Ya sea inspirando a más seres humanos o formando parte de la acción. Samuel Sánchez es una de esas personas cuya vida, en verdad, merece nuestro interés debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Samuel Sánchez es conocer más acerca de una época concreta de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que tuvo Samuel Sánchez en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue determinante no sólo para las personas que trataron a Samuel Sánchez, sino que a caso legó una señal mucho más insondable de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Samuel Sánchez de forma personal.Samuel Sánchez ha sido un ser humano que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Samuel Sánchez
(Samuel Sánchez González; Oviedo, 1978) Ciclista español, entre los gregarios mucho más importantes del pelotón en todo el mundo. Entre sus triunfos resalta la medalla de oro en ruta (fondo en carretera) en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde hicieron de gregarios del asturiano vencedores como Alejandro Valverde, a quien Samuel había ayudado a ganar el Mundial en 2007.
Nativo de el seno de una familia que dirigía un taller de motocicletas BMW, Samuel Sánchez habría podido ocuparse al motociclismo de competición, pues ahora de muy crío se subía a las motocicletas del taller. Aprendió con las motocicletas a bajar de manera imprudente, lo que quizás influyó en que después, como ciclista, se transformase en de los mejores en los descensos.
A pesar de la fascinación del pequeño por las motocicletas, su padre lo anotó en el Club Ciclista Colloto de Oviedo, donde aún infantil comenzó a poner énfasis sobre el resto de compañeros, “alucinado” (según expresiones textuales) por las gestas de un tal Lance Armstrong en el Tour de Francia. Las características de aquel diamante en bárbaro llegaron a oídos del patrón del aparato vasco Euskaltel, Mikel Madariaga, quien solicitó el permiso paterno para llevárselo al País Vasco, tras ser Samuel subcampeón cadete de fondo en carretera con la selección asturiana en 1994.
En el País Vasco lo acogió Roberto Heras en su casa de Galdácano, y adiestró por un tiempo en el vizcaíno Club Olarra, para principantes. Poco después se encargó de él a todos y cada uno de los efectos Tomás Amezaga, un masajista del Euskaltel que no solo le dio techo sino se transformó en su segundo padre. Pero la desaparición de su madre gracias a un cáncer frenó la proyección de Samu, como ahora era popular por el ambiente. A partir de entonces, sus abuelos maternos se trasladaron al País Vasco para hacerse cargo de él.
Siempre y en todo momento en Euskaltel, comenzó como profesional en 2000, pero pasó sus primeros tres años sin ganar un título, hasta el momento en que en 2004 conquistó la Escalada a Montjuïc, donde compiten los más destacados corredores del pelotón en todo el mundo. Fue un punto de cambio que lo lanzó hacia lo prominente del top español. Ganó 4 etapas de la Vuelta a España, (una en 2006 y tres en 2007), siempre y en todo momento como gregario. Fue además de esto subcampeón de la UCI Protour en 2006, año en que una cuarta parte puesto en el Mundial asistió a la conquista del título por la parte de Valverde.
La Vuelta a España la habría conquistado si otros hubiesen trabajado para él, pero Samu, un hombre dócil, nunca puso en cuestión la supremacía de su jefe de filas. Aun de este modo, en 2007 subió al podio como tercero en la Vuelta, tras haber ganado una contrarreloj, con la que sumaba cinco victorias de etapa en la ronda de españa. El Tour no se le daba bien, por el hecho de que en ocasiones no comprendía las órdenes del directivo del aparato, que le daba poca independencia. En sus 2 primeras participaciones en la ronda francesa, abandonó de manera voluntaria la carrera, y solo regresó en 2007, año en que acabó séptimo. En 2008, ahora mucho más seguro de sus opciones, regresó como capitán del Euskaltel y acabó como segundo mejor español tras el vencedor, Carlos Sastre.
El ciclismo español, que no había encontrado un sustituto de Miguel Indurain, dio pruebas fehacientes en 2008 de que el pentacampeón del Tour había dejado el lote abonado. No solo brotó un nuevo valor incontestable como Alberto Contador (2 Tours en 2007 y 2009 y un Giro en 2008), sino surgieron doce enormes corredores capaces de ganar cualquier carrera. Entre ellos sobresalían, aparte de Samu, Valverde, el primer español que ganó la tradicional Lieja-Bastoña-Lieja (2008) y en cuyo palmarés aparecen 2 platas y un bronce en los Mundiales, tal como Óscar Freire, el ciclista de los sprints, con tres títulos mundiales, 2 Milán-San Remo y 4 etapas del Tour.
En todos y cada uno de los deportes de elite, los investigadores acostumbran a adivinar quién va a ser el vencedor, barajando al límite 2 o tres nombres. Pero ocasionalmente brinca la sorpresa. En los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 el preferido era Alejandro Valverde, teóricamente el mucho más fuerte del mezclado español, conformado por cinco corredores. Pero el “tapado” fue Sánchez, pormenor que antes de iniciarse la carrera solo sabían el seleccionador Francisco Antequera y nuestro entusiasmado. Valverde no soportó el esprint en subida y asistió a su compañero, el único no vasco del aparato al que pertenecía, Euskaltel, más allá de que en los Juegos se compite bajo la única bandera del país.
Sánchez creyó que tenía la medalla de oro asegurada en el momento en que solamente quitaban 200 metros, pero viró la cabeza y vio que le proseguían 4 corredores, entre ellos Valverde, a pesar de que los vio un tanto desfondados. Valverde marcó hasta el momento en que ha podido al italiano Davide Rebellin y al suizo Fabian Cancellara, los dos buenos velocistas. “En los últimos 150 metros, en subida, comencé a bajar piñones, cerré los ojos, respiré hondo y me mentalicé para morirme hasta la misión”, aseveró tras imponerse a sus inmediatos seguidores, Rebellin y Cancellara. “Morirme hasta la misión” es exactamente entre las máximas del nuevo vencedor olímpico.
Con esta medalla de oro, España completaba el único título que le hacía falta en el palmarés olímpico, tras el de José Manuel Moreno en quilómetro contrarreloj en pista en Barcelona ’92, el de Miguel Induráin en la contrarreloj de Atlanta ’96 y el de Joan Llaneras en puntuación en Sydney 2000 y Pekín 2008. En el podio, sorprendido y sin comprender qué realizar, sacó su cámara fotográfica y su móvil inteligente. Hizo una fotografía a los cronistas y otra a una mano a sí mismo: “Ganas esta carrera y la satisfacción se multiplica por 4, por el hecho de que absolutamente nadie va a poder arrebatarme el título hasta los Juegos de 2012”. Tras esta declaración, en el móvil inteligente recibió las felicidades de Juan Carlos I y de los príncipes Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. Conversó con doña Letizia y, bromeando, se dieron cuenta que los dos podían formar parte al mismo árbol genealógico.
Samuel Sánchez es un hombre relajado, pero extrovertido y alegre. Le da algo de íra que le admiren mucho más en el País Vasco que en Asturias (“donde Fernando Alonso, con razón, nos resta popularidad a los otros atletas de elite”, se sinceró frente a una pregunta de los cronistas tras ganar el oro olímpico). A sus treinta años afirma que le queda cuerda para rato por el hecho de que se ha precaución bastante y por el hecho de que todos los años optimización en algún aspecto. No en balde, pese a ser un fondista, en 2007 ganó 2 contrarrelojes. Cuando descansa se recluye en su casa de Güañes, Vizcaya, al lado de su mujer, Vanessa, y su primogénito, nativo de marzo de 2007. Allí, adiestra con el computador, frecuentemente acompañado de su mejor amigo, el asimismo ciclista Igor Antón; visiona películas, escucha música o le da al PSP.
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Está claro que descubrir en lo más recóndito a Samuel Sánchez es algo que se reserva a pocas personas, y que tratar de recomponer quién fue y cómo fue la vida de Samuel Sánchez es una especie de puzzleque tal vez lleguemos a reconstruir si colaboramos todos juntos.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de un ser como Samuel Sánchez, que detentó su importancia en una época determinada, es fundamental intentar brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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