Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que tuvo Rafael Sánchez Ferlosio en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo mientras permaneció en la tierra fue determinante no sólo para las personas que trataron a Rafael Sánchez Ferlosio, sino que a caso dejó una señal mucho más honda de lo que podamosfigurar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Rafael Sánchez Ferlosio de forma personal.Rafael Sánchez Ferlosio fue una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Rafael Sánchez Ferlosio, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Rafael Sánchez Ferlosio, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Rafael Sánchez Ferlosio, personas a quienes de de una forma u otra Rafael Sánchez Ferlosio influyó, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Rafael Sánchez Ferlosio.
(Roma, 1927 - Madrid, 2019) Novelista y ensayista español, adscrito en sus principios al realismo popular de la posguerra, al que contribuyó con su simbólica obra El Jarama (1955).
Rafael Sánchez Ferlosio nació en Roma el 4 de diciembre de 1927, segundo de los tres hijos del escritor Rafael Sánchez Mazas (popular falangista cuyo fallido fusilamiento en la Guerra Civil de españa fue novelado por Javier Cercas en Soldados de Salamina, de 2001), y de la italiana Lucia Ferlosio.
Vivió sus primeros años en la ciudad más importante italiana, donde su padre era corresponsal y cronista del períodico ABC. Se formó en los jesuitas del instituto de San José de Villafranca de los Barros y también inició estudios preparatorios para entrar en la Escuela de Arquitectura, estudios que abandonó para cursar filología semiótica en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, donde se doctoró en filosofía y letras.
En esos años en la facultad entró en contacto con un conjunto de jóvenes escritores que moverían los hilos de la literatura de españa del medio siglo. Con Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Carmen Martín Gaite (con quien se casaría en el año 1954), entre otros muchos, conformaría una generación, unida por la amistad y por una actitud politizada, que pasaría a la historia como la Generación del 50 o Generación de los Niños de la Guerra.
Rafael Sánchez Ferlosio empezó su tarea literaria a fines de los años 40, publicando cuentos en múltiples gacetas. Junto a Ignacio Aldecoa y Alfonso Sastre aceptó la dirección de la Revista Española, establecida por Antonio Rodríguez Moñino en 1953. Pese a su corta vida (dejó de publicarse en 1954), la Revista Española dio a entender cuentos de escritores extraños o poco populares que entonces fueron visibles, e inclusive proyectos teatrales de Juan Benet o algún producto del pensador Manuel Sacristán. En ella publicó Sánchez Ferlosio 2 narraciones y la traducción de Totò, il buono, de Cesare Zavattini. En esos años su interés por el cine le llevó a comenzar estudios en la Escuela Oficial de Cinematografía, estudios que abandonaría más tarde.
El Jarama
En 1951 Sánchez Ferlosio se dio a saber de manera oficial en el planeta de las letras con el relato Industrias y andaduras de Alfanhuí, obra donde convergen la ficción autobiográfica y una secuencia de elementos que, relacionados con lo fabuloso, acentúan la sensación de descrédito de la verdad. El relato llamó la atención por la pulcritud del estilo y el interés argumental. Sin embargo, la popularidad y el reconocimiento en todo el mundo le llegaron en la época de la década de los cincuenta con la novela El Jarama.
Dieciséis horas de un domingo de verano, al lado del río que da título a la obra, forman el hilo argumental de una novela que se anota en la corriente neorrealista de los años cincuenta y que, sin duda, abrió una exclusiva etapa en la narrativa de españa. En El Jarama (1955) -premio Nadal en 1955 y premio de la Crítica en 1957-, Sánchez Ferlosio retrata con meticulosa precisión, con su tomavistas literario, el planeta de un conjunto de jóvenes, volviendo a crear sus diálogos rutinarios, con sus especiales modismos y giros populares. Es lo que se dió en llamar “novela magnetofón”, novela objetiva, sin narrador, registro de la pura conducta externa del sujeto.
El Jarama supuso la consolidación de Sánchez Ferlosio entre los enormes nombres de la literatura actualmente y tuvo una proyección definitiva en los entornos literarios de la segunda mitad del siglo XX. Le proseguirían, si bien bastantes años después, otras proyectos de narrativa, tal como trabajos de literatura infantil y juvenil, pero más que nada los ensayos, entre las facetas mucho más valoradas del creador.
Ensayista y articulista
En 1974 publicó Las semanas del jardín, un volumen de reflexión crítica sobre las técnicas y los elementos narrativos, pero no sería hasta mucho más de una década después, en 1986, en el momento en que retomaría el género de la novela con El testimonio de Yarfoz, una historia épica y también intimista con la que fue finalista del premio Nacional de Literatura, en su modalidad de narrativa. Ese mismo año aparecerían la compilación de productos La homilía del ratón, El ejército nacional, Mientras no cambien los dioses, nada va a haber cambiado (magnífico ensayo contra la iniciativa de avance) y Campo de Marte.
Dio asimismo a la imprenta otros libros de ensayos, entre ellos Ensayos y productos (1992) y Vendrán mucho más años pésimos y nos van a hacer mucho más ciegos (1993), una recopilación de contenidos escritos desperdigados (epigramas, versos, fábulas, aforismos) que retan las convenciones y por el que consiguió el premio Nacional de Ensayo y el premio Ciutat de Barcelona en 1994. Otros títulos siguientes son El alma y la vergüenza (2000), La hija de la guerra y la madre de la patria (2001) y Non olet (2003). Escribió además de esto poesía, cuentos -Y el corazón, ardiente (1961), Dientes, pólvora, febrero (1961)- y narrativa infantil -El huésped de las nieves (1982), El escudo de Jotan (1989).
Por otro lado, desarrolló una intensa actividad periodística (cooperó en las gacetas El Urogallo, Claves de Razón Práctica, Cuadernos Hispanoamericanos y Revista de Occidente y en los diarios Arriba, ABC, El País y Diario 16, entre otros muchos) que se vería retribuida con reputados premios, como el Francisco Cerecedo de la Asociación de Periodistas Europeos (1983), el Mariano de Cavia (2002) y el Francisco Valdés (2003). Doctor honoris causa por la Universidad La Sapienza de Roma y por la Universidad Autónoma de Madrid, sus proyectos fueron traducidas, por ejemplo lenguas, al inglés, al alemán, al francés, al italiano, al ruso y al chino.
Escritor con popularidad de huraño y extravagante, cita entre los autores que mucho más le han influido a Karl Bühler, Max Weber y Theodor Adorno, y asegura sin tapujos que “no ha salido nada bueno tras Kafka”. Se ha caracterizado por sostener una posición crítica frente temas sociales como el ejército; se opuso públicamente a la guerra del Golfo y a la de Iraq, y calificó las celebraciones del quinto centenario del hallazgo de América de “impropio festival”. Aficionado a la caza, Sánchez Ferlosio radicó la mayoria de las veces en Madrid, si bien tenía una casa en Coria (Cáceres) a la que asistía siempre y cuando podía. Tras separarse de la autora Carmen Martín Gaite, con la que tuvo una hija, Marta (fallecida en 1982), se casó con Demetria Chamorro.
El 2 de diciembre de 2004 la ministra de Cultura, Carmen Calvo, logró pública la resolución de concederle el premio Cervantes, el más esencial de las letras españolas, en reconocimiento a su “espíritu libre” y a su “trabajo como narrador y ensayista”. Al anunciar su resolución, Víctor García de la Concha, presidente del jurado y directivo de la Real Academia Española, aseveró: “Sus ensayos son piezas literarias y ejemplo de la mejor escritura que se hace en lengua castellana”.
Sánchez Ferlosio recibió el galardón el 23 de abril de manos del rey Juan Carlos I, poco tras la aparición en las librerías de El geco. Cuentos y extractos, una recopilación de contenidos escritos escritos entre 1956 y 2004, uno inédito, “Los príncipes concordes”, y de Un escrito sobre la guerra, anunciado en la compilación de nuevos del Instituto Cervantes.
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Por esta razón, si eres del tipo de personas que confían en que de forma colaborativa se puede elaborar algo mejor, y tienes información en relación con la existencia de Rafael Sánchez Ferlosio, o sobre algún elemento de su figura u creación que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de una persona como Rafael Sánchez Ferlosio, que tuvo su relevancia en un momento concreto de la historia, es indispensable intentar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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