones de gesta populares y plebeyas; por lo que respecta a la tradición caballeresca y a la poesía petrarquista, la sátira da a la comicidad del grupo un gusto compuesto y refinado, y se la considera por este motivo como la obra mucho más importante del género macarrónico.

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Por esta razón, si eres de las personas que creen en que de forma colaborativa existen posibilidades de crear algo mejor, y tienes información con respecto a la vida de Teófilo Folengo, o con respecto a algún aspecto de su figura u obra que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son en todos los casos imprescindibles, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Teófilo Folengo, que detentó su importancia en un momento histórico concreto, es fundamental tratar de brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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