Rafael Núñez

Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Rafael Núñez es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Rafael Núñez es conocer más sobre etapa determinada de la historia del ser humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como Rafael Núñez, seducen nuestra curiosidad, tienen que ayudarnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Rafael Núñez, el motivo por el cual Rafael Núñez vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Rafael Núñez

(Cartagena de Indias, Colombia, 1825 - 1894) Político colombiano que fue en tres oportunidades presidente de la República: 1880-1882, 1884-1886 y 1886-1888. De niño fue poco afortunado y tuvo una salud frágil, pero siendo quinceañero participó en la guerra civil de los Supremos, en 1840. El joven Núñez, recién graduado en leyes, inició sus trabajos como periodista fundando el períodico La Democracia, de corte liberal extremista. Más por conveniencia que por amor, se casó en 1851 con Dolores Gallego, con quien tuvo 2 hijos, a la par que seguía la que sería una refulgente carrera política.

Desde su ascenso como senador por Panamá, luchó contra los intereses particulares sin límites, abogó por la separación entre la Iglesia y el Estado y apoyó el ascenso de los gobernantes por voto habitual. Fue secretario de Gobierno, Guerra y Hacienda. Más tarde ocupó el cargo de directivo de Crédito Público y le correspondió hacer las reformas del presidente Tomás Cipriano de Mosquera contra la Iglesia.

Pasó entonces a la diplomacia y radicó en Europa, separado en verdad de su mujer y también implicado en otra relación cariñosa. Años después se casaría con Soledad Román Polanco. En el Viejo Continente recibió la predominación del positivismo de Spencer, que le sirvió para pensar sobre la situación de crisis de Colombia y acuñar su conocida oración: "Regeneración o catástrofe". Producto de su estancia en el extranjero, en los Ensayos de crítica popular (1874) volcó su posición sobre distintas puntos de la vida nacional; por estas ideas, la posteridad llamaría a Núñez el Filósofo del Cabrero o el Máximo Reformador Político de Colombia.

Entre 1876 y 1878 lideró a los liberales independientes aglutinados en el Movimiento de la Regeneración, contrario al decadente radicalismo, y en el momento en que llegó a la presidencia de la República para gobernar en el periodo 1880-1882 se consagró a llevar a cabo los cambios que había anhelado: con la creación del Banco Nacional procuró romper la dependencia que tenía el Estado de las instituciones bancarias privadas; anuló las autonomías que los radicales habían concedido a las instituciones educativas, sustituyéndolas por un patronato concedido por orden presidencial para la decisión de rectores y también instituyendo recios estatutos que prohibían la participación política de los alumnos, lo que anuló en parte importante el poder de los radicales; al final, en un retardado desarrollo, fue reemplazando la burocracia liberal por otra conservadora.

La segunda administración Núñez (1884-1886) se vio perjudicada por la guerra civil liberada por el radicalismo, que procuró vencer a independentistas y conservadores en los Estados de Santander y Cundinamarca primordialmente. Fulminantemente conjurada por el general Rafael Reyes en el combate de La Humareda, esta guerra precipitó los hechos: desde el balcón de palacio, Núñez pronunció su conocida oración: "La Constitución de 1863 dejó de existir". Fundó entonces el partido nacional con extensas mayorías conservadoras y convocó un achicado consejo de delegatarios, orquestados por Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, para hacer un novedosa constitución.

La novedosa constitución suprimió el federalismo creando la República de Colombia, poderosamente centralista y déspota. El poder presidencial fue robustecido: del presidente dependían los nombramientos de todas y cada una de las autoridades ejecutivas y administrativas de los departamentos (nombre que se dio a los viejos Estados) y ayuntamientos. Se extendió el periodo presidencial a seis años, otorgándole al jefe del ejecutivo extensas facultades en casos de convulsión interior, logrando en esos instantes suspender las garantías constitucionales y mandar sin dificultades decretos legislativos. La religión católica pasó a ser elemento fundamental de cohesión popular, nombrando a Dios como "fuente suprema de toda autoridad" y reemplazando la noción del pueblo del liberalismo; la religión católica, apostólica y romana fue establecida como la de la nación, y de ella dependía la organización de la educación pública. La novedosa constitución limitó además de esto los derechos particulares, restituyó la pena capital y limitó el voto a un sistema de "votantes", uno por cada mil pobladores.

La constitución de 1886 fue el enorme monumento a la gloria de Núñez: más allá de las varias fallas y a las distintas transformaciones que padeció en sus cien años de vigencia, cohesionó a un país disperso y dejó con su elasticidad cubrir múltiples opciones, hasta tal punto que los 2 partidos la respetaron aun en los instantes de sobra virulenta exacerbación. El tercer gobierno de Rafael Núñez, ejercido entre los años 1886 y 1888, se resaltó por la aprobación del Concordato con la Santa Sede en 1887. Su último periodo presidencial, entre 1892 y 1898, fue ejercido por el vicepresidente Miguel Antonio Caro.

Hombre de enorme agudeza política, Rafael Núñez ejercitó una gran predominación en la historia colombiana de la segunda mitad del siglo XIX. Desde su retiro en la gran vivienda del Cabrero, con su querida Soledad, vio pasar los únicos años apacibles de su historia y por el momento no regresó a Bogotá. Murió el 18 de septiembre de 1894.

Como poeta, Rafael Núñez fue un romántico tardío y escéptico. Su producción poética está contenida en los volúmenes Versos (1885) y Poesías (1889). Se le ha criticado que su producción literaria resulta en demasía discursiva, considerablemente más próxima a la prosa que a la poesía. En sus poemas se reconoce una actitud melancólica y incrédula en frente de los inconvenientes del existir. En su poema Que sais-je? charla del corazón humano, órgano al que define como un "laberinto sin límites ni fin". Las mucho más conocidas y citadas de sus creaciones, aparte de la previo, son Dulce ignorancia, Sursum, Sócrates, Canto a Moisés y Todavía. Paralelo en pesimismo a Que sais-je? es otro poema que se titula El mar Fallecido.

Más interés que el prosista de Ensayos de crítica popular (1874) y La crisis económica (1886), tiene el de su libro La reforma política en Colombia (1885). No se puede despreciar en grupo su producción periodística: creó y dirigió en Cartagena La Democracia; cooperó en la prensa de otros países, al comienzo, con el seudónimo David Olmedo, y defendió siempre y en todo momento con enorme capacidad la evolución de su ideología. Fue también creador de la letra del himno del país de Colombia, musicado por Oreste Síndici y anunciado de manera oficial en 1877.

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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de alguien como Rafael Núñez, que tuvo su trascendencia en un momento concreto de la historia, es vital procurar ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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