Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Sir James Fownes Somerville es uno de esos sujetos cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Sir James Fownes Somerville es conocer más sobre periodo preciso de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que tuvo Sir James Fownes Somerville en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue determinante no sólo para las personas que conocieron a Sir James Fownes Somerville, sino que a lo mejor dejó una señal mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Sir James Fownes Somerville de modo personal.Sir James Fownes Somerville fue una persona que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Sir James Fownes Somerville, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Sir James Fownes Somerville, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Sir James Fownes Somerville, gentes a quienes de de una u otra forma Sir James Fownes Somerville influyó, y indudablemente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Sir James Fownes Somerville.
(Wells, 1882-1949) Almirante británico. Durante la Segunda Guerra Mundial fue comandante de la flota británica en el Mediterráneo, con base en Gibraltar, y de la flota británica en Extremo Oriente.
Integrante de la Royal Navy desde el año 1898, ascendió en el escalafón mediante consecutivas ofertas. Capitán de fragata en el año 1915, tuvo una actuación distinguida en las operaciones navales llevadas a cabo en el ajustado de los Dardanelos por la parte de las tropas aliadas a lo largo de la Primera Guerra Mundial. Ascendido al nivel de capitán de navío en el año 1921, estuvo adelante del Departamento de Señales del Almirantazgo hasta 1927, año en el que sirvió en la escuadra del vicealmirante J. D. Kelly. En el año 1929 fue nombrado instructor del Colegio Imperial de Defensa, ya que abandonó para enviar, en el año 1931, el acorazado Norfolk. Tras ser jefe de los cuarteles del armamento del puerto de Portsmouth, en el año 1933 fue impulsado al nivel de contraalmirante.
Entre los años 1933 y 1939, Somerville desarrolló una fulgurante carrera militar, primero como directivo de los Servicios de Personal, de 1934 a 1936, para más tarde ser nombrado comandante de las flotas de destructores de la escuadra destinada en el Mediterráneo hasta el año 1938; en ese destino le llegó el ascenso a vicealmirante (1937). En el año 1938 fue nombrado jefe de la flota de las Indias Orientales, nivel que sostuvo hasta el mes de abril del año 1939, instante en que se retiró del servicio militar activo.
Al empezar la Segunda Guerra Mundial, Somerville se reincorporó a la Royal Navy para tomar partido, como segundo del general Ramsay, en la precipitada evacuación de las tropas inglesas frente a la ofensiva alemana en Dunkerque. Nombrado a inicios del año 1940 comandante en jefe de las fuerzas navales británicas en el Mediterráneo con base en Gibraltar, arbolando su insignia en el acorazado Renown, Somerville resguardó perfectamente las vitales comunicaciones con la isla de Malta y participó en la persecución y hundimiento del acorazado alemán Bismarck en aguas del océano Atlántico, el 27 de mayo del año 1941.
Frente al miedo de que la flota francesa fuera a engrosar las filas de la Armada alemana (Kriegsmarine), Winston Churchill dio orden a Somerville de supervisar todos y cada uno de los navíos que no hubiesen acudido a la convocatoria del general Charles de Gaulle. Tras regentar un ultimátum a la flota francesa fondeada en Mers el-Kebir, Somerville abrió fuego, hundiendo un notable número de naves (3 de julio del año 1940). Después de librar la guerra del cabo de Teulada en el mes de noviembre del año 1940 contra los italianos, Somerville pasó a regentar la flota británica en el Extremo Oriente hasta el año 1944, donde resaltó por la toma de la isla de Madagascar.
Ascendido a jefe de la delegación del Almirantazgo en Washington (Estados Unidos de América) y integrante del Estado Mayor aliado, en el año 1944 Somerville participó en el avance de la estrategia aliada hasta el objetivo del enfrentamiento, tras lo que fue ascendido al nivel de almirante y nombrado Caballero del Imperio Británico en reconocimiento a los servicios prestados a la Corona.
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