La historia universal la escriben los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de un modo u otro,progrese.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que atesoró Stanislaw Lem en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Stanislaw Lem, sino que tal vez legó una señal mucho más profunda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Stanislaw Lem personalmente.Stanislaw Lem fue un ser humano que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Stanislaw Lem, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Stanislaw Lem, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Stanislaw Lem, gentes a quienes de un modo u otro Stanislaw Lem influenció, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Stanislaw Lem.
Las biografías y las vidas de personas que, como Stanislaw Lem, atraen nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Stanislaw Lem, el motivo por qué Stanislaw Lem vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Lvov, 1921 - Cracovia, 2006) Escritor polaco, entre los enormes profesores de la literatura de ciencia ficción, creador de títulos como Solaris, llevada al cine en un par de ocasiones con colosal éxito, Ciberíada o Congreso de futurología. Referente absoluto de la literatura fabulosa, mediante sus proyectos, caracterizadas por el rigor científico, Lem procuró trasmitir el sentimiento de abandono y también indefensión del hombre en frente de la vastedad del cosmos.
Hijo único de un matrimonio de origen judío, Stanislaw Lem inició en 1939 sus estudios de medicina, que debió dejar tras la ocupación alemana. Los Lem consiguieron escapar del ghetto, no de este modo la mayor parte de sus familiares y amigos, que acabaron sus días en el campo de exterminio de Belzec (entre 1942 y 1943 fallecieron gaseadas en este campo unas 600.000 personas).
Durante la Segunda Guerra Mundial, Lem trabajó como soldador y mecánico, y traficó con armas para la resistencia polaca. En 1946 se estableció en Cracovia, localidad que no abandonaría. Ese mismo año publicó su primera obra, Hombre de Marte, en una gaceta juvenil. Dos años después, más allá de sus disconformidades manifiestas con las teorías del biólogo Trofim Denisovich Lisenko, que le reportaron no pocos quebraderos de cabeza, logró finalizar la carrera de medicina en la especialidad de psicología.
A la par que ejercitaba como médico ginecólogo, corría el peligro de ser incorporado a filas como médico militar y abandonó la especialidad a los pocos meses; ultimó la novela verdadera El hospital de la transfiguración (1948), donde cuenta los avatares de unos médicos en un hospital siquiátrico de la Polonia ocupada que procuran socorrer a los enfermos de un exterminio seguro. “Abrumado por el absurdo de las situaciones”, según afirmaría él mismo, tras esta primera incursión abandonó el realismo popular para “sortear la censura estalinista” y hacer ese cosmos personal, de inigualable factura técnica, que le daría renombre en todo el mundo. Hombre intensamente culto, sus proyectos reúnen y exploran disciplinas tan dispares como la psicología, la estadística, la lógica, la física o la cibernética.
De la pluma de Lem brotarían, consecutivamente, títulos de referencia como Los astronautas (1951), La nebulosa de Magallanes (1955) y Diarios de las estrellas (1957), una original obra cómica del espacio por la que fue relacionado con Jonathan Swift y Lewis Carroll, y donde hace aparición por primera vez su popular personaje Ijon Tichy. Le prosiguieron Edén (1959), Retorno de las estrellas (1961) -su primera incursión en el subgénero psicológico-, Memorias encontradas en una bañera (1961) y la que indudablemente se transformaría en su obra cima, Solaris (1961).
En Solaris, el sicólogo Kris Kelvin, que viene de la Tierra, es enviado a la estación de observación del mundo Solaris para sustituir a un ocupante que está muerto en extrañas situaciones y saber qué ocurrió. Allí descubrirá que los 2 sobrevivientes están al filo de la demencia y que extrañas presencias, seres espectrales y al tiempo corpóreos, merodean por el sitio y también interfieren en la vida de los humanos.
Solaris fue llevada al cine en 1972 por el directivo soviético Andrei Tarkovski y próximamente fue considerada película de culto. Aclamado en los países del Este, el largometraje consiguió el Gran Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Cannes y varios lo consideraron la contestación soviética a 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick. Tres décadas después el realizador estadounidense Steven Soderbergh la llevó nuevamente a la enorme pantalla, cosechando un rotundo éxito.
En libros siguientes, Lem, sin dejar su tono fatalista, desarrollaría un estilo satírico-humorístico inimitable. Fábulas de robots (1964) y su continuación, Ciberíada (1965), forman una secuencia de fábulas alegóricas en las que sobrepone las mucho más imaginativas opciones tecnológicas a los esquemas habituales del cuento fabuloso o la historia de historia legendaria medieval. En ellas se muestran asimismo 2 de sus individuos mucho más esperpénticos: los constructores Trurl y Clapaucio.
Tras estas proyectos vendrían títulos como La voz de su amo (1968), Relatos del conduzco Pirx (1973), la compilación de opiniones de libros imaginarios Vacío especial (1971), en la estela de Voltaire y Jorge Luis Borges, y Congreso de futurología, de ese año, donde recobra al astronauta Ijon Tichy.
En 1973 escribió Un valor imaginario, una exclusiva compilación de prólogos de libros no escritos, mezcla entre ensayo y sátira, obra a la que sumaría, en la segunda mitad de exactamente la misma década, La investigación (1976), una novela de secreto y crímenes cuyo ámbito recuerda los escritos de Kafka, y La fiebre del heno, del mismo año, donde fundía elementos de la novela negra con la ciencia ficción.
Pese a redactar sobre sociedades futuras, naves exclusivas y seres cibernéticos, Lem no se consideraba un continuador de Julio Verne y H. G. Wells, y si bien con frecuencia fue relacionado con Isaac Asimov o Arthur C. Clarke, jamás ocultó su desprecio por la ciencia ficción. Sostenía que dicho género se encontraba “mal planeado, pobremente escrito y, frecuentemente, mucho más entusiasmado en la aventura que en las ideas o la manera literaria”. “Comentando de mis libros ahora de madurez -Ciberíada, Fábulas de robots, etcétera.-, son mucho más apólogos o cuentos filosóficos en la tradición de la literatura francesa del Siglo de las Luces que ciencia ficción. Pero siempre y en todo momento procuré que hubiese una base científica, siempre y en todo momento procuré confirmación científica de lo que yo escribía. En situación, me creo, permítaseme el término, no un científico sino más bien un "cientista"…o, al menos, eso he intentado.”
Integrante principal creador de la Sociedad Polaca de Astronáutica y instructor de literatura polaca en la Universidad de Cracovia, en 1973 fue nombrado integrante honorario de la Sociedad Estadounidense de Escritores de Ciencia Ficción (SFWA, en sus iniciales inglesas), de la que, no obstante, fue expulsado tres años después por sus permanentes menosprecios al género. Ese mismo año consiguió el premio Nacional de Literatura. En 1977 fue nombrado ciudadano honorario de Cracovia. Durante el estado de ubicación de Jaruzelski se exilió en Alemania, donde publicó Provocación (1984), un asombroso ensayo de ficción sobre el holocausto.
Abandonó su producción narrativa en la época de la década de 1980, tras la publicación de Fiasco (1986), considerada su novela mucho más reflexiva, pues, “no veo la necesidad de redactar otro libro mucho más” y para volcarse en el ensayo “como vehículo para continuar ahondando en la convulsión, el espanto y el vértigo de la sociedad”.
Desde ese momento vivía relajado al lado de su mujer Bárbara (con la que se casó en 1953) y sus perros en su casa de Cracovia, localidad donde murió el 27 de marzo de 2006 a los ochenta y 4 años de edad, tras una extendida patología coronaria. Sus libros, de los que vendió mucho más de 27 millones de ejemplares, fueron traducidos a mucho más de 40 lenguajes.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente fundamentales, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de un ser como Stanislaw Lem, que tuvo su significación en un momento concreto de la historia, es vital intentar brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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