Richard Strauss

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que tuvo Richard Strauss en la historia. Cómo vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Richard Strauss, sino que posiblemente produjo una huella mucho más profunda de lo que podamosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Richard Strauss de modo personal.Richard Strauss ha sido una de esas personas que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Richard Strauss, cautivan nuestra atención, tienen que valernos siempre como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Richard Strauss, porqué Richard Strauss vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Richard Strauss

(Munich, 1864 - Garmisch-Partenkirchen, 1949) Compositor alemán. Ocupa un espacio de enorme relieve en la historia musical de nuestro tiempo, donde representa las finales ramificaciones del romanticismo. Hijo de un solista de la orquesta de la ópera de Munich, comenzó a estudiar música a los 4 años de edad. A los siete años escribía sus primeras creaciones. En 1875 tomó sus primeras enseñanzas de composición de W. Meyer. Desde 1874 a 1882 cursó la segunda enseñanza y después se inscribió en la Facultad.

Hans von Bülow le llamó en 1885 para ayudar con él en la dirección del teatro de corte de Meiningen. Allí trabó amistad con A. Ritter, que ejercitó una predominación definitiva en el joven músico y le transformó al arte de Liszt y de Wagner. En 1886, tras un viaje a Italia, Strauss fue nombrado directivo adjunto de la ópera de Munich. Durante esos años compuso varios lieder y los poemas sinfónicos Macbeth y Don Juan. De 1889 a 1894 fue directivo de orquesta en el teatro de Weimar; de esta temporada datan el poema sinfónico Muerte y transfiguración y su primera obra de teatro: Guntram.

Tras viajar por Grecia, Egipto y Sicilia (1892-93), Richard Strauss fue consecutivamente directivo de la Ópera de Munich y de la de Berlín (1898-1919). Sus visibles poemas sinfónicos ahora le habían dado celebridad en el momento en que aseveró con Salomé su concepción "sinfónica" de la obra de teatro, que ilustró con producciones siguientes. Strauss, que como directivo de orquesta triunfó en las considerables capitales de todo el mundo entero, fue codirector de la ópera de Viena desde 1919 a 1924. Pasó sus últimos años en Garmisch, donde murió.

La obra de Richard Strauss

Sus primeros deseos musicales estuvieron orientados por su padre, enemigo insuperable del wagnerismo, corriente a la que oponía el formalismo de Mozart, Joseph Haydn y Felix Mendelssohn. Influido por su progenitor, el joven Strauss, a sus dieciséis años, llegó a decir: "En diez años absolutamente nadie va a saber quién es Wagner". Esta situación, pura anécdota, no ya no es curiosa si tomamos en cuenta el posterior devenir de los hechos, con la evolución de la obra straussiana hacia el wagnerismo. De exactamente la misma, y si bien no son nada desdeñables sus proyectos de cámara y corales, despuntan sobre todas las cosas lo demás los poemas sinfónicos y, como es natural, las óperas.

En los primeros, Strauss combinó una elevada inspiración poética con unas hábiles resoluciones técnicas, más que nada en el lote orquestal. El primero de sus enormes Tondichtungen ("Poemas sonoros") y su primera pieza maestra verídica, tras la fantasía sinfónica Aus Italien (1886), fue Don Juan (1888-1889), en el que se advierte la predominación de Richard Wagner y Franz Liszt. Incomprendido por la crítica fue el poema sinfónico que prosiguió, Muerte y transfiguración (1888-1889), calificado el día de su estreno como una "horrible guerra de discordancias", pese a su acertada paleta orquestal y su compacta construcción.

Las amenas travesuras de Till Eulenspiegel (1894-1895) fue su siguiente obra programática, fundamentada en las peripecias de un pícaro personaje de la Alemania del siglo XIV. Esta daría paso, un año después, a su inmortal y cinematográficamente célebre Así charló Zaratustra (1895-1896), libremente inspirado en la obra del mismo título del pensador Friedrich Nietzsche. El cineasta Stanley Kubrick incluyó su conocidísimo comienzo en la banda sonora de su película 2001: una odisea en el espacio.

Sólo 2 poemas sinfónicos mucho más iba a crear Strauss: Don Quijote (1896-1897), para violoncelo y orquesta, según el esquema de un tema y variantes, y Una vida de héroe (1897-1898), de índole autobiográfica, asombroso alarde de su ciencia orquestal. No tenemos la posibilidad de olvidar 2 sinfonías de clara inspiración programática vinculadas con el poema sinfónico, como son la Sinfonía doméstica (1902-1903) y la Sinfonía alpina (1911-1915).

Estrenado el siglo XX, Strauss iba a centrar sus mayores sacrificios en la ópera, transformándose en entre los músicos que mayores aportaciones hizo al género lírico: entre 1894 y 1942 compuso quince óperas, que evolucionan desde el wagnerismo componente de ámbas primeras, Guntram (1892-1893) y Feuersnot (1900-1901), hasta un cierto agotamiento en las últimas, pasando por una época media llena de verdaderas piezas maestras.

Sería en 1905 en el momento en que el compositor alemán daría su primera obra cima en el género lírico: Salomé. Tras ciertos inconvenientes para hacer el estreno, en especial por la parte de la censura y de los vocalistas, este se causó y Salomé pasó a ser entre los jalones escenciales del repertorio operístico. Sin dejar en ningún instante que el nivel decayera, Strauss compuso Elektra (1906-1908), obra con que comenzaría la provechosa colaboración con el libretista Hugo von Hofmannsthal.

Fruto de este binomio fue asimismo El caballero de la rosa, estrenada en 1911 y radicalmente opuesta a su precursora, ya que a la agresividad de la primera se enfrenta la lozanía de la segunda, inspirada en el modelo mozartiano. Dejando a un lado la vía abierta por Salomé y Elektra, Richard Strauss compuso en 1912 la primera versión de la sutil Ariadna auf Naxos. La separación con su estilo "elektrificante" (como se calificaba la música de Elektra en representaciones en dibujo de la temporada) se ratifica con su ópera de atmósfera fantástica La mujer sin sombra (1914-1918).

Aun sin ser desdeñables, son bastante menos importantes las óperas compuestas por Strauss desde 1920: Intermezzo (1918-1923), Elena de Egipto (1923-1927), La mujer callada (1933-1934), Día de paz (1935-1936), Dafne (1936-1937) o El amor de Dánae (1938-1940) son los títulos inferiores de la producción lírica straussiana de los últimos tiempos. Sólo Arabella (1929-1932) y Capriccio (1940-1941) son escenificadas ocasionalmente hoy en día. En la primera de ellas, la última con libreto de Hofmannsthal, Strauss vuelve a la Viena de El caballero de la rosa; la segunda fue la final de las que compuso, ahora octogenario. Se trata de una bella obra donde se expone el problema, jamás resuelto, entre la supremacía de la palabra o la de la música en la ópera.

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