Ya sea inspirando a más seres humanos o formando parte de la acción. Piteas o Pytheas es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestra atención debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Piteas o Pytheas es conocer más acerca de una época concreta de la historia del género humano.
Apreciar las luces y las sombras de las personas destacadas como Piteas o Pytheas, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa sustancial para que podamos valorar no sólo la vida de Piteas o Pytheas, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Piteas o Pytheas, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Piteas o Pytheas influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Piteas o Pytheas.
Las biografías y las vidas de personas que, como Piteas o Pytheas, cautivan nuestra curiosidad, deben valernos siempre como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Piteas o Pytheas, el motivo por el cual Piteas o Pytheas vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
Vida y Biografía de Piteas o Pytheas
(Siglo IV a.J.C.) Navegante, geógrafo, astrónomo y matemático heleno. Fue el investigador del litoral norte y oeste de la península Ibérica (c. 325) y, tras llegar a Bretaña, alcanzó la península de Jutlandia (Dinamarca). Sus experiencias han quedado plasmadas en su obra Sobre el océano (asimismo llamada en ocasiones Descripción de la Tierra), que conocemos merced a un historiador muy posterior, Polibio. Como astrónomo, fue el primero en intuir la relación que existe entre los movimientos lunares y las mareas.
Desde el siglo V antes de Cristo la rivalidad entre cartagineses y helenos por el control de las sendas comerciales mediterráneas logró que los dos pueblos estableciesen zonas de predominación. El Mediterráneo occidental quedó dividido en 2 partes: los helenos controlaban la región ubicada al norte de este mar, aparte de la mitad oriental de Sicilia, en la medida en que los cartagineses sostenían un férreo dominio sobre la otra mitad de Sicilia y el sur del Mediterráneo. El eslabón primordial del dispositivo cartaginés era el control del ajustado de Gibraltar. Con pertenencias a los dos lados del mismo y un óptimo conocimiento de las fuertes corrientes que complican la navegación entre el Mediterráneo y el Atlántico, Cartago, con el acompañamiento de las colonias y fábricas fenicias, podía cerrar el paso de los helenos al comercio marítimo del estaño de Bretaña.
La localidad de Massalia, la presente Marsella, era la colonia griega más esencial del Mediterráneo occidental. Hacia el año 325 a.C. decidió mandar una expedición naval a los sitios de procedencia de 2 de las mercancías mucho más valiosas, el ámbar y el estaño, que hasta el momento solo era viable hallar por medio de las sendas terrestres que proseguían el valle del Ródano. El mando de esa expedición fue confiado a Piteas. La decisión de este astrónomo y matemático para encabezar una expedición al Mar del Norte supuso un cambio de forma de pensar en relación a la forma frecuente de regentar una misión de ese tipo, puesto que, en la mayoría de los casos, era encomendada a los mercaderes y marineros.
Tras zarpar de Massalia, la flotilla de Piteas navegó hacia el ajustado de Gibraltar y logró franquearlo, no entendemos si de forma furtiva o tras lograr un convenio con los cartagineses. Una vez superado este obstáculo, puso rumbo al norte siguiendo la costa de la península Ibérica, primero, y de la Galia, ahora, hasta llegar a Armórica, la presente Bretaña. De allí se dirigió a la costa de Cornualles, en lo que llamó las "Islas Británicas". Este era entre los sitios de donde procedía el estaño.
Para una cabeza menos intranquiliza que la de Piteas, en este punto la parte primordial de la misión ahora estaría completada, pero él tenía otros proyectos. Ordenó proseguir explorando por la costa de Gran Bretaña hasta llenar su circunnavegación. Una vez alcanzadas las costas septentrionales de la presente Escocia, le llegaron novedades de la presencia de una isla mucho más al norte, Thule. Piteas, con el apoyo de nautas de las tribus locales que conocían bien aquellas aguas, desvió su rumbo y, tras una semana de navegación, arribó a las frías costas de Islandia. Esto transformó a Piteas y sus compañeros en las primeras personas procedentes del Mediterráneo que pisaron este rincón.
A lo largo de esta una parte del viaje, Piteas tuvo ocasión de ver ciertos curiosos fenómenos de la naturaleza absolutamente extraños para las gentes del Mediterráneo, como el llamado sol de medianoche en el verano de las latitudes mucho más septentrionales, la fuerza de las mareas en el Atlántico y la existencia de icebergs. De hecho, a Piteas le fue realmente útil el alargamiento de las horas de luz del sol, puesto que le dejaba calcular su latitud desde la duración de la luz diurna: cuanto mucho más avanzaba hacia el norte, mayor era la duración del día.
De vuelta a Gran Bretaña, Piteas continuó la navegación por el canal de Irlanda hasta llegar nuevamente a Cornualles, donde se dispuso a arrancar el último camino de su exploración. El ámbar, resina fosilizada, era entre las mercancías mucho más suntuosas de la Antigüedad, y llegaba al planeta mediterráneo desde el Báltico, por medio de distintas sendas terrestres que cruzaban Europa. La expedición massaliota efectuó una osada travesía por el Mar del Norte hasta Jutlandia, y de allí cruzó hasta el mar Báltico, donde estableció contacto con los pobladores de la zona y accedió a los sitios donde se extraía el ámbar. Una vez completados todos sus propósitos, Piteas ordenó el regreso de esta singular expedición.
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