Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que atesoró Pío XII en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Pío XII, sino que a lo mejor dejó una señal mucho más profunda de lo que podamosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Pío XII en persona.Pío XII ha sido una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Pío XII
(Eugenio Pacelli; Roma, 1876 - Castel Gandolfo, 1958) Papa de roma (1939-1958). Hijo del letrado Filippo Pacelli, estudió filosofía en la Universidad Gregoriana, se licenció en teología y también "in utroque iure" (leyes tanto civiles como eclesiásticas) por el Ateneo Pontificio del Seminario Romano, y fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1899. Sirvió en la Secretaría de Estado vaticana, en la sección de Asuntos Extraordinarios, llegando a ser subsecretario (1911) y después secretario (1914). Impartió clases de derecho canónico en el Ateneo del Seminario Romano y en la Academia de los eclesiásticos de origen noble.
Por esa temporada escribió el estudio jurídico La personalità y también la territorialità delle leggi specialmente nel diritto canonico (La personalidad y la territorialidad de las leyes en especial en el derecho canónico). En 1914 fue nombrado nuncio papal en Baviera y, más tarde, fue alto a la dignidad arzobispal en la sede de Sardi. En 1920 fue nombrado primer nuncio en Berlín. Estipuló concordatos con Baviera (1925), Prusia (1929) y Baden (1932). Nombrado cardenal en 1929, sucedió al cardenal Pietro Gasparri adelante de la Secretaría de Estado vaticana bajo el pontificado de Pío XI.
A la desaparición de este último, fue escogido Papa en el cónclave del 2 de marzo de 1939. El mismo año advirtió a las potencias mundiales del riesgo de un enfrentamiento, en distintas notas y alocuciones, y decretó su primera encíclica Summi pontificatus (20 de octubre de 1939), de carácter programático, donde asimismo influye en la necesidad de una convivencia pacífica entre los pueblos.
Procuró espantar a Italia de la Segunda Guerra Mundial con una visita a Víctor Manuel III en el Quirinal (28 de diciembre de 1939), y una carta de puño y letra a Benito Mussolini. Mediante manifestaciones, llamamientos y notas diplomáticas trató de prosperar la situación de la Iglesia en Alemania, objeto de permanentes asaltos por la parte del Tercer Reich, si bien sin bastante éxito. Al mismo tiempo, el Santo Oficio condenó distintas doctrinas y prácticas del nazismo, como la eutanasia (2 de diciembre de 1940) y la esterilización de humanos (23 de febrero de 1941). El Vaticano organizó una Secretaría de Información, anexa a la Secretaría de Estado, encargada de proveer información sobre presos y desaparecidos de guerra, que llegó a atender mucho más de diez millones de peticiones.
Pío XII luchó por hallar que se declarara a Roma "città aperta" ("localidad abierta") y, si bien no ha podido eludir los bombardeos, sí logró que la localidad no se transformase en campo de guerra, y por este motivo fue ovacionado por una enorme multitud en San Pedro como "defensor civitatis" (Defensor de la región), el 5 de junio de 1944. Organizó además una Comisión Pontificia de Asistencia para calmar los sufrimientos de la guerra y hacer distintas acciones asistenciales y dadivosas.
En relación con la Rusia de Stalin, Pío XII había señalado ahora en su correo con Franklin D. Roosevelt el riesgo que la Iglesia veía en su expansión, y había combatido su ideología (mensaje radiofónico de cumpleaños de 1942) y su acción expansionista en otros países. Tras la guerra, el Santo Oficio condenó el comunismo marxista (1 de julio de 1949) y conminó de excomunión a sus fieles. En exactamente la misma línea acorde con los tiempos (aún lejano el Concilio Vaticano II), Pío XII insistió en el deber de los cristianos de ofrecer su voto a personas de segura fe católica (alegato del diez de marzo de 1950).
En el lote dogmático, Pío XII encaró muy distintas y también esenciales cuestiones teológicas: el enfrentamiento secular sobre la esencia del sacramento de la ordenación, en la constitución apostólica Sacramentum ordinis; la condena de determinadas desviaciones teológicas y filosóficas en relación a la doctrina católica en la encíclica Humani generis (12 de agosto de 1950); la definición "ex- cathedra" del dogma de la Asunción de la Virgen María en la encíclica Munificentissimus Deus, y el rechazo de ciertas modernas interpretaciones del secreto de la encarnación en la encíclica Sempiternus Rex.
Otras encíclicas esenciales decretadas a lo largo de su pontificado fueron la Mystici Corporis Christi (del 20 de junio de 1943), sobre el carácter de la Iglesia como Cuerpo de Cristo; la Divino afflante Spiritu (del 30 de septiembre de 1943), sobre los estudios bíblicos; la Mediator Dei et hominum (20 de noviembre de 1947), sobre la liturgia y el culto divino; la Menti nostre (23 de septiembre de 1950), sobre la santificación del clero; la Evangelii praecones (2 de junio de 1951), sobre la actividad misionera; la Sacra virginitas (25 de marzo de 1954), sobre la virginidad y la vida encargada de Dios; la Musicae sacrae especialidad (25 de diciembre de 1955), sobre la música sagrada, su función y ejecución; la Haurietis aquas (15 de mayo de 1956), sobre la devoción al Sagrado Corazón; la Fidei donum (21 de abril de 1957), sobre las metas, en especial en África, y la Miranda prorsus (8 de septiembre de 1957), en relación al cine, la radio y la televisión.
En el lote de las ciencias y de la civilización, Pío XII fomentó la traducción del Salterio desde los contenidos escritos auténticos, y excavaciones arqueológicas en busca del sepulcro de San Pedro en Roma. Tuvo este pontífice un especial interés por las cuestiones morales y relacionadas al matrimonio, la familia y la educación de los hijos, a las que dedicó varios alegatos.
En el aspecto popular, Pío XII reafirmó las situaciones de sus predecesores en distintas polémicas: deber y derecho al trabajo (mensaje radiofónico de cumpleaños de 1941); humanización de las relaciones entre trabajadores y hombres de negocios, si bien sin llegar a aceptar el derecho a la huelga; afirmación de la propiedad privada como base del edificio popular (mensaje radiofónico del 1.º de septiembre de 1944), con la apostilla de la exigencia de prolongar la propiedad a todos (mensaje de cumpleaños de 1942), y el rechazo de la revolución como vía de reforma (alegato del 13 de junio de 1943).
Su colosal actividad doctrinal, su vigorosa personalidad y las duras situaciones históricas de su pontificado hicieron de Pío XII el último enorme pontífice de la "vieja escuela", prácticamente un auténtico monarca espiritual, sobre cuya figura no han cesado de verterse críticas (especialmente en relación a sus relaciones con las dictaduras nazi y mussoliniana, bastante contemporizadoras, según ciertos, tal como sobre su talante precisamente reaccionario en materia ideológica), y loas (por la parte de campos mucho más conservadores). Cabe nombrar la recopilación de su obra publicada en Escritos y alegatos.
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