La historia de las civilizaciones la escriben las mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado queel mundo, de un modo u otro,progrese.
Ya sea inspirando a otros o siendo parte de la actuación. Pío del Río Hortega es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Pío del Río Hortega es comprender más acerca de época determinada de la historia de la humanidad.
Las biografías y las vidas de personas que, como Pío del Río Hortega, cautivan nuestro interés, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Pío del Río Hortega, porqué Pío del Río Hortega vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
Vida y Biografía de Pío del Río Hortega
(Portillo, 1883 - Buenos Aires, 1945) Médico español. Estudió medicina en la Facultad de Valladolid, donde tuvo como primer profesor al histólogo Leopoldo López García, del que fue ayudante y después instructor socorrer. En 1913 fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios para llenar su capacitación en anatomía microscópica y cancerología en distintas centros de París y de Londres.
De regreso a España, a principios de 1915, trabajó al lado de Nicolás Achúcarro en el Laboratorio de Histología Normal y Patológica fundado por la Junta. Antes de su estancia en el extranjero, había estado ahora con relación a Achúcarro, que fue su genuino profesor. Cuando este murió prematuramente en 1918, Río Hortega le sucedió en la dirección del Laboratorio. En 1928 fue nombrado, además de esto, jefe de la Sección de Investigación del Instituto Nacional del Cáncer, del que pasó a ser directivo tres años después.
Río Hortega se exilió poco tras iniciarse la guerra civil de 1936. Durante la contienda trabajó como histopatólogo, primero en el servicio de neurocirugía del hospital de la Pitié de París, que dirigía Clovis Vincent, y después en la Universidad de Oxford, de la que era doctor honoris causa, al lado del neurocirujano Hugh Cairns. En 1940, la Institución Cultural Española de Buenos Aires le invitó a ofrecer un curso semejante al que había dado en la ciudad más importante argentina quince años antes. Acabó quedándose allí los cinco años que le quedaban de vida, como directivo de un Laboratorio de Investigaciones Histológicas y también Histopatológicas desarrollado por esa institución.
El punto de inicio de la tarea de Río Hortega fue la obra de Achúcarro, tanto en el lote de la técnica como en el conceptual. Comenzó haciendo un trabajo con el procedimiento del tanino y la plata amoniacal concebido por Achúcarro, que fue cambiando hasta hallar 4 variaciones diferentes. Una de ellas tenía el beneficio de empapar selectivamente las construcciones intracelulares, lo que le dejó hacer estudios citológicos de las neuronas y de la neuroglia.
Para proseguir las indagaciones de su profesor sobre esta última, usó después el procedimiento del carbonato de plata amoniacal que creó en 1918. A partir de esta fecha efectuó una secuencia de trabajos que alteraron completamente los entendimientos relativos a la neuroglia. Hasta entonces se aceptaba únicamente la presencia de 2 variedades escenciales de exactamente la misma -la protoplásmica y la fibrosa-, aparte de unos elementos mal estudiados a los que Santiago Ramón y Cajal había llamado glia adendrítica o "tercer elemento". Río Hortega probó que en este último había que distinguir 2 especies citológicas diferentes: la microglia o mesoglia y la glia interfascicular u oligodendroglia.
A lo largo de múltiples años efectuó un muy, muy completo estudio de la morfología, la arquitectonia y la histogénesis de los dos. Estas indagaciones dieron un enorme prestigio en todo el mundo a Río Hortega, que dio tutoriales y recibió honores en distintas instituciones científicas de europa y americanas. Grandes figuras, como el estadounidense Wilder Penfield, se trasladaron a Madrid con la intención de trabajar en su laboratorio.
En directa relación con sus indagaciones sobre la neuroglia, Río Hortega completó también los trabajos que Achúcarro y José Miguel Sacristán habían realizado sobre la composición de la epífisis. Entre otras cosas, probó que los lóbulos epifisarios están formados de forma exclusiva por neuroglia fibrosa, al tiempo que los elementos parenquimatosos o pinealocitos están localizados en los espacios interlobulares (1923).
La histopatología de los tumores generados en el sistema inquieto fue el primordial tema de investigación de Río Hortega en el Instituto Nacional del Cáncer. Le consagró doce de trabajos, el más esencial de los que fue el destinado a la tipología de los gliomas y paragliomas según con la diferente madurez de sus elementos celulares (1932). Aunque renovadora, su aportación a este capítulo no tuvo tanta influencia como sus estudios cerca de la glia. Desde su laboratorio en Buenos Aires, Río Hortega efectuó todavía otra esencial contribución: probar el carácter neuróglico de las células satélites que envuelven a las neuronas de los ganglios sensitivos y del sistema inquieto vegetativo. La equiparación de tales gliocitos a la oligodendroglia fue la culminación de su obra sobre la glia inquieta.
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