Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Rodrigo Rato es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Rodrigo Rato es conocer más sobre época determinada de la historia del género humano.
(Madrid, 1949) Político español que fue ministro de Economía (1996-2004) y directivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde 2004 hasta 2007. Rodrigo Rato Figaredo nació el 18 de marzo de 1949 en Madrid. De capacitación conservadora y defensor del liberalismo económico, en 1975 comenzó a trabajar en compañías privadas, incluyendo la cadena radiofónica Rato, establecida por su padre. En 1979, flanqueado por sus guías políticos, Manuel Fraga y Abel Matutes, ingresó en Alianza Popular (AP) y, prácticamente en el instante, pasó a ser parte del comité ejecutivo.
Rato fue escogido diputado por Cádiz en 1982 y representante del Grupo Popular en el Congreso en 1989, en el momento en que AP pasó a llamarse Partido Popular (PP). Su impecable sintonía con José María Aznar, presidente del partido desde 1990, sería definitiva para su avance político en las filas de la oposición. Ese mismo año, una hábil negociación de Rodrigo Rato desembocó en la venta de la Cadena Rato a la ONCE por 500 millones de pesetas.
Las selecciones de marzo de 1996 supusieron la victoria del PP y, un par de meses después, Aznar logró su investidura como presidente del gobierno al recibir el acompañamiento de las minorías catalana y vasca. Rato conseguiría un primer triunfo político a causa de sus hábiles negociaciones con el conseller de la Generalitat de Catalunya Joaquim Molins, que desembocaron en el acuerdo de colaboración firmado entre Jordi Pujol y Aznar.
Más allá de que en un primer instante la llegada del PP al poder provocó una caída de las bolsas, que en la de Madrid alcanzó los 16,8 puntos y en la de Barcelona los 14,3, el primer propósito que se marcó el nuevo gobierno fue la restauración de la economía. Y ahí iba a desempeñar un papel definitivo el entender realizar de Rodrigo Rato.
Al frente de la economía de españa
En la primera legislatura (1996-2000) Rato desempeñó la doble función de vicepresidente segundo del gobierno para Asuntos Económicos y de ministro de Economía y Hacienda. En la segunda legislatura (2000-2004) fue designado vicepresidente primero, en la medida en que aceptaba asimismo la cartera de Economía, ya sin la rivalidad de Hacienda, transformada en departamento autónomo.
Tras solamente un año del PP adelante del gobierno, los indicadores económicos daban a conocer una clara mejora, a eso que contribuyó la rebaja de las clases de interés, el control de la inflación y el descenso de los índices de paro. Al terminar la primera etapa en el gobierno, Rato tenía buenos fundamentos para estar satisfecho de su administración: la economía de españa había alcanzado una tasa de desarrollo del producto interior bárbaro (PIB) del 4,1 %, la segunda mucho más alta de la Unión Europea.
Cuando solo había pasado un año de la segunda legislatura, el planeta occidental se vio sacudido por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, con esenciales secuelas para la economía. Mientras la recesión se hacía situación en Estados Unidos y la desaceleración en Europa, Rato anunciaba para España tasas de desarrollo en torno al 2 %. Pero en la trayectoria del ministro que saneó las cuentas públicas, lideró el desarrollo de adaptación al euro, rehabilitó el impuesto sobre la renta de la gente físicas (IRPF) y redujo el desempleo, asimismo hubo zonas de sombras, ciertas de ellas de enorme encontronazo mediático.
El «caso Gescartera»
El planeta de los negocios ahora había dado mucho más de un quemacocos a la familia de Rodrigo Rato. Entre ellos, el mucho más sonado fue la situacion de evasión de percibes, bajo la cobertura del Banco Siero, que llevó a la prisión a su padre y a su hermano mayor en 1967. Tan solo llevaba un año como ministro en el momento en que, en 1997, se vio implicado en el «caso Rebecasa» (Refrescos y Bebidas de Castilla, S. A.). La compañía, propiedad de la familia Rato, debió realizar en frente de una demanda criminal frente al Tribunal Supremo tras una fraudulenta suspensión de pagos.
En 2000 salió a la luz el préstamo de 3,15 millones de euros concedido por la Hong Kong and Shanghai Bank Corporation (HSBC) a Muinmo, S. L., compañía familiar donde Rodrigo Rato participaba con un 33%. Este préstamo, logrado con condiciones muy convenientes para el prestatario, era fruto de las geniales relaciones entre altos cargos del PP y el banco británico.
Un año después reventaría el mayor escándalo económico en el que se vio envuelto el ex- ministro: el «caso Gescartera». Esta sociedad gestora de carteras, construída en 1992 y reconvertida en agencia de valores en 2000, fue al final intervenida por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en 2001. Gescartera era responsable de una estafa de prácticamente 20.000 millones de pesetas a mucho más de 2 mil personas o entidades, poniendo al descubierto una trama donde estaban implicadas personas próximas al PP, la ONCE e inclusive la Iglesia católica.
A pesar de las duras críticas de la oposición a la tarea de Rato y las reiteradas convidaciones a que dimitiese de sus cargos en el gobierno, su indiscutible capacidad política le logró salir de nuevo indemne. Sin embargo, en el momento en que la segunda legislatura del PP llegaba a su fin, Rato debió ver de qué manera su compañero de partido Mariano Rajoy le quitaba la participación en la carrera electoral en oposición al socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Director gerente del FMI
Sólo un par de meses tras el triunfo electoral del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Rato había sido tocado nuevamente por su buena estrella. El 5 de mayo de 2004 los veinticuatro integrantes del consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) lo designaron por consenso directivo gerente de la entidad. Un cometido con una duración de cinco años, si bien con oportunidad de reelección. Rato se unía de este modo a la distinguida nómina de españoles adelante de organismos políticos de todo el mundo, donde fue antecedido por Javier Solana (OTAN) y Federico Mayor Zaragoza (Unesco).
La candidatura de Rato estuvo apoyada, principalmente, por los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea. A raíz de su decisión, asimismo se comentó sotto voce el viable aval con el que contaría del club de Bilderberg, delegación europea del conjunto masónico estadounidense Council on Foreign Relations (CFR), encabezado por el ex- secretario de Estado Henry Kissinger. Tampoco pasó inadvertido para la prensa el acompañamiento recibido por el Grupo Prisa, precisamente favorecido por la administración de Rato.
La labor de Rodrigo Rato adelante del FMI le forzaba a confrontar a inconvenientes tan espinosos como la subida del precio del petróleo o el aumento del precio del dinero en Estados Unidos, con su visible influencia en la deuda externa de los países en vías de avance. Considerado un óptimo conocedor de la problemática de Latinoamérica, era en los países de este área donde su administración se veía con mayor promesa. Argentina, moroso de 88.000 millones de dólares estadounidenses, o Brasil, cuya deuda era superior al 80 % de su PIB, confiaban en que Rato emprendiese una democratización del organismo.
La cuenta de las situaciones sociopolíticas de los países deudores, y no solo de los indicadores macroeconómicos, sería un enorme avance en este sentido. Rato, por su lado, se ofrecía para el diálogo con el G-24, que abarca a países en vías de avance, mientras que manifestaba en reiteradas ocasiones su deseo de ayudar a la seguridad financiera mundial, un propósito que empapaba el espíritu del FMI, la organización establecida en 1945, tras la asamblea de Bretton Woods, en unos tiempos en los que no soplaban buenos vientos para la economía.
A diferencia de otros integrantes de su partido que, como él, de a poco irían ganando situaciones de vanguardia en el gobierno español, la imagen de Rodrigo Rato fue siempre y en todo momento prudente, mucho más caracteristica de un tecnócrata que de un político de masas. Pero es exactamente esa actitud, que pudiese verse como fría o distante, la que le dejó a lo largo de bastantes años soportar incólume a los embates de la política diaria, e inclusive salir a flote tras el naufragio electoral del 14 de marzo de 2004. Mientras José María Aznar, el hombre al que prestó su «materia gris» en el lote económico, perdía importancia popular, Rato se prosiguió desenvolviendo con fortuna en la arena política mundial a la cabeza del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que dirigió hasta 2007, año en que presentó su dimisión aduciendo fundamentos personales.
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