La historia universal está escrita por las mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela sociedad, de una forma u otra,prospere.
(Romario da Souza Faria; Río de Janeiro, 1966) Futbolista brasileiro, de los mejores delanteros que dió el prolífico fútbol carioca. Tras un largo periplo por el fútbol europeo, regresó a su país para jugar en múltiples equipos de renombre y, a los 40 y un años de edad, alcanzó en 2007 la mágica cifra de mil tantos, marca que hasta el momento ostentaba a solas el legendario Pelé.
Nativo de un vecindario de favelas de Río, su padre, aficionado al fútbol, fue además de esto su primer entrenador en el aparato de vecindario en el que Romario se formó desde los 4 hasta los trece años. En 1981 fichó por el Vasco da Gama, donde jugó como aficionado hasta 1985, tras haber puesto ahora de manifiesto su aptitud goleadora.
Bajo de estatura (no llega a 1,70 metros) y de complexión prudente, reemplazó esas faltas con una capacidad, imaginación y fantasía singulares para un delantero centro. Su imaginación y elasticidad en el área le valieron múltiples epítetos, pero él se quedó con la explícita definición del inefable Jorge Valdano: “Es un jugador de dibujos animados”; hoy día hubiese dicho “de PlayStation”, expresión usada por Arsène Wenger para detallar a Leo Messi. Poco trabajador, mujeriego y apasionado de la noche, parecía designado a una carrera corta. Pero su aptitud para volver como estaba logró el resto, transformándose en entre los futbolistas mucho más longevos que se marcó el reto de no retirarse hasta lograr la mágica cifra de los mil tantos, que ostentaba a solas Pelé. Cuando logró pública su intención, varios sonrieron por lo bajo.
En febrero de 1985 logró su debut con el primer aparato y se transformó en profesional. Era un goleador nato, con lo que en la temporada 1985-1986 dio el salto a Europa, en el PSV Eindhoven, con el que ganó tres Ligas y marcó 165 tantos en 157 partidos. En 1992 su proyección en todo el mundo dio un salto cualitativo al fichar por el Futbol Club Barcelona, con el que en la temporada 1993-1994 ganó la Liga, logrando el Pichichi con los 30 tantos prometidos. Aquel año, además de esto, se proclamó vencedor de todo el mundo y fue escogido por la FIFA el más destacable jugador del torneo.
Su estancia en Barcelona duró solo hasta 1996, año en que regresó a Brasil para divertirse con el Flamengo. Regresó a España para jugar efímeramente con el Valencia Club de Fútbol, en el que solamente fue titular gracias a su agresividad y vida disoluta. Por ello, tras ganar en 1997 su segunda Copa América, regresó al Flamengo, en el que solo jugó la temporada 1998-1999. Aun de esta manera, en sus 2 estancias en este aparato ganó 2 torneos estatales, otras tantas Copas Guanbara y una Copa Mercosur, con una marca de 204 tantos del Baixinho, como es popular por sus compañeros y por la prensa enfocada.
Por ese momento, aquel jugador tímido y guardado fuera del campo se sumió en una grave depresión, que solo superó al regresar a “su” Vasco da Gama, en el que jugó la temporada 2000-2001, anunciando por enésima vez su retirada. Sin embargo, a fines de 2001 aceptó jugar ciertos partidos con el Fluminense, que le ofreció una suma cargada. Disputó empero 77 partidos y marcó 84 tantos, pero sus comunes indisciplinas y su combate con el entrenador, Alexandre Gama, favorecieron su despido el 20 de octubre de 2004. Anunció nuevamente que colgaba las botas. Sin embargo, abandonó el aparato oyendo las sirenas de las exorbitantes fichas que ofrecían los jeques árabes. Por ello en 2003 disputó múltiples partidos con el Al Saad de Qatar.
A su regreso, él mismo organizó un partido de homenaje a su persona que se disputó en el Coliseum de Los Ángeles, donde un aparato de veteranos brasileiros se encaró a México, al que derrotó por 2-1. Parecía que a la tercera iba la derrotada. Pero en 2005, a los treinta y nueve años de edad, el ave fénix volvió a resucitar de sus cenizas: regresó nuevamente al Vasco da Gama, con el que jugó la temporada 2005-2006. A pesar de su baja forma, se proclamó máximo goleador del campeonato, con 22 muchos. No había perdido su olfato goleador. Se había retirado de la selección el 28 de abril de 2005, tras ganar por 3-0 a Guatemala en São Paulo. En los 85 partidos jugados representando a su país, había marcado 71 tantos.
Polémico por su dolce vita y por su sepa de ciertos adiestramientos, Romario siempre y en todo momento se encontraba en primer chato. Siempre hacía las cosas y los negocios sin preguntar. De ahí los juicios en que se vió envuelto, como en el momento en que en el mes de abril de 1995 debió abonar una indemnización de 22.200 dólares estadounidenses a Arthur Antunes Coimbra, Zico, por haber usado su imagen en las puertas de los sanitarios de un bar que el Pichulín, como asimismo es popular, había abierto en Río.
Con una familia abundante y su ancestral megalomanía, siempre y en todo momento precisaba dinero. Por ello, en el mes de marzo de 2006 firmó un convenio con el Miami, aparato de apasionados de Estados Unidos, para jugar bastantes partidos. Una vez cobrado su cheque, en la época de aquel mismo año firmó un convenio con el Adelaida United australiano para jugar 4 partidos, por los que cobró 350.000 dólares estadounidenses.
El Vasco da Gama había firmado un convenio con el jugador a fin de que terminara su trayectoria en el aparato de su historia. Fue entonces en el momento en que Romario se fijó el reto de lograr los 1.000 tantos. Su deseo era marcar el mítico gol mil en Maracaná, pero fracasó por un par de veces. Finalmente, el 20 de mayo de 2007 logró la cifra en un partido contra el Sport Club de Recife, de penalti, igual que Pelé. Después, marcaría otros 2 tantos. Pelé festejó la gesta y felicitó a Romario, pero le advirtió: “Yo marqué 1.282 tantos”.
Ciertos medios pusieron en cuestión la cifra, aun la FIFA, con lo que Romario presentó la pertinente certificación de los clubes en los que había jugado: 324 tantos con el Vasco da Gama; 204 con el Flamengo; 165 con el PSV Eindhoven; 53 con el Futbol Club Barcelona; 43 con el Fluminense; 22 con el Miami; 14 con el Valencia Club de Fútbol, 1 con el Adelaida, y 85 con la selección, aparte de los marcados en equipos de base y en partidos amistosos. Mil tantos en 1.260 partidos, lo que daba un promedio de 0,8 tantos por acercamiento. Había cumplido su sueño y, en este momento sí, no deseaba arrastrase mucho más por los campos, ya que en esos últimos partidos prácticamente no se movió del área, aguardando los pases de sus compañeros.
Pero Romario no va a ser recordado solo por esta gesta, sino más bien por la hermosa factura de sus tantos y por los premios que ha recibido a título individual: mejor jugador de todo el mundo por la FIFA (1994); mejor jugador del Mundial de ese año en Estados Unidos; mejor futbolista sudamericano (2000); máximo goleador de la Liga neerlandesa en tres temporadas y una en la de españa. Con Brasil, sobresalen su título mundial, sus 2 copas América (1989 y 1997) y una Copa Confederaciones (1997).
Cuando ahora daba por terminada su relación con el fútbol, el 3 de julio de 2007 aceptó complementarse (por deseo expreso de Michel Platini) en la Comisión Técnica de Desarrollo de la FIFA, encargada de investigar con visión técnica los acontecimientos organizados por la máxima entidad futbolística, encabezada aquel mismo año por el ex- jugador francés. Y en el mes de octubre admitía asimismo el cargo de entrenador del aparato de su historia, el Vasco da Gama.
Ello no le impediría ocuparse con mayor ahínco a la esencial compañía de energía eléctrica de la que era uno de los más importantes inversionistas, y le dejaría proseguir con sus antojos, como grabar algún disco o vestir pantalones vaqueros carísismos. Con 40 y un años y seis hijos con 4 mujeres distintas, la pequeña de sus ojos es la mucho más pequeña, que tiene síndrome de Down. A ella dedica su mayor aprecio, pues afirma que de esta forma se siente feliz. Hasta logró un llamamiento público a fin de que los progenitores en idéntica situación se sientan orgullosos de sus hijos discapacitados.
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de una persona como Romario, que detentó su importancia en un momento histórico concreto, es fundamental intentar mostrar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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