Stephen Grover Cleveland

La historia de las civilizaciones está contada por aquellas personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela humanidad, de una forma u otra,progrese.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que atesoró Stephen Grover Cleveland en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para las personas que trataron a Stephen Grover Cleveland, sino que posiblemente produjo una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Stephen Grover Cleveland de modo personal.Stephen Grover Cleveland fue una de esas personas que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas significativas como Stephen Grover Cleveland, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo básica para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Stephen Grover Cleveland, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Stephen Grover Cleveland, personas a quienes de de una forma u otra Stephen Grover Cleveland influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Stephen Grover Cleveland.

Las biografías y las vidas de personas que, como Stephen Grover Cleveland, atraen nuestra curiosidad, tienen que valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Stephen Grover Cleveland, el motivo por el cual Stephen Grover Cleveland vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Stephen Grover Cleveland

(Caldwell, 1837 - Princeton, 1908) Abogado y político estadounidense, vigésimo segundo y vigésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América (1885-1889; 1893-1897); fue el primer y único presidente que ocupó un par de veces el cargo sin ser reelegido, en 2 instantes distintas, con el intervalo de la presidencia del republicano Benjamín Harrison (1889-1893). Sus 2 gestiones recalcaron por su pelea contra la inflación, por el intento de no subordinar la política a los intereses del partido y por el reforzamiento de las atribuciones de presidentes en menoscabo del Congreso, todo lo que imprimió a su administración un extenso sentido reformista. De estrictas convicciones liberales, Cleveland se abstuvo de entorpecer en la vida económica del país, favoreciendo a la enorme industria y peleando contra el proteccionismo dominante. En cuestiones de todo el mundo, fue un leal exponente de la Doctrina Monroe.

Integrante de una modesta familia, su padre, ministro presbiteriano de la iglesia local, se trasladó en 1841 a la pequeña ciudad de Fayetteville (Nueva York), y después a Clinton, en exactamente el mismo estado, localidades en las que el joven Cleveland cursó sus estudios elementales y de principal. Tras el fallecimiento de su padre en 1853, y gracias a los pocos elementos familiares, decidió moverse a Buffalo, donde un tío de el le convenció a fin de que admitiese un empleo como administrativo en un bufete de abogados.

Cleveland se entusiasmó enseguida con el planeta de la abogacía y la jurisprudencia. En 1858 acabó la carrera de derecho y, merced a su buen realizar en la profesión, en 1863 fue nombrado fiscal suplente del condado de Eire, para en 1870 lograr el puesto de jefe de la policía de exactamente la misma ciudad. El prestigio de Cleveland, forjado en una pelea continua por ingresar reformas y por abolir las comunes prácticas corruptas en la política municipal, provocaron que los demócratas del estado le postulasen para la alcaldía de Buffalo, la que consiguió en 1881 merced a un programa osado, progresista y más que nada reformista, pese a la enorme tradición republicana de que disfrutaba la localidad.

Con el acompañamiento masivo de los votantes, Cleveland reordenó todas y cada una de las dependencias bajo su cargo, borró de un plumazo el provocador sistema de cohechos y pago de prebendas con puestos políticos y aplicó un programa recio de recortes presupuestarios con el que logró remover un sinnúmero de costos innecesarios o poco importantes y saneó las maltrechas arcas municipales.

El espectacular éxito de su administración municipal y la sinceridad manifiesta en su modo de accionar indujeron al Partido Demócrata estatal a presentarle como candidato para las selecciones a gobernador de Nueva York en 1882, en las que se encararía al candidato republicano Charles J. Folger, a la sazón secretario del Tesoro del presidente Chester Alan Arthur (1881-1885), al que Cleveland derrotó sin paliativos con un extenso margen de votos.

Su ahora proverbial honestidad, la independencia que manifestó solamente llegar al cargo y el bulto de reformas que pretendía hacer en el estado, que se encontraba aquejado por los mayores índices de corrupción política de todo el país, tanto republicana como demócrata, le confrontaron a la plana mayor de su partido en Nueva York, comandado por Tammany Hall, situación que no impidió que los líderes nacionales del partido puedan ver en él a la única persona capaz de ganar la presidencia para los demócratas y quitar el monopolio de exactamente la misma a los republicanos, que la ostentaban desde el principio de la Guerra de Secesión, en 1861.

La Convención Nacional de los demócratas, conmemorada en la época de 1884, escogió a Cleveland como candidato presidencial, quien se aprovechó de las profundas disidencias surgidas en el seno del Partido Republicano. El candidato republicano, James G. Blaine, se debió combatir a la secesión de un considerable conjunto de republicanos independientes y reformistas, los mugwumps (votantes independientes), que han comunicado su acompañamiento incondicional a Cleveland. En este nutrido conjunto de disidentes republicanos estaban políticos de la talla de Schurz, Godkin y un joven y agradable político neoyorquino llamado Theodore Roosevelt, futuro presidente entre 1901 y 1909. Cleveland venció por un ajustado margen de 23.000 votos (de una total de diez millones) y fue escogido presidente de los Estados Unidos de América.

Solamente prometer su cargo el 4 de marzo de 1885, Grover Cleveland emprendió la política de reformas de la administración prometida en la campaña electoral, con timidez iniciada por su precursor en el cargo, Chester Alan Arthur. Consistía en eludir la concesión de cargos y puestos políticos entre sus incondicionales mucho más próximos, como era práctica común, y acababa con la derogación de una secuencia de leyes precedentes, como la Pendleton Act, que limitaba bastante la aptitud y el derecho del presidente para despedir a los gobernantes federales sin el previo permiso del Senado. Conminado por las Cámaras a ofrecer explicaciones, Cleveland se negó, aduciendo la protección de nuestra Constitución, que eximía al presidente de ofrecer explicaciones o de excusarse sobre algunas materias llevadas a cabo por su gabinete.

Si bien en el final Cleveland se debió doblar a la llamada "lealtad del partido", favoreciendo a sus correligionarios con la distribución de 2 tercios de los puestos federales reservados, la presión política no ha podido debilitar su determinación de proveer un gobierno honrado y, más que nada, ahorrativo y parco en el gasto. En esa línea, Cleveland forzó a los intereses madereros, ferroviarios y ganaderos del Oeste a que restituyeran un total de treinta y un par de millones y medio de hectáreas a las que no tenían derecho. También provocó la cólera del conjunto de presión mucho más poderoso de los Estados Unidos, The Grand Army of the Republic (El Gran Ejército de la República), al llevar a cabo un aprensivo escrutinio de todos y cada uno de los proyectos de ley sobre las pensiones privadas, en beneficio de los soldados que formaron parte de la pasada guerra civil y vedando las que parecían fraudulentas, lo que entendía la enorme mayoría de ellas.

Este tema alcanzó su máxima tensión en el momento en que Cleveland vetó el Proyecto de Ley Sobre la Pensión Dependiente aprobado por el Senado, que establecía pensiones para todos y cada uno de los soldados unionistas licenciados con honor que padecieron alguna discapacidad, aduciendo que esa pensión serviría de cobijo idóneo para el estafa manifiesto. También se negó a firmar cualquier regulación federal de los negocios vedando la Ley Sobre el Comercio Interestatal de 1887. Su pasión por el ahorro le llevó a veces a entrenar una política ruin y poco ética, como en el momento en que se opuso a que el Congreso concediera una insignificante asignación de diez mil dólares estadounidenses para calmar a granjeros de Texas golpeados por una horrible sequía.

La última actuación definitiva de Grover Cleveland en su primer periodo presidencial fue la referente a la reducción de los elevadísimos aranceles proteccionistas sobre los modelos importados, resolución valeroso que terminó por costarle la reelección, pero que llevó al Congreso convencido de que semejantes aranceles solo incitaban la capacitación de los trust y la producción de unos excedentes en los capital que fomentaban el gasto público, el despilfarro y la inclinación a deprimir la economía al sacar el dinero de la circulación.

Antes que culminase su primer orden, Grover Cleveland contrajo matrimonio, en 1886, con Frances Folsoem, de tan solo 28 años de edad, en una liturgia muy íntima conmemorada en el Despacho Azul de la Casa Blanca, transformándose en la primera dama mucho más joven de toda la historia del país. En las selecciones de presidentes de 1888, los demócratas volvieron a postularle para la presidencia, pero Cleveland fue derrotado por el candidato republicano Benjamín Harrison, que ganó asimismo por un estrechísimo margen de votos, merced al acompañamiento de última hora de los estados mucho más titubeantes.

Sin llegar a retirarse totalmente de la política, Cleveland volvió a Nueva York para ocuparse a la abogacía. La presidencia de Harrison realizó una secuencia de proyectos para promover la industria, efectuó un plan de reorganización de las fuerzas armadas y de la administración y acogió a seis nuevos estados en la Unión, pero no ha podido parar el aumento de los costes de los recursos de consumo ni el descontento de la población por la cuota proteccionista, la Ley Sherman, aprobada en 1890, situación que propició la vuelta a la arena política de Cleveland, quien fue de nuevo nominado candidato para la presidencia en las selecciones de 1892 y derrotó, asimismo con un ajustado margen de votos, a Benjamín Harrison y a James B. Weaver, candidato de un tercer partido en competición, el Partido del Pueblo, que demandaba un mayor control del gobierno de la economía nacional.

Solamente tomar posesión de la segunda presidencia, Grover Cleveland se debió combatir a la depresión económica mucho más extendida y peor de la historia del país hasta ese instante. Miles de firmas comerciales fueron a la bancarrota, cientos y cientos de bancos cerraron sus puertas y uno de cada seis trenes quebró. En el invierno de 1893-94, el índice de desempleados había ascendido a 2,5 millones.

Estable defensor del dinero en metálico, Cleveland solicitó al Congreso la revocación de la Ley Sherman sobre la adquisición de la plata, concebida para alentar la industria de la plata en el Oeste y que forzaba al Gobierno a obtener 4,5 millones de onzas de plata por mes, causando una enorme demanda de las reservas de oro del Tesoro Público mientras que depreciaba el valor de la plata. Cleveland logró el visto bueno del Congreso para derogar la polémica ley, pero perdió el acompañamiento de los demócratas del sur y del oeste, dirigidos por el miembro del congreso de Nebraska, William Jennings Bryan, conveniente al bimetalismo y a la acuñación libre de monedas de plata.

En un intento por establecer nuevamente las reservas de oro, el presidente ordenó al Tesoro Público la adquisición de oro pagándolo con emisión de bonos del Estado. Pero en el momento en que este mecanismo falló, se dirigió a un consorcio bancario de Nueva York, encabezado por los banqueros J. P. Morgan y August Belmont, con los que concertó un préstamo de 62 millones de dólares estadounidenses con unos intereses altísimos que logró ofrecer suficiente tiempo al Gobierno para negociar un empréstito público que puso fin a la crisis, a inicios de 1896.

Cleveland padeció una aguda derrota en su intento por contrarrestar la Tarifa McKinley, la que imponía unos aranceles muy altos para bastantes artículos importados del extranjero con el fin de resguardar la industria y los modelos nacionales, pero que con el tiempo lo único que había logrado fue dañar a otras industrias necesitadas de materiales extranjeros. El Congreso aprobó un emprendimiento de ley que establecía una rebaja notable de los derechos, pero los proteccionistas mucho más radicales del Senado lo enmendaron de forma que, en su formulación determinante como Ley Arancelaria Wilson-Gorman, de 1894, solamente se distinguía de la Tarifa McKinley.

En pleno periodo de la depresión, Cleveland solucionó de una manera muy violento la huelga de 1894, apuntada por el líder sindical ferroviario Eugene V. Debs, de la Compañía Pullmann, desarrollador primordial de turismos-cama, mandando tropas federales a Chicago para establecer nuevamente el orden por la fuerza. Lo mismo ocurrió con la marcha de desempleados del mismo año, estructurada por el próspero hombre de negocios de Ohio, Jacobs S. Coxey, quien logró aglutinar a unos 500 seguidores que se dirigieron a Washington en demanda de trabajo, seguridad y protección del Gobierno para los desempleados de todo el país.

En Washington, la manifestación fue reprimida con una insólita crueldad, siendo arrestados los primordiales cabecillas de la marcha, acusados de ingresar ilegalmente en el Capitolio. Ambas medidas probaron las escasas simpatías de Cleveland por los manifestantes y por los desempleados, además de esto sacar a resplandecer su escasa aptitud para fomentar una restauración económica deseada por todos y cada uno de los estamentos sociales y políticos del país.

Todo este cúmulo de situaciones provocó en el seno del Partido Demócrata una profunda escisión entre los incondicionales de Cleveland y los de Bryan, pulso que terminó ganando el segundo, en tanto que la Convención Nacional de los demócratas terminó nombrándole candidato presidencial para confrontar al candidato republicano en las de presidentes, el gobernador de Ohio William McKinley, fanático defensor del patrón oro. Bryan fue derrotado por McKinley en las selecciones festejadas a fines de 1896.

En cuanto a la política exterior, Cleveland defendió la neutralidad del país y se opuso a las ideas expansionistas y colonialistas que dominaban a la enorme mayoría de la clase política estadounidense, tanto demócratas como republicanos: vetó el tratado de anexión de las islas Hawaii como un nuevo estado de la Unión negociado por el previo presidente; rehusó respaldar a los rebeldes cubanos contra el Gobierno español, pese a enseñar públicamente su adhesión a la causa insurrecto; no protestó por la ocupación de Nicaragua por la parte de las tropas británicas, en el mes de abril de 1895, si bien sí forzó al Gobierno británico a llegar a un convenio conciliador con el Gobierno venezolano con relación a los límites territoriales de la Guayana Británica usando de la Doctrina Monroe.

Cleveland se retiró de la política activa y fijó su vivienda en Princeton, en cuya facultad estuvo dando charlas a lo largo de múltiples tutoriales seguidos, entre 1901 y 1908. Entre su producción literaria resalta Presidential problems (Inconvenientes de presidentes), redactada en 1901, y una recopilación de sus mejores alegatos y pensamientos políticos recogidos en el título Writings and Speeches (Escritos y alegatos), compendiados en 1892.

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