Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Ramón Castilla, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa básica para que podamos apreciar no sólo la existencia de Ramón Castilla, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Ramón Castilla, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Ramón Castilla influyó, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Ramón Castilla.
(Tarapacá, Perú, 1797 - Tivilichi, id., 1867) Militar y político peruano que fue en un par de ocasiones presidente de la República (1845-1851 y 1855-1862). Las primeras décadas del Perú sin dependencia fueron convulsas en todos y cada uno de los campos: los caciques siguieron siendo la clase popular dominante y la pelea por el poder estuvo regida por el caudillismo, favorecido por la sucesión de enfrentamientos con Colombia, Bolivia y Chile, que facilitaron la toma del poder de diferentes dictadores sostenidos por oligarquías militares y comerciales. Pero desde 1840, bajo la dirección de estadistas como Ramón Castilla, el país conoció una época de prosperidad económica, transformaciones sociales y estabilidad a nivel político, producido por la explotación del salitre de Tarapacá, la extracción del guano y el cultivo de la caña de azúcar.
A lo largo del primer gobierno de Ramón Castilla (1845-1851), la situación política se caracterizó por la seguridad y el restablecimiento de la vida parlamentaria. La exportación de guano fortaleció el surgimiento de una exclusiva clase burguesa de consignatarios y proveyó de elementos al Estado, si bien asimismo terminó hipotecando la economía peruana al Reino Unido, primordial importadora de guano. En su segunda etapa como presidente (1855-1862), Castilla derogó el tributo de los indígenas y la esclavitud. La agricultura de la Costa inició un periodo de apogeo, en especial en lo que se refiere al azúcar y al algodón, llegando al país una esencial inmigración asiática.
Biografía
Ramón Castilla comenzó su trayectoria militar en las filas del ejército español, en pelea contra las fuerzas independentistas mandadas por el general argentino José de San Martín. En 1817 fue hecho preso, pero logró huír y regresó a Perú. En 1822, frente al cariz que tomaban los hechos, Ramón Castilla decidió dejar el ejército español y sugerir sus servicios al general San Martín.
Poco después, en 1824, ingresó en el ejército del Libertador, Simón Bolívar, bajo cuyas órdenes participó en la guerra de Ayacucho, por la que Perú logró la independencia. En 1825, Castilla fue nombrado gobernador de la provincia de Tarapacá, cargo desde el que impulsó una política de talante conservador, opuesta a los criterios mucho más progresistas de Bolívar y en armonía con los reclamos de la élite criolla.
A lo largo de la segunda presidencia del general Agustín Gamarra (1839-1841) se le confió la cartera de Tesoro, ministerio desde el que Ramón Castilla organizó las primeras exportaciones de guano, producto enormemente cotizado como fertilizante en los mercados de todo el mundo. Las exportaciones se acrecentaron claramente desde 1845, fecha en que fue escogido presidente de la República.
En la presidencia
A lo largo de su primer orden, que se extendió hasta 1851, las exportaciones de guano se multiplicaron, merced a sus convenios con la firma británica Anthony Gibbs, que se ocupó de su comercialización en el Reino Unido, y la francesa Montané, que logró lo propio en Francia. Para hacer más simple su transporte desde los centros de producción, Castilla efectuó resaltadas proyectos públicas, entre aquéllas que se destaca la extensión de la red ferroviaria (primera línea de ferrocarril entre Lima y Callao en 1851), para cuya construcción, y asimismo para la extracción de guano y las trabajos agrícolas, se autorizó la entrada de cientos de inmigrantes chinos.
Al tiempo ingresó esenciales reformas económicas y financieras; bajo su orden, el país experimentó asimismo adelantos en el campo de la educación, la defensa nacional y la justicia. En 1851 traspasó la presidencia al general José Rufino Echenique, a quien nuestro Castilla había escogido como sustituto, pero próximamente se manifestaron las diferencias entre los dos y terminaron enfrentándose militarmente (1854-1855). Castilla, que se había aliado con los liberales, los que le forzaron a eliminar la esclavitud y el tributo indígena, terminó recobrando el poder en el año 1855.
A lo largo de su segundo orden, que se alargó hasta 1862, decretó una exclusiva Constitución de inclinación liberal que sería la mucho más longeva de la historia del país (con una corto interrupción, estuvo vigente hasta 1920), y declaró la guerra a Ecuador (1859), de la que salió victorioso al hallar la ocupación de Guayaquil, que condujo a la firma del tratado de Mapasingue También se generaron accidentes bélicos con Bolivia, singularmente por el contrabando. Finalizado su orden, y según la novedosa Constitución de 1860, se festejaron selecciones y Castilla traspasó el poder al vencedor, Miguel de San Román.
La historiografía valora de forma positiva la figura de Ramón Castilla, juzgándolo uno de los más importantes autores de la estabilidad a nivel político y de la reactivación económica que se causó desde 1840, que dejó al Perú afianzar la composición del Estado y progresar su proyección como país. Apoyándose en el hallazgo del guano, la joven República peruana inició el despegue hacia la configuración de un Estado moderno, si bien poderosamente anclado en la Costa y en menoscabo de la Sierra, y primando el avance de la enorme propiedad agrícola.
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