La historia universal la narran aquellos hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela sociedad, de una forma u otra,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que atesoró Rafael Álvarez Ovalle en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para las personas que conocieron a Rafael Álvarez Ovalle, sino que posiblemente legó una señal mucho más insondable de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Rafael Álvarez Ovalle de forma personal.Rafael Álvarez Ovalle fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(Comalapa, Chimaltenango, 1858 - Guatemala, 1946) Compositor guatemalteco, creador de la música del Himno Nacional de Guatemala.
Hijo de Ildefonsa Ovalle y Rosendo Álvarez, directivo de la Escuela de Música de Comalapa, recibió de su progenitor su primera capacitación musical. En 1871 su padre pasó a hacerse cargo de la Escuela de Música de Santa Lucía Cotzumalguapa, ciudad donde fallecería en 1874. Con solo dieciséis años, Rafael Álvarez le sucedió en su cargo en la Escuela de Música.
Para reforzar en sus estudios musicales, se trasladó a la ciudad más importante en 1879, y al poco tiempo ingresó en la Banda Marcial, que en aquel momento estaba en un increíble nivel merced a la dirección del popular profesor Emilio Dressner. Dressner apreció el talento Rafael y de otros jóvenes correspondientes a la Banda, y resolvió proporcionarles desinteresadamente clase de armonía y enseñanzas prácticas de instrumentación, aparte de estimularlos para la composición. Dressner abandonó no obstante la Banda Marcial en 1885, gracias a las intrigas para hacerse con su dirección, y regresó a Alemania, dejando a sus acólitos sin profesor.
Ahora en 1879 la Sociedad Literaria El Porvenir había efectuado vanos intentos para dotar al país de un himno. En 1887, la jefatura del departamento de Guatemala convocó un certamen para escoger la música de la letra del Himno Popular que había compuesto el poeta Ramón P. Molina. Tomaron parte en exactamente el mismo distintos músicos y salió por último escogida la música del profesor Rafael Álvarez Ovalle, la que acompañaría a lo largo de un buen tiempo la letra del poeta Molina.
No obstante, en 1896, el gobierno del entonces presidente José María Reina Barrios convocó un nuevo certamen para elegir la música y letra del Himno Nacional. Por acuerdo del 19 de febrero de 1897, fue proclamado nuevamente ganador Rafael Álvarez como creador de la mejor música, al tiempo que unos versos de creador anónimo se llevaron el premio a la mejor letra. Hubo que aguardar hasta 1911 para entender que el creador anónimo había sido el poeta cubano José Joaquín Palma, según declaró él mismo antes de fallecer.
A inicios de la década de 1930 se causó una fuerte polémica cerca de casuales cambios en el artículo del Himno Nacional. Fue entonces en el momento en que el profesor guatemalteco José María Bonilla Ruano, educador y filólogo, efectuó una revisión de todos los versos del poema original. Además de localizar alusiones violentas contra España, asimismo descubrió fallos de manera y de fondo que debían corregirse. Así, por servirnos de un ejemplo, los tonos de la bandera estaban cambiados en blanco, azul y blanco, y había un fallo en un verso que afirmaba de este modo: "Es tu enseña pedazo de cielo / entre nubes de limpia albura". Bonilla Ruano logró entonces las rectificaciónes primordiales, las que fueron por unanimidad elogiadas por los Académicos de Lengua Guatemalteca. La novedosa y de hoy versión del Himno Nacional de Guatemala fue aprobada el 26 de julio de 1934 por el entonces presidente Jorge Ubico.
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