La historia de las civilizaciones la narran aquellas mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela humanidad, de una forma u otra,avance.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Raimundo Fernández Villaverde es una de esas personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Raimundo Fernández Villaverde es conocer más sobre periodo preciso de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que detentó Raimundo Fernández Villaverde en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Raimundo Fernández Villaverde, sino que tal vez produjo una señal mucho más insondable de lo que podamosfigurar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Raimundo Fernández Villaverde personalmente.Raimundo Fernández Villaverde ha sido una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Comprender las luces y las sombras de las personas destacadas como Raimundo Fernández Villaverde, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa básica para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Raimundo Fernández Villaverde, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Raimundo Fernández Villaverde, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Raimundo Fernández Villaverde influenció, y por supuesto, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Raimundo Fernández Villaverde.
Las biografías y las vidas de personas que, como Raimundo Fernández Villaverde, seducen nuestra atención, deben ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Raimundo Fernández Villaverde, el motivo por qué Raimundo Fernández Villaverde vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Raimundo Fernández-Villaverde y García del Rivero, marqués de Pozo Rubio; Madrid, 1848 - id., 1905) Político español. Diputado desde 1872 por el Partido Conservador de Cánovas, fue gobernador civil de Madrid (1884), y ministro de la Gobernación (1885) y de Gracia y Justicia (1890). Enfrentado a Cánovas, se unió a los integrantes descontentos del Partido Conservador que lideraba Silvela. Se logró cargo en un par de ocasiones (1899 y 1902) del Ministerio de Hacienda, donde puso en orden las finanzas coloniales y sentó las bases de una exclusiva reforma tributaria. En 1903 y 1905 fue por corto tiempo presidente del Consejo de Ministros.
Adscrito al Partido Conservador, a lo largo del reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873) salió escogido diputado por Caldas (Pontevedra), y fue entre los diecisiete integrantes de las Cortes que se opuso a la proclamación de la I República (1873-1874). Tras la restauración de la monarquía de los Borbón en la persona de Alfonso XII (1874-1885), desempeñó los cargos de concejal del Ayuntamiento de Madrid, subsecretario de Hacienda (1880-1881) y gobernador civil de Madrid (1884).
Con Antonio Cánovas del Castillo como presidente del Gobierno, fue en 1885 ministro de Gobernación en sustitución de Francisco Romero Robledo. Ya a lo largo del reinado de Alfonso XIII ocupó entre 1890 y 1891 la cartera de Gracia y Justicia, y de nuevo la de Gobernación en 1892, puesto en el que reemplazó a José de Elduayen y en el que sería substituido por Manuel Dánvila y Collado.
Raimundo Fernández Villaverde se encaró a Cánovas del Castillo gracias a la negativa de este a aceptar la inspección del Ayuntamiento de Madrid, cuyo alcalde, Alberto Bosch (protegido por Romero Robledo), había sido denunciado por corrupción en reiteradas oportunidades. Fernández Villaverde, tras corroborar la imposibilidad de mover el tema a los tribunales, abandonó el Ministerio de Gobernación y se integró en la facción disidente encabezada por Francisco Silvela, cuyo órgano de prensa fue El Tiempo.
La muerte de Cánovas del Castillo en 1897 y la crisis colonial de 1898 aceleraron el desarrollo de desintegración del Partido Conservador. En este contexto fue nombrado ministro de Hacienda y de Ultramar en el Gobierno encabezado por Silvela, cargo que desempeñó entre 1899 y 1900. Además de hacer la supresión del Ministerio de Ultramar, Fernández Villaverde procuró sanear la Hacienda pública (sumida en una profunda crisis a consecuencia de los costos de guerra) a través de la reducción de la inflación y la nivelación de los capitales.
En el emprendimiento de ley de capitales de 1899-1900, anunciado por Fernández Villaverde al Congreso el 17 de junio de 1899, se establecían como medidas repentinas el pago de las deudas coloniales por la parte del Gobierno, la suspensión de la amortización de la deuda pública y la creación de un impuesto del 20% sobre los intereses devengados por títulos de deuda. Asimismo, se preveía una reforma tributaria donde se incorporaba la contribución por utilidades de la riqueza mobiliaria, impuesto que provocó una fuerte oposición en todo el país, más que nada entre la burguesía de Cataluña y del País Vasco, queja a la que se unieron las organizaciones obreras.
En Barcelona tuvo una particular intensidad la contestación, interpretada por los gremios de mercaderes organizados en la Lliga de Defensa Industrial i Comercial. Los síndicos de los gremios eligieron a inicios de julio no abonar las contribuciones del último período de tres meses del año, con lo que se empezaba el movimiento popular como el tancament de caixes, apoyado por los campos catalanistas y republicanos. El enfrentamiento produjo las renuncias de los ministros Manuel Durán i Bas (Gracia y Justicia) y Camilo García de Polavieja (Guerra).
Estas resoluciones fueron consecutivas por un endurecimiento de la opresión del Gobierno, que decidió accionar contra los deudores a través de embargos y encarcelamientos. La contestación fue una huelga general de los mercaderes, que se alargó a lo largo de una semana. El litigio se resolvió el 17 de noviembre de 1899 a favor del Gobierno, si bien para la mayoría de los campos sociales catalanes supuso un éxito ética, hecho que les dejó reclamar la retirada del emprendimiento de ley de descentralización administrativa elaborado en esos meses y que se consideraba deficiente.
La negativa del gobierno a agradar esta contrapartida fue entendida por la burguesía catalana como un abandono de las reacciones regeneracionistas y como una exclusiva demostración de poder de las tendencias centralistas. A pesar de la impopularidad de las medidas que Fernández Villaverde adoptó adelante del Ministerio de Hacienda, por vez primera tras varios años se puso fin al déficit hacendístico y se logró supervisar la inflación.
Raimundo Fernández Villaverde fue de nuevo ministro de Hacienda en los Gobiernos encabezados por Silvela (1900 y 1902-1903); en el primero fue relevado por Manuel Allendesalazar y en el segundo por Faustino Rodríguez San Pedro. Elegido presidente del Congreso tras la apertura de las Cortes (mayo de 1903), la creciente queja obrera y académico, el fracaso de la experiencia regeneracionista y la pérdida del liderazgo en el Partido Conservador forzaron a Silvela a dejar la presidencia, que pasó a ocupar Fernández Villaverde entre julio y diciembre de 1903. La inestabilidad popular (huelga de mineros en Vizcaya en el mes de octubre, paros en Barcelona y Huelva) y parlamentaria (adversidades para aprobar los capitales), tal como la carencia de acompañamiento en su partido, le impulsaron a enseñar la dimisión, siendo substituido por el asimismo conservador Antonio Maura.
Volvió a comandar el Consejo de Ministros entre enero y junio de 1905, intérvalo de tiempo en el que trató de hacer un programa de reformas económicas afín al que había defendido en otras legislaturas (equilibrio presupuestario, medidas deflacionistas, etcétera.). Sin embargo, su primordial problema fue la debilidad y el aislamiento del Gobierno, más que nada gracias a la carencia de acompañamiento parlamentario, no solo de la oposición sino más bien asimismo de un extenso campo de su partido conveniente al liderazgo de Maura, gerente del regeneracionismo conservador. Una proposición presentada en el primer mes del verano de 1905 por carlistas y republicanos puso en prueba esta situación, ya que a la derrota del Gobierno contribuyeron los 109 votos en oposición a miembros del congreso de los diputados conservadores (solo 27 conservadores votaron a favor).
El resultado de esta votación impulsó al rey a llamar a los liberales para conformar Gobierno, situación de la que era consciente Maura en el momento en que propició la dimisión de Fernández Villaverde. En lo relacionado al Partido Conservador, la cuestión del liderazgo se resolvió en menos de un año, debido esencialmente a la desaparición de sus primordiales líderes (Silvela y Villaverde murieron en 1905 y Romero Robledo en el mes de marzo de 1906), con lo que el poder quedó concentrado en Antonio Maura. Fernández Villaverde perteneció a la Real Academia Española, donde ocupó la silla ”h” (substituyó a Vicente Barrantes) y a la de Ciencias Morales y Políticas, y encabezó la de Jurisprudencia.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Raimundo Fernández Villaverde, que tuvo su importancia en un momento concreto de la historia, es fundamental intentar brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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