Apreciar lo bueno y lo malo de las personas significativas como Rafael Iglesias Castro, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Rafael Iglesias Castro, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Rafael Iglesias Castro, personas a quienes de de una forma u otra Rafael Iglesias Castro influyó, y ciertamente, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Rafael Iglesias Castro.
Las biografías y las vidas de personas que, como Rafael Iglesias Castro, seducen nuestra curiosidad, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Rafael Iglesias Castro, el motivo por el cual Rafael Iglesias Castro vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Rafael Yglesias Castro; San José, 1861 - 1924) Militar y político costarricense, presidente en un par de ocasiones de la República de Costa Rica entre 1894 y 1902. Pertenecía a una vigorosa familia terrateniente de la oligarquía política costarricense. Su oposición al régimen dictatorial y anti-aristocrático del presidente Tomás Guardia Gutiérrez (1870-1876; 1878-1882) le valió el encarcelamiento y el destierro, exactamente la misma a otros muchos líderes de la oligarquía clásico.
Este exilio obligatorio fue en menoscabo de los intereses financieros de los terratenientes, en tanto que Guardia Gutiérrez intentó desvincular el desarrollo económico del país de la clase dirigente clásico. Tras la desaparición de Guardia en 1882, Iglesias Castro regresó a Costa Rica y volvió a implicarse en la vida política del país, apoyando la candidatura a la presidencia del liberal conservador José Joaquín Rodríguez Zeledón. Durante el orden presidencial de éste (1890-1894), Iglesias Castro desempeñó las carteras ministeriales de Guerra y Marina.
Continuó apoyando al presidente en el momento en que éste dictaminó en 1892 la disolución de las Cortes y también inició un periodo de gobierno dictatorial, que le logró perder en decisión correcta el respaldo del electorado. Al finalizar el gobierno de Rodríguez Zeledón en 1894, Rafael Iglesias presentó su candidatura a la presidencia de la República. Resultó escogido para un orden de 4 años. En 1898 fue reelegido y ejercitó el poder hasta 1902.
Su gobierno favoreció la penetración de los capitales estadounidenses en la economía costarricense, que había empezado a lo largo del periodo de Guardia Gutiérrez. Durante su orden, el empresario estadounidense Minor C. Keith -quien en 1878 había recibido del previo gobierno derechos de explotación agrícola de amplios territorios de la costa caribeña- creó en Costa Rica una sucesión de poderosos compañías de exportación frutícola, la más esencial de las que fue la United Fruit Company (popularmente conocida como Mamita Yunai), que en 1899 consiguió del gobierno de Iglesias el monopolio efectivo de la producción de bananas del país.
La exportación de banano se transformó en entre las primordiales fuentes de percibes del país, pero los gigantes provecho a que dio rincón solamente revirtieron directamente en Costa Rica, más allá de que la industria frutícola logró viable la construcción de infraestructuras y el desarrollo del empleo. Por el opuesto, la inversión de norteamérica se tradujo en una fuerte dependencia económica del país en relación a Estados Unidos, que fue acompañada de una creciente tutela en lo político.
Durante el segundo orden de Rafael Iglesias, las compañías frutícolas estadounidenses hicieron novedosas explotaciones en la costa meridional del Pacífico, al tiempo que la oligarquía clásico costarricense se hacía con el control de la explotación del ámbito cafetero, merced a las espléndidas concesiones del gobierno. En cuanto a sus relaciones con los estados de su ambiente, Iglesias Castro se negó a admitir la mediación que le ofreció el presidente de Francia, Émile Loubet, para solucionar el contencioso territorial que encaraba a Costa Rica y Colombia.
Al terminar su orden en 1902, Rafael Iglesias fue derrotado en las selecciones de presidentes. No abandonó, no obstante, la política, y continuó encabezando las filas conservadoras. Se presentó a la reelección presidencial en 1910 y 1914, pero en las dos oportunidades resultó derrotado.
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