La historia de las civilizaciones está escrita por los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela civilización, de un modo u otro,prospere.
Las biografías y las vidas de personas que, como Teodorico II, atraen nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Teodorico II, el motivo por el cual Teodorico II vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.
(?, 426 - Tolosa, 466) Rey de los visigodos (453-466). Tomó el poder tras matar a su hermano Turismundo. Aliado de Roma, usó su poderío militar para influir en la política del Imperio, renovando el pacto o foedus con Roma (454). En 455 impuso como emperador a su viejo preceptor Avito. Cuando los romanos fueron atacados en Hispania por el suevo Requiario, Teodorico intervino, triunfando a éste cerca de Astorga. Inició entonces la penetración visigoda en la Península. Murió ejecutado por su hermano Eurico.
Correspondiente al estirpe de los Baltos, era hijo de Teodorico I (418-451) y hermano de los reyes Turismundo (451-453) y Eurico (466-484). Accedió al trono del reino de Tolosa pasando a su hermano Turismundo, de cuyo asesinato fue responsable. En 454 renovó el foedus con los romanos, siguiendo la tradición de los monarcas del reino de Tolosa, como Walia (415-418) y Teodorico I. Adquirió una sólida capacitación en cultura romana merced a su preceptor, el senador galo Avito, al que más tarde prestaría acompañamiento en su pelea por transformarse en emperador. En 454, el general Aecio había sido ejecutado por orden del emperador Valentiniano III (425-455), quien asimismo murió ejecutado tras unos meses. La crisis del Imperio se agudizó en 455 con el saqueo de Roma por los vándalos. Teodorico intervino a favor de Avito, magister militum de las Galias, que fue proclamado emperador en Arlés.
En el año 454, en virtud del foedus, Teodorico había mandado a Hispania un ejército comandado por su hermano menor, Federico (con quien compartió resumidamente el reino hasta la desaparición de éste en 463), para confrontar a la bagauda que conminaba la seguridad interna de la Tarraconense. Los visigodos habían luchado en nombre del Imperio, pero no les acompañaba ningún oficial de roma, lo que apuntaba a un principio de substitución de la autoridad romana por la visigoda en los temas referidos a Hispania.
En 456, Teodorico emprendió una exclusiva campaña en tierras peninsulares destinada a frenar el ejército del rey suevo Requiario (448-457), que hostilizaba la Cartaginense y la Tarraconense. Derrotó a los suevos en el Órbigo, cerca de Astorga (León), y emprendió la conquista del reino suevo. Ocupó su capital, Braga, y la esencial plaza de Oporto. Cerca de esta localidad atrapó a Requiario y ordenó su ejecución. Prosiguió la conquista de Galicia y la Lusitania hasta tomar Mérida (Badajoz).
La campaña contra los suevos en Hispania fue el primer episodio del desarrollo de establecimiento de los visigodos en la Península Ibérica. Parecía que el reino suevo había tocado a su fin y que su población pasaría a depender de las élites visigodas y a complementarse en el conjunto étnico godo. Pero el rey visigodo abandonó su compañía en tierras peninsulares para regresar a la Galia al tener novedad del derrocamiento de Avito por obra de Ricimer, quien proclamó emperador a Mayoriano (457-461). En Galicia continuó un contingente visigodo de determinada relevancia que devastó una parte del territorio, dentro ciudades como Astorga y Palencia, hasta el momento en que la oposición de los hispanorromanos forzó al ejército visigodo a regresar a la Galia.
Por su lado, Teodorico dirigió una expedición contra la Septimania (457) con la intención de contribuir a Avito a recobrar el trono imperial. La muerte de Avito no detuvo a Teodorico, que pretendía explotar la ocasión para prolongar su dominio sobre la Galia meridional. Sitió la localidad de Arlés y el emperador Mayoriano le envió al magister militum Egidio para firmar un pacto; Teodorico reconoció la legitimidad de Mayoriano y renovó el foedus con el Imperio (459). Paralelamente, se organizaron novedosas expediciones visigodas al sur de Hispania dirigidas por los condes Cyrila (458) y Sunierico (459) -acompañado este último del general de roma Nepociano-, destinadas a someter a los últimos refugios suevos. Los visigodos han tomado Sevilla y consiguieron supervisar la Bética. Con el foedus nuevo, vieron conocida su autoridad por la población hispanorromana.
En 462, Agripino, gobernador de la Galia meridional y contrincante de Egidio, ofreció a Teodorico la Narbonense, a condición de que reconociese la autoridad del emperador Severo (461-465), sustituto de Mayoriano, ejecutado por Ricimer en 461. Teodorico accedió al trato y procedió a ocupar Narbona, lo que significó la incorporación de la Narbonense al reino de Tolosa, que conseguía de este modo el apreciado ingreso al Mediterráneo. A partir de entonces la corte imperial de Rávena perdió la conexión terrestre y su predominación política sobre Hispania; los visigodos han tomado el relevo imperial para realizar en frente de la amenaza sueva. Teodorico procuró, también, expandir el reino hacia el norte, pero su derrota en frente de Egidio en Orleans frustró sus proyectos.
Asimismo en el 462, y respondiendo a las necesidades de la aristocracia galaicorromana, intervino nuevamente en Galicia, donde persistía la depredación de múltiples facciones suevas, que paralelamente estaban enfrentadas entre sí. El rey visigodo apoyó al suevo Remismundo (457-469), quien a cambio, aparentemente, aceptó el patronazgo visigodo y el cuidado de un reino suevo circunscrito a Galicia y el norte de la Lusitania. Remismundo contrajo matrimonio con una noble visigoda y acogió al misionero galo Ayax, quien transformó a los suevos al arrianismo. Este acercamiento entre los dos pueblos germánicos era otra prueba de la creciente hegemonía visigoda en Hispania. Pese a las diferencias religiosas, Teodorico se mostraba, para la población hispanorromana, como el garante de la legalidad imperial frente a los abusos de los suevos. Instalado de nuevo en Tolosa, fue ejecutado en el año 466 por Eurico (466-484), su hermano y sustituto en el trono.
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