Severo Ochoa

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que atesoró Severo Ochoa en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Severo Ochoa, sino que posiblemente produjo una huella mucho más insondable de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Severo Ochoa de forma personal.Severo Ochoa ha sido un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Severo Ochoa, atraen nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Severo Ochoa, porqué Severo Ochoa vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Severo Ochoa

(Luarca, Asturias, 1905 - Madrid, 1993) Bioquímico español que fue Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959. Compartió el premio con el bioquímico Arthur Kornberg, por sus descubrimientos sobre el mecanismo de la síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN).

Severo Ochoa estudió en Málaga, localidad a la que se trasladó con su familia tras el fallecimiento de su padre en 1912. Su interés por la biología fue estimulado en parte importante por las publicaciones del enorme neurólogo español Santiago Ramón y Cajal; Ochoa se trasladó a Madrid y cursó estudios de medicina que, en aquella temporada, eran los que mejor salida daban a sus perspectivas futuras.

Se licenció en 1929 por la Universidad Complutense de Madrid doctorándose poco después. Sin embargo, jamás ejercitó la medicina; exactamente el mismo declaró en varias oportunidades que no había visto a un enfermo desde el instante en que salió de la Facultad. Durante su estancia en Madrid vivió en la Residencia de Estudiantes, donde ingresó en 1927, y allí fue compañero de enormes intelectuales y artistas de la temporada, como Federico García Lorca y Salvador Dalí.

En la Universidad madrileña fue instructor ayudante de Juan Negrín y le fueron concedidas múltiples becas para agrandar sus estudios en las Universidades de Glasgow, Berlín y Londres, y primordialmente en Heidelberg, en concreto en el Instituto Kaiser Wilhelm para la Investigación Médica; a lo largo de este periodo de tiempo trabajó en la bioquímica y la fisiología del músculo, bajo la dirección del instructor Otto Meyerhof, cuya predominación fue definitiva en el momento de tomar una visión en su futura carrera científica.

En 1931, ahora de vuelta en Madrid y en exactamente el mismo año de su boda con Carmen García Cobián, fue nombrado Profesor Ayudante de Fisiología y Bioquímica de la Facultad de Medicina de Madrid, cargo que ocupó hasta 1935. En 1932 efectuó los primeros estudios esenciales sobre enzimología en el Instituto Nacional para la Investigación Médica de Londres, y en 1935 fue invitado por el instructor Carlos Jiménez Díaz a asumir la Dirección del Departamento de Fisiología del Instituto de Investigaciones Médicas de la Ciudad Universitaria de Madrid.

En 1936 reventó la Guerra Civil Española y esto favoreció la partida de Severo Ochoa hacia entornos mucho más propicios para la investigación. Así, llegó nuevamente a Alemania y en ese año fue designado asistente de investigación invitado en el Laboratorio de Meyerhof de Heidelberg, donde estudió las enzimas de determinados pasos de la glucolisis y de las fermentaciones.

Pero tampoco duró aquí bastante tiempo, ya que la invasión nazi no tardó en llegar y debió escapar del país, puesto que su jefe era judío. En 1937 se trasladó a Plymouth y allí estudió en el Laboratorio de Biología Marina, y desde 1938 hasta 1941 se dedicó al estudio de la función biológica de la tiamina (vitamina B1) y de otras caracteristicas enzimáticos del metabolismo oxidativo, en el Laboratorio de Rudolph Peters de la Universidad de Oxford.

Emigró a los Estados Unidos en 1941, en esta ocasión a raíz del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Comenzó su andadura de america con un cargo en el Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en San Louis, y allí efectuó atrayentes estudios enzimológicos con los estudiosos Carl Cori y Gerty Cori. Posteriormente, en 1942, pasó a trabajar en la Universidad de Nueva York, donde continuó una gran parte de su historia; allí, y estimulado por su mujer, emprendió una carrera de investigación sin dependencia que después daría sus frutos, mientras que hacía su tarea como estudioso asociado en la Facultad de Medicina.

Aunque Severo se encontraba convencido de las ventajas que les reportaría la nacionalidad de america, dejó que fuera su mujer la que tomara, después, la resolución de soliciar la ciudadanía de america, que les fue concedida en 1956; pero según sus expresiones él siempre y en todo momento se consideró "un exiliado científico, no político".

Sus ensayos completados en esta temporada sobre farmacología y bioquímica, en especial en el campo de las enzimas, le valieron la Medalla Bewberg de 1951. Investigó el metabolismo de los hidratos de carbono y de los ácidos grasos, y descubrió una exclusiva enzima que aclaraba el mecanismo de oxidación del ácido pirúvico (período de Krebs); asimismo estudió el papel del complejo vitamínico B en estos ciclos y el desarrollo de fijación de CO2 por la parte de las plantas verdes en la fotosíntesis. Pero sus primordiales indagaciones se centraron en los fosfatos de alta energía que participaban en las reacciones bioquímicas.

Eran estos unos años en los que la bioquímica experimentaba una revolución a nivel molecular; de esta manera en 1953, James Watson y Francis Crick habían propuesto un modelo con apariencia de doble hélice que explicaba la composición molecular del ADN (ácido desoxirribonucleico) y en 1955 Severo Ochoa descubrió y aisló una enzima de una célula bacteriana de Escherichia coli, que él llamó polinucleótido-fosforilasa y que entonces fue famosa como ARN-polimerasa, cuya función catalítica es la síntesis de ARN (ácido ribonucleico), la molécula que se requiere para la síntesis de proteínas.

Con esa enzima, Ochoa logró por primera vez la síntesis del ARN en el laboratorio, desde un sustrato conveniente de nucleótidos (sus elementos elementales). Un año después, el bioquímico estadounidense Arthur Kornberg, acólito de Ochoa, probó que la síntesis de ADN asimismo necesita otra enzima polimerasa, concreta para esta cadena. Ambos compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959 por sus descubrimientos.

Estos expepcionales descubrimientos dejaron más tarde el desciframiento del código genético (que se verificó era universal para todos y cada uno de los seres vivos) y la confirmada aptitud reproductiva de los ácidos nucleicos logró que estos fuesen ahora considerados como las moléculas de la herencia biológica. Por ello, el científico Hermann Joseph Muller aseveró que la vida se creo artificialmente en el laboratorio en 1955, en referencia al ensayo de Ochoa.

Posteriormente, vista la relevancia biológica de la doble hélice de ADN, Watson y Crick compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1963. Severo Ochoa continuó estudiando el mecanismo molecular de la lectura del mensaje genético y su expresión. En 1971 fue nombrado Director del Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid. Dejó la Universidad de Nueva York en 1975, regresó a su país de origen y en la década de 1980 dirigió 2 conjuntos de investigación en biosíntesis de proteínas simultáneamente, uno en el Instituto de Biología Molecular de Madrid y otro en el Roche Institute of Molecular Biology de Nueva Jersey, en Estados Unidos, hasta el momento en que en 1985 fijó su vivienda finalmente en España. Aunque se jubiló de manera oficial en 1975, jamás abandonó la investigación.

En mayo de 1986 murió su mujer, y esto supuso para Severo un golpe durísimo que le sumergió en una suerte de profunda depresión. A partir de entonces, Ochoa decidió no regresar a divulgar ningún trabajo científico mucho más, con lo que puso completamente fin a su refulgente carrera. A partir de entonces se dedicó eminentemente a ofrecer charlas, a atender a los medios y a tratar con los alumnos del Centro de Biología Molecular de Madrid. En junio de 1993, Severo Ochoa presentó en Madrid su biografía llamada La emoción de conocer, redactada por el periodista Mariano Gómez-Santos, y en el mes de noviembre de ese año murió en Madrid, a la edad de 88 años, como consecuencia de una neumonía.

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