Las biografías y las vidas de personas que, como Sami Naïr, cautivan nuestra atención, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Sami Naïr, el motivo por el cual Sami Naïr vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Tremecén, 1946) Político y pensador francés de origen argelino que ha señalado como entre los mucho más refulgentes expertos de europa en cuestiones de inmigración y como asesor del gobierno francés para las políticas similares con estos movimientos de población. En su obra ha plasmado su sueño de un planeta solidario, en el que la integración de los inmigrantes y la superación de las diferencias entre hombres y etnias se genere a través de un diálogo enriquecedor.
Sami Naïr nació el 23 de agosto de 1946 en Tremecén, Argelia. Sin embargo, no continuó en tal país a lo largo de un buen tiempo. Su padre, Lakdar Naïr, era militar del ejército francés, y en el momento en que su hijo contaba tan solo un año de edad, la familia se trasladó a Belfort, Francia. Allí efectuó sus estudios de principal y secundaria. Su origen argelino marcaría intensamente su historia, puesto que este fue la causa de su colosal y temprano interés por las distintas etnias mediterráneas y sus estudios sobre inmigración.
Tras sus primeros años de estudios, los intereses del joven Naïr se dirigieron hacia los estudios jurídicos. Así, con dieciocho años marchó a París, donde inició la carrera de derecho en la Sorbona. Sin embargo, su cabeza intranquiliza le llevó a interesarse prontísimo por otras disciplinas extrañas a los códigos y la legislación, de forma que, desde 1967, empezó a cursar estudios de filosofía en exactamente el mismo centro universitario, donde conseguiría al final la licenciatura.
Su interés por la actividad política empezó a formarse asimismo en la década de los sesenta, como no podía ser de otra forma, ya que estudió en medio de una temporada de apogeo de los movimientos sociales que desembocaron en el Mayo del 68. Durante este tiempo, sus inquietudes intelectuales y sus características como estudiante llamaron la atención de sus instructores, ciertos de ellos intelectuales muy respetados, lo que le llevó a ocupar la plaza de asistente del instructor Lucien Goldmann, a lo largo de su estancia en la Sorbona.
En 1970, tres años antes de conseguir el título de doctor en filosofía, fue nombrado asistente del Departamento de Filosofía de la Universidad de París VIII por el reputado pensador Michel Foucault. Apasionado de la vida académica, continuó aprendiendo en tal facultad hasta 1978, fecha donde consiguió el doctorado en letras y ciencias humanas. Al año siguiente, Naïr fue nombrado titular de la cátedra de teoría política en la Sorbona.
En defensa de la inmigración
De sus múltiples facetas como político y también intelectual, aquella por la que Naïr llegó a ser mucho más popular y apreciado fué la de defensor de los derechos de los inmigrantes, que le llevó a meterse en el enfrentamiento sobre la inmigración, con una posición de oposición extremista a cualquier manifestación xenófoba o racista.
En 1994 el presidente francés, François Mitterrand, le solicitó la elaboración de un informe que se transformó en un modelo de integración de inmigrantes y que definía el término de codesarrollo como iniciativa central para ayudar a dicho fin. Tras la decisión de Lionel Jospin como presidente, en el mes de junio de 1997, Naïr fue nombrado encargado interministerial para el Codesarrollo y las Migraciones Internacionales, con lo que quedó bajo su cargo la política francesa en temas de administración de los flujos migratorios.
La llamada «fórmula Naïr» sobre el codesarrollo -que persigue terminar con la cuestión de la inmigración o, cuando menos, conseguir que esta deje de ser considerada como un inconveniente popular- llegó a transformarse en entre los ejes centrales de la política europea sobre flujos migratorios. Sobre este tema, Naïr aseveró en una ocasión: «La inmigración no es un inconveniente político. Es un fenómeno popular, como el desarrollo demográfico, el incremento de los matrimonios o de los divorcios o la distribución territorial de la población, que obedecen a tendencias de enorme peso». A lo que agregaba: «La función de los poderes públicos no ha de ser jugar con los espectros y los temores que brotan indudablemente de estas mutaciones sino más bien argumentar la situación a la población, lograr que se respeten los derechos y deberes de los recién llegados y explotar para agrandar el campo de acción del Estado de derecho». Lo opuesto, aseguraba, sería transformar la inmigración en «mercancía electoral».
La «fórmula Naïr» se ha relacionado con el accionar real de los inmigrantes: estos, en el momento en que emigran para trabajar en un país extranjero, ahorran el dinero que ganan para enviárselo a sus familias. Así ya que, se trataría de beneficiar la aptitud de ahorro de los inmigrantes y encauzar este dinero hacia proyectos en sus países de origen. De esta forma, la meta a cumplir radica en detallar microproyectos y relaciones horizontales entre los ayuntamientos de los países de acogida y los de origen.
El plan de Naïr tiene dentro además de esto otras ideas destinadas a normalizar la relación entre los inmigrantes y la sociedad. Para ordenar los flujos migratorios y eludir que la inmigración desborde la aptitud de acogida de los países desarrollados, ofrece arrancar, en coordinación con los países de origen, políticas de cupos, lo que además de esto supondría mayores adversidades para las redes mafiosas dedicadas a ingresar en otros países mano de obra ilegal. Es precisamente exactamente la misma política que fué seguida exitosamente por la mayoría de los países de europa, incluida España.
Si bien las aportaciones de Sami Naïr en materia popular tienen un perfil político bien definido, sus postulados han bebido de muchas fuentes distintas y a veces dispares. Cuando se pronounció sobre su ideología, se definió a sí mismo como un socialista republicano, pero, más que nada, como un intelectual heterodoxo, como un individuo «irreductiblemente libre de toda ortodoxia». Ello le llevó a complementarse en el Movimiento de los Ciudadanos, fundado en 1993 y que quiere ser un partido de izquierdas, a medio sendero entre el Partido Comunista (PCF) y el Partido Socialista (PSF), con fuertes elementos sociales y por el que fue escogido eurodiputado.
Aparte de su tarea intelectual y política, Naïr ha creado una intensa actividad enseñante, que le llevó a impartir tutoriales en diferentes universidades de Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y el Magreb. En España ha dirigido, desde inicios de 1996, la primera cátedra de estudios mediterráneos, establecida en la Universidad de Valencia.
Escribió varios productos de filosofía, economía, crítica literaria y ciencias políticas en las primordiales gacetas académicas de Francia y de otros países. Firma frecuentemente productos en periódicos franceses como Le Monde y Libération o el español El País. Sus libros fueron traducidos al inglés, al italiano, al heleno, al portugués, al español y al catalán. Entre ellos resaltan Le regard des vainqueurs, les enjeux français de l’immigration (1992), El Mediterráneo el día de hoy, entre el diálogo y el rechazo (1995), En el nombre de Dios (1995), Le déplacement du monde (1996, en colaboración con Javier de Lucas), Politique de civilisation (1997, en colaboración con Edgar Morin), Las lesiones abiertas (1998), El peaje de la vida (2000, en colaboración con Juan Goytisolo) y La inmigración explicada a mi hija (2001).
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