Sara Baras

Ya sea inspirando a más seres humanos o tomando parte de la acción. Sara Baras es uno de esos sujetos cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Sara Baras es conocer más sobre periodo preciso de la historia del ser humano.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Sara Baras, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Sara Baras, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Sara Baras, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Sara Baras influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Sara Baras.

Las biografías y las vidas de personas que, como Sara Baras, seducen nuestra atención, deben servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Sara Baras, el motivo por qué Sara Baras vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Sara Baras

(Cádiz, 1971) Bailarina y coreógrafa de españa. Sara Pereira Baras nació el 25 de abril de 1971 en la localidad de Cádiz, donde radicaban entonces sus progenitores, Concha Baras (María de la Concepción Baras Herrera), maestra de baile flamenco y asimismo bailaora con extendida trayectoria adelante de su compañía, y el coronel de infantería de marina Cayetano Pereira.

Contaba ocho años en el momento en que la familia se trasladó a la próxima San Fernando, localidad natal de su madre, quien abrió allí una escuela de baile y también logró de Sara la pupila mucho más demandada. Concha Baras tocaba el piano y organizaba en su casa asambleas con sus hijas y las de sus amigas en las que pretendía transmitirles lo que aprendía en Jerez con Cristóbal el Jerezano, y enseguida apreció que la pequeña Sara apuntaba formas.

Con diez años, Sara amenizaba las cenas de gala que daban los superiores de su padre, y no transcurrió bastante tiempo en el momento en que ahora formaba una parte de Los Niños de la Tertulia Flamenca, un conjunto con el que recorrió todos y cada uno de los festivales de flamenco de Andalucía e inclusive bailó frente a la reina Sofía.

De su contacto con la gitanería de Cádiz había cogido bastante arte, lo que unido a una técnica aprendida con especialidad de hierro conformaba un coctel explosivo. Pero su madre se negaba a que bailara sola, como ella deseaba; le afirmaba que «una pequeña debe comprender aguardar y no acaparar importancia». Y de esta manera hasta los diecisiete años, en que la dejó dejar caer amarras.

Tras su debut en el teatro Alameda de su localidad natal, actuó enseguida al lado de los enormes (como Camarón de la Isla, Tomatito, Manuela Carrasco, Pansequito) antes de pasar a ser parte de la compañía de Manuel Morao, donde disfrutaba de independencia para bailar a solas, como logró en 1989 en el software-certamen de Televisión Española Gente Joven, en el que ganó el primer premio, o con otros conjuntos, como en el momento en que bailó al lado de su madre y Joselito Fernández en el montaje Leyendas, de la compañía de Paco Moyano, antes de viajar a Japón, en 1990, y accionar a lo largo de seis meses en la salón El Flamenco de Tokyo.

Bailaora de proyección en todo el mundo

Con la compañía Manuel Morao y los Gitanos de Jerez actuó en el Festival de Teatro Flamenco Alhambra ’89, en Granada, y salió asimismo al extranjero. En 1991 se presentó a lo largo de un par de meses en el teatro Éduard VII de París. Sin dejar la compañía, por año siguiente se presentó en la Bienal de la Danza de Lyon y en el Palacio de Congresos de París formando pareja artística con Javier Barón. Luego, a lo largo de la celebración de la Expo ’92 en Sevilla, bailó nuevamente en el espectáculo de Manuel Morao en el Auditorio de La Cartuja, y a fines del mismo año en el teatro Town Hall de Nueva York.

Ahora en 1994 bailó al son del cantaor Enrique Morente, entonces con la compañía de Paco Peña, con la que efectuó una da un giro por múltiples países de Europa, y después en la Bienal de Flamenco de Sevilla. Pero, sin embargo la importancia de todas y cada una de las vivencias precedentes, fue desde la primavera de 1996, tras ser parte del espectáculo Mujeres, de la compañía de Merche Esmeralda, estrenado en el teatro Principal de Vitoria y que se paseó después por Madrid, Barcelona y el Festival de Segovia, en el momento en que su colaboración con Antonio Canales la situó inmediatamente a las puertas del triunfo.

Antonio Canales se encontraba por entonces en la cima de su trayectoria. Sara se integró en su compañía como artista convidada en la producción Gitano (1996-1997), presentada en la Bienal de Sevilla y con la que asistió al Festival de Otoño de Madrid en el teatro Albéniz antes de recorrer las primordiales salas de España. La asociación entre los dos bailarines se alargó hasta principios de 1999, pero antes, utilizando la suspensión de un nuevo espectáculo de Canales, La Cenicienta, que ella debía interpretar, decidió conformar su compañía.

El Ballet Flamenco Sara Baras

Sara presentó su compañía, el Ballet Flamenco Sara Baras, a fines de 1997 como cierre del XXXVII Festival Nacional del Cante de las Minas, y consiguió el beneplácito de crítica y público. En abril del año siguiente, con un espectáculo que tituló Sensaciones, un paseo por los diferentes palos del flamenco en el que bailaba una farruca con pantalones que puso de pie al Auditorio de Murcia, inició el enorme despegue, y en 1999, el estreno, en el teatro Villamarta de Jerez, de Sueños, un nuevo montaje de su compañía, la situó terminantemente en la esfera de prestigio que ocupa tras ganar el primero de los 4 premios Max con que fué distinguida.

Mientras tanto, compaginó su actividad en su compañía, con la que se presentó en el Festival Evian, comandado por Mstislav Rostropovich, y en la Bienal de Flamenco de Sevilla, con actuaciones en otras formaciones como artista convidada: además de la de Canales, actuó en la compañía flamenca de Eduardo Serrano, el Güito, con la que en la Navidad de 1999 se presentó en el Théâtre du Châtelet de París.

Sin embargo, su popularidad se incrementó en la medida en que amplió su tarea a otros realizados. El mejor escaparate fue el software de televisión Algo mucho más que flamenco, en el que se descubrió como una competente comunicadora, si bien asimismo cosechó halagos con sus incursiones en el planeta de la tendencia. Fue el broche final de la compilación de Amaya Arzuaga en la Semana de la Moda en Londres, participó en el catálogo de joyas de Cartier, desfiló más tarde para Francis Montesinos en la Pasarela Cibeles y en Lisboa, y ella y las pertenecientes de su compañía fueron las encargadas de mostrar la lencería de la firma Triumph.

Lo asombroso es que, de manera simultánea, se embarcara en proyectos tan ambiciosos como llevar a su lote la vida de heroínas de la historia de españa con los peligros que podían entrañar adaptaciones de esa naturaleza. Primero fue la reina Juana I de Castilla en la producción llamada Juana la Loca (Vivir por amor), que, con la dirección de Luis Olmos y su coreografía, presentó en el teatro de La Maestranza de Sevilla, en el contexto de la Bienal de Flamenco de 2000, y cuya buena acogida le aseguró un par de meses la salón llena en el teatro Coliseum de Madrid y novedosas giras mundiales.

Posteriormente, asimismo en Sevilla, en la XII Bienal de Flamenco, conmemorada en el mes de septiembre de 2002, estrenó el montaje Mariana Pineda, la heroína liberal cuya vida llevó a escena Federico García Lorca, en una versión concebida y apuntada por Lluís Pasqual y con música del guitarrista y compositor Manolo Sanlúcar. El éxito fue aún mayor y no solo le valió el Premio Nacional de Danza sino, además de esto, le presagió un sinfín de representaciones (en Barcelona, Milán, París, Washington, Boston, Nueva York, Miami, São Paulo, Caracas y Madrid, por ejemplo ciudades), que todavía prosiguen con exactamente el mismo entusiasmo, tanto del público como de la bailaora, persuadida de que el baile flamenco, que recientemente parecía cosa de hombres, precisaba mujeres de bandera como ella.

Tras conseguir el Premio Nacional de Danza, en el primer mes del año de 2004 emprendió una exclusiva serie de giras de todo el mundo que se inició con su presentación en el City Center de Nueva York y que acabaría en los primeros días de 2005 en el Théâtre des Champs Elysées de París. En marzo fue distinguida con la Medalla de Andalucía.

La herencia del arte gaditano

El palíndromo que forma su nombre artístico (se lee igualmente derecha a izquierda) es la guinda del pastel, el ingrediente que remata una armonía fraguada con otras sabias composiciones de elementos contrapuestos (fuerza y ligereza, especialidad y independencia, técnica y apasionamiento) y sus talentos naturales. Bailaora de los pies a la cabeza, Sara Baras ha conocido cautivar a eruditos y profanos. Público, crítica y también instituciones coinciden en el reconocimiento de su talento y resaltan su intención rompedora de arquetipos, aparente en la fusión de elementos modernos y artes escénicas que dominan en sus espectáculos.

Sólo ciertos puristas del flamenco, renuentes además a otras fusiones que, desde el género, han realizado otros artistas en los últimos tiempos, estiman que esas sumes lo deforman, y detallan su conflicto con la bailarina, que manifiesta que «el flamenco no posee reglas ni leyes». Sin duda mucho más leales a su liturgia, la mayor parte de estos críticos suponen que la artista está sobrestimada en relación a otros expertos que reúnen tanta o mucho más sabiduría y no tan buena suerte y que, como antes sucediera con Joaquín Cortés o Antonio Canales, hablamos de un fenómeno mediático.

A esta apreciación ayuda su importancia en hechos extraños a su trabajo, como ser comunicadora de televisión, imagen promocional de Andalucía o modelo ocasional de pasarela como convidada «de gran lujo». Con todo, hasta los mucho más puristas aceptan en ella un atrayente increíble y técnica y conocimiento suficientes para ser la enorme estrella que es.

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Indudablemente descubrir en lo más recóndito a Sara Baras es algo que está reservado a escasas personas, y que pretender reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Sara Baras es una especie de puzzleque a lo mejor logremos rehacer si contribuimos todos en conjunto.

Por esta razón, si eres de aquellos que creen en que de forma colaborativa se puede elaborar algo mejor, y conservas información con respecto a la vida de Sara Baras, o en relación con algún faceta de su persona u obra que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de un ser como Sara Baras, que detentó su significación en una época concreta, es vital tratar de ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para contarnos qué conocimientos posees acerca de Sara Baras. Estaremos muy contentos de perfilar esta biografía con más información.