Pelayo

La historia universal está escrita por las mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela humanidad, de una forma u otra,progrese.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que detentó Pelayo en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo mientras permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que trataron a Pelayo, sino que posiblemente dejó una señal mucho más honda de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Pelayo de forma personal.Pelayo fue una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Pelayo, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Pelayo, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Pelayo, gentes a quienes de de una u otra forma Pelayo influyó, y indudablemente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Pelayo.

Las biografías y las vidas de personas que, como Pelayo, seducen nuestra atención, tienen que servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Pelayo, porqué Pelayo vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Pelayo

(?-?, 737) Caudillo astur. La personalidad de Pelayo fué mitificada durante los tiempos hasta rodear al personaje de un aura heroica prácticamente sobrehumana. Las fuentes mucho más fiables señalan que formó una parte de entre las familias de la aristocracia del norte de la Península, quizá de origen visigótico, asentada en la cuenca del Sella.

A causa de la derrota y muerte del rey Rodrigo, frente a los invasores árabes, en la guerra del Guadalete (711), se causó el súbito colapso del reino visigótico y la caída de la península Ibérica en poder de los musulmanes. Según las crónicas musulmanas, Pelayo estuvo en Córdoba como rehén. Alrededor del 718 organizó en el norte una revuelta contra el pago de los impuestos demandados por los nuevos mandatarios, que desembocó en una guerra abierta.

Utilizando su conocimiento del lote, los rebelados acosaron a las tropas árabes, poco acostumbradas a batallar en zonas tan ásperas y con un tiempo tan frío. En el 722, Anbasa, gobernador árabe de la península Ibérica, envió un ejército para machacar, al fin y al cabo, la revuelta. Pelayo y sus fieles atrajeron por fuerza expedicionaria, compuesta indudablemente por unos pocos cientos de efectivos, que habían logrado distintas victorias, hasta los vales de Covadonga, donde cantabrios y astures se habían hecho fuertes. Su excelente situación protectora no ha podido ser conquistada ni por las tropas beréberes, habituadas a batallar en lote montañoso, que formaban una parte del contingente musulmán.

Finalmente, los atacantes se vieron forzados a arrancar una retirada que se tornó catastrófica en el momento en que Pelayo se lanzó en su persecución hostigándolos sin tregua. Al fin, probablemente, tras haber reforzado sus efectivos, entabló combate franco y derrotó a los musulmanes en Olalíes (de hoy Proaza), tras lo que estableció su capital en Cangas de Onís.

Don Pelayo se transformó para los españoles en el primer héroe de la Reconquista, y como tal fue festejado no solo en crónicas y romances medievales, sino más bien asimismo en extensos poemas como El Pelayo (1605) de Alonso López Pinciano, y en varios dramas del Siglo de Oro, los mucho más populares de los que son El último godo, de Lope de Vega; La restauración de España, de Luis Vélez de Guevara, y El restaurador de Asturias, de Juan Bautista Diamante. Con el Neoclasicismo, la figura volvió a los honores de la escena en la catástrofe en verso y en cinco actos Pelayo, de Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), señalada parte de la serie de desgracias neoclásicas que los escritores españoles del siglo XVIII escribieron imitando a Corneille, a Racine e inclusive a Vittorio Alfieri. El héroe godo apareció además en la catástrofe en tres actos Pelayo, de Manuel José Quintana (1772-1857), representada en 1805. Ya en el Romanticismo, José de Espronceda le dedicó asimismo un poema, inacabado, que se titula Pelayo.

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¿Qué piensas de la crónica de la vida de Pelayo? ¿Has hallado todo aquello que suponías que ibas a encontrar?

Es cierto que conocer en profundidad a Pelayo es algo que está reservado a pocas personas, y que intentar reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Pelayo es una suerte de enigmaque posiblemente lleguemos a reconstruir si cooperamos juntos.

Por eso, si eres de aquellos que creen en que colaborando existen posibilidades de elaborar algo mejor, y posees información acerca de la vida de Pelayo, o con respecto a algún pormenor de su figura u obra que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de una persona como Pelayo, que tuvo su importancia en un momento concreto de la historia, es esencia procurar ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para referirnos qué conocimientos posees acerca de Pelayo. Estaremos encantados de completar esta biografía con más información.