Rafael Cordero

La historia de las civilizaciones la narran las personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela sociedad, de un modo u otro,avance.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas significativas como Rafael Cordero, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que podamos valorar no sólo la vida de Rafael Cordero, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Rafael Cordero, personas a quienes de un modo u otro Rafael Cordero influenció, y indudablemente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Rafael Cordero.

Las biografías y las vidas de personas que, como Rafael Cordero, atraen nuestra atención, deben valernos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Rafael Cordero, el motivo por el cual Rafael Cordero vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Rafael Cordero

(Rafael Cordero Molina; San Juan, 1790 - 1868) Maestro puertorriqueño. Recordado como un ejemplo de abnegación y altruismo, dedicó toda su historia a la educación de pequeños negros y mulatos sin sentir ninguna renumeración.

Sus progenitores, Lucas Cordero y Rita Molina, fueron negros libres y con determinado nivel de instrucción. De ellos recibió probablemente las primeras letras, puesto que por su raza se vio imposibilitado de ayudar a la única escuela que existe en San Juan en esa temporada: dicho centro simplemente no aceptaba negros en su alumnado. Tan próximamente como aprendió a leer, Rafael Cordero se dedicó asiduamente a agrandar por cuenta propia sus pocos entendimientos y, merced a su afición a la lectura, adquirió el nivel cultural preciso para el ejercicio de instructor de primera enseñanza. Su profundo amor por los libros le dejó de esta forma comprar los entendimientos que después compartiría con sus futuros estudiantes.

Rafael Cordero se ganaba la vida con el trabajo de tabaquero, ya que nunca deseó cobrar nada por sus clases. En 1810 abrió en San Germán una escuela para impartir la instrucción elemental a los pequeños negros y mulatos, privados de ayudar a las academias de los blancos. Esto ocurría 35 años antes que la enseñanza principal fuera estructurada de manera oficial por el gobierno en Puerto Rico. Diez años después su hermana Celestina Cordero empezó a ofrecer clases a las pequeñas, tras recibir la autorización del obispo Mariano Rodríguez Olmedo.

El profesor Rafael, como es de forma frecuente llamado, tuvo después una pequeña escuela en la calle de la Luna de San Juan, que atendería ahora sin interrupción hasta su muerte. En ella enseñaba a leer y a redactar, y asimismo caligrafía, aritmética y doctrina cristiana. Entre sus estudiantes tuvo asimismo pequeños blancos pobres y ciertos ricos, por la popularidad que tenía de instruir a leer de corrido en escaso tiempo. Su vivienda era al tiempo su hogar, su escuela y su taller para realizar tabaco.

Con los capital de su taller habituaba a obtener no únicamente lo preciso para su sustento, sino más bien asimismo zapatos, medias o ropas para alguna persona de la red social. Tanto sus estudiantes como otra gente necesitadas tenían en Rafael a un humano puesto en compromiso y deseoso de empujarlos sin aguardar nada a cambio. Ejerció su tarea didáctica sin discriminación alguna de raza o situación popular, en una temporada en que la segregación racial era visible en Puerto Rico y en numerosos países de todo el mundo.

Tras varios años de ejercer el magisterio de manera altruista, la Sociedad Económica de Amigos del País deseó premiar sus servicios a la red social con una donación de cien pesos, pero el profesor rechazó el premio diciendo que lo que hacía era su vocación. Como lo forzaron a admitirlo, distribuyó medio dinero entre sus estudiantes mucho más necesitados y la otra mitad entre los pordioseros reunidos por sus acólitos, quienes, convidados por él, fueron al acto de la distribución del premio.

Hombre afable, simple y abnegado, entregado a su tarea enseñante y a su taller de tabaquero, tenía además el don de querer y perdonar, y era un enorme espectador de la conducta humana. Cuando se le preguntó en determinada ocasión por qué razón no escribía sus memorias, se limitó a responder: "No escribo nada en esta vida pues no deseo rememorar el día de hoy el bien que hice ayer. Mis deseos son que la noche borre las proyectos meritorias que he podido llevar a cabo a lo largo del día".

En 1860, tras cincuenta años de educar de forma gratuita, el Gobierno Municipal de San Juan le concedió el título de Maestro Incompleto con una paga de quince pesos por mes. Igualmente se negó a admitir esa remuneración, pero frente a la insistencia de sus amigos acabó aceptándola. Murió a la edad de 78 años en su localidad natal, el 5 de julio de 1868; 2 mil personas le acompañaron en el cortejo fúnebre. En 2004 la Iglesia católica inició los trámites para su beatificación; el papa Francisco le concedió en 2013 el título de venerable.

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Sin duda conocer en profundidad a Rafael Cordero es algo que se reserva a muy pocas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Rafael Cordero es una especie de puzzleque tal vez alcancemos a reconstruir si cooperamos todos juntos.

Por ese motivo, si eres de esas personas que confían en que de modo colaborativo es posible elaborar algo mejor, y conservas información con respecto a la existencia de Rafael Cordero, o con respecto a algún elemento de su persona u obra que no hayamos observado en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Rafael Cordero, que detentó su trascendencia en un momento concreto de la historia, es vital intentar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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