Prudencio de Sandoval

Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Prudencio de Sandoval es una de esas personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Prudencio de Sandoval es comprender más acerca de etapa determinada de la historia del género humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como Prudencio de Sandoval, cautivan nuestro interés, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Prudencio de Sandoval, el motivo por qué Prudencio de Sandoval vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Prudencio de Sandoval

(Valladolid, 1553 - Estella, 1620) Historiador español. De progenitores portugueses, tomó el hábito benedictino en el monasterio riojano de Santa María la Real de Nájera (1569) y, más tarde, ejercitó distintos cargos en la orden. Logró graduarse en teología, si bien su afición por la arqueología y la historia le llevó a redactar un óptimo número de proyectos en las que recogió sus descubrimientos. Fue tal su sabiduría en estas materias que en 1600 Felipe III le dio el cargo de cronista oficial, con la misión de seguir la obra de Florián de Ocampo y Ambrosio de Morales relativa a la crónica de España. En cuanto a su actividad eclesiástica, fue procurador de la Orden de San Benito en la corte y obispo electo de Valladolid, y mereció del monarca la concesión de la abadía de San Isidoro, tal como los obispados de Tuy (1608-1612) y de Pamplona (1612-1620).

Su obra más esencial es la Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V (1604-1606) donde tuvo por modelo a Jerónimo Zurita, pero sin enseñar el sentido crítico y el procedimiento del aragonés; no es tampoco tan ecuánime como él. Con todo, la obra mantiene su interés por los varios documentos nuevos que tiene dentro. El inglés Robertson, en su History of Charles V, prosiguió punto por punto la obra de Sandoval y copió a la letra ciertos de sus pasajes. Sandoval compuso además de esto la continuación de la Crónica general de España famosa como Historia de los cinco reyes, y múltiples tratados genealógicos y de temas eclesiásticos.

Fue probablemente Felipe III quien confió a Sandoval la Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, y trabajó de forma rápida en ella, construyendo en tres años el tomo I (1500-1528) y en 2 el segundo, que entiende hasta la desaparición del emperador. Sandoval se sirvió bastante de las historias ahora fabricadas, más que nada de las de Garibay y Zurita; en menor escala, de las de Galíndez de Carvajal, Alonso de Santa Cruz, Gómara y Mexía. Debió asimismo de servirse de fuentes italianas (indudablemente de Paulo Jovio) y francesas, y empleó, en resumen, cantidad considerable de documentos y relaciones de diversa índole, que frecuentemente transfería en su integridad, explicándose por este motivo la extensión de la obra.

La Historia del emperador Carlos V supuso un auténtico avance en la ciencia historiográfica de españa por su pasmante extensión, su completa documentación y su singularidad en el manejo de las fuentes. Imbuido del pensamiento computador del barroco y distanciado de la inclinación apretada y congruente del intérvalo de tiempo posterior, Sandoval mezcló en un estilo manierista los hechos primordiales con los datos mucho más intrascendentes de la vida de Carlos V. El resultado de esta inclinación a combinar lo grande y lo pequeño es una obra donde, pese a determinada confusión y dispersión en el relato, se destaca el tono de los cuadros particulares desde una novedosa y enriquecedora visión. La singularidad de esta obra se siente, además, en la independencia de método del fraile benedictino en el momento de emprender algunos capítulos controvertidos, como el de los comuneros, más allá de que hay que tomar en consideración el ámbito criticista y liberalizador (González de Cellorigo, el padre Mariana, Mateo Alemán) que se vivió en España entre 1590 y 1620.

Aparte de incansable indagador, Sandoval fue ecuánime en sus juicios, pero, como allegador de novedades, poco aprensivo; en su anhelo de amontonar datos y datos, incurre en reiteraciones y también imprecisiones. Su enorme afición a la genealogía (que en esta obra se expone en el extravagante intento de marcar la del emperador nada menos que tomándola desde Adán) hubo por fuerza de familiarizarle con el ámbito frecuente de esas indagaciones, en las que tanta parte se da a la fantasía. La suya era desbordante, logrando realmente bien apreciarse en el momento en que se cotejan sus escritos con las fuentes usadas, que son por él esmaltadas de toda suerte de pormenores. Esta condición del creador, dañina en un historiador, comunica en compensación no poco atrayente a su prosa y, en grupo, no desvaloriza su obra, que, leída con precaución, merece la estimación que le jura su abundancia de novedades.

En el año 1600 Prudencio de Sandoval fue nombrado cronista oficial para seguir la Crónica general de España, iniciada por Florián de Ocampo y proseguida por Ambrosio de Morales, que escribió hasta el libro XVII. Sandoval comenzó, ya que, en el punto a que éste había llegado, redactando el libro XVIII, que entiende la crónica de los reinados de Fernando I, Sancho II, Alfonso VI, doña Urraca y Alfonso VII. Tal volumen es llamado comúnmente, para abreviar, la Historia de los cinco reyes, y no fue anunciado hasta 1615.

En la obra nuestro Sandoval pondera su bastante esfuerzo para no reiterar sencillamente lo ahora consignado en otras historias: "he mendigado cuanto he podido, sacado de libros viejos y nuevos, de permisos y otros papeles, piedras, diarios, memorias y cartas pontificales, lo que exactamente el mismo libro afirmará". Su papel era bien difícil, por haberle tocado proseguir el trabajo de Morales, que trató la materia histórica con un respeto y efectividad rara vez igualados.

Sandoval había acreditado su interés por las crónicas viejas con la publicación de la de Alfonso VII y de las crónicas de Idacio, San Isidoro, Alfonso III, Sampiro y Pelayo, edición que acostumbra nombrarse "de los cinco obispos" y que apareció asimismo en 1615. Sin embargo, en la Historia de los cinco reyes expresa bastante desprecio por ellas, y sus citas de fuentes mencionan siempre y en todo momento a documentos, práctica saludable indudablemente. Utilizó también un elevado número de documentos a los que dio siempre y en todo momento mucho más valor que a las crónicas viejas, pero este moderno método se rompe en el momento de explotar ciertas fuentes muy populares en la época y repletas de falsedades, como los “libros” de Granada y los falsos cronicones de Román de la Higuera.

Por otra parte, y en ello está su mucho más notable diferencia con Morales, no frecuenta contentarse con lo que sus fuentes le enseñan, agregando de su magín pormenores muy curiosos, pero que hacen perder la seguridad en la probidad y certeza del creador. En cambio, debe anotarse en su haber el bastante sitio que da en su obra a los hechos de los caballeros particulares, en lugar de monopolizar los monarcas su atención, como era la situacion mucho más recurrente. La exposición es refulgente y interesante.

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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre esenciales, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de una persona como Prudencio de Sandoval, que tuvo su trascendencia en un momento concreto de la historia, es vital procurar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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