Publio Terencio

La historia de las civilizaciones la escriben los hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,progrese.

Ya sea inspirando a más personas o siendo una pieza esencial de la acción. Publio Terencio es una de las personas cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Publio Terencio es conocer más sobre época determinada de la historia del ser humano.

Vida y Biografía de Publio Terencio

(Cartago, el día de hoy desaparecida, de hoy Túnez, 185 a.C.-?, 159 a.C.) Comediógrafo latino, el mucho más grande tras Plauto, creador de seis comedias en verso consideradas a lo largo de un buen tiempo como modelo del latín mucho más puro. Estudiada y analizada durante la Antigüedad, su obra tuvo enorme predominación en la educación romana y después en el teatro europeo como fundamento de la comedia actualizada de prácticas.

Según con los pocos datos que se tienen de su historia, fue comprado como ciervo por el senador Terencio Lucano, quien le dio la independencia, el nombre y la posibilidad de introducirse en el ámbito de la nobleza romana. Se relacionó con el círculo de los Escipiones, lo que le granjeó bastantes enemistades, y desde muy joven se dedicó a la tarea literaria.

Escribió seis comedias que fueron estrenadas entre los años 166 y 160 a.C., pese a la oposición inicial de sus contrincantes: Andria, La suegra (de la que más tarde logró 2 actualizaciones nuevas), Formión, El eunuco, Heautontimoroumenos (El que se tortura a sí mismo) y Los adelfos.

Andria (166) está parte inspirada en 2 comedias del heleno Menandro; tal "polución" de proyectos distintas le llevó a una polémica con otros escritores trágicos. En 165 presentó La suegra, que resultó un fracaso; según lo que parece, el público abandonó el teatro para dirigirse a un espectáculo de saltimbanquis. En 163 llegó a la escena Heautontimoroumenos, cuyo éxito correspondió en parte al popular actor Ambivio Turpion. En 161 Terencio logró representar con fortuna El eunuco y Formión, y el año siguiente, con ocasión de los juegos funerarios aplicados a Emilio Paulo, Los adelfos.

En esta ocasión el creador ofreció otra vez al público, y asimismo sin éxito, La suegra, que al final halló el favor en su tercera representación, llevada a cabo en los juegos romanos de septiembre del citado año. Terencio marchó entonces a Grecia, probablemente en 159, y allí semeja haber fallecido, en Arcadia, entristecido por la pérdida, en un naufragio, de un grupo de traducciones de contenidos escritos de la "comedia novedosa" que corresponden a Menandro.

Las comedias de Terencio, como las de Plauto, prosiguen los cánones de la novedosa comedia griega, con mayor hondura sicológica en los letras y números y un tono mucho más tradicional en la presentación de la trama. La lengua usada es sobria y su versificación adecuada, si bien poco diferente. Su interés en dotar a los letras y números de mayor realismo y certeza sicológica es en parte el fundamento por el que sus proyectos se aproximan mucho más al drama, en lo que tienen de contenido ética y de reflexión sobre el padecimiento, que a la comedia del modo como era practicada por Menandro o Plauto.

Diferencia importante entre la técnica de Terencio y la de Plauto fue el régimen del prólogo, que Terencio usó como un medio para la reflexión literaria o de publicidad de sus métodos de reelaboración de los modelos helenos. Éstos tenían prólogos explicativos, que notificaban al público de hechos vitales, pero Terencio renunció a ellos y efectuó siempre y en todo momento la introducción a la acción o exposición con apariencia de una escena.

Con su renuncia al prólogo al estilo viejo, limitó la información anterior para el espectador y también logró conque el público compartiese exactamente la misma ignorancia de los individuos, y ganó en efectividad teatral. Esta peculiaridad, no obstante, asimismo presentó evidentes desventajas, como lo detallan los 2 descalabros sufridos con La suegra, que demandaba al espectador mantenerse en la indecisión sobre bastantes puntos.

La supresión del prólogo, además de esto, forzó al creador a ingresar, en múltiples oportunidades, elementos expositivos en otras unas partes de la acción y a colocarlos, en menoscabo de la verosimilitud, en boca de individuos que no tenían por qué razón tener tal información. Por otra sección, y en contraste a Plauto, Terencio no se dejó romper la ilusión escénica, dirigiéndose de forma directa al público. Mostró asimismo predilección por las medites y visualizaciones, y con frecuencia adoptó el tono de los proverbios.

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