La historia de las civilizaciones la escriben aquellas mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado queel mundo, de una forma u otra,avance.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Pedro Emilio Coll es una de esas personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Pedro Emilio Coll es conocer más sobre una época concreta de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la trascendencia que atesoró Pedro Emilio Coll en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Pedro Emilio Coll, sino que posiblemente legó una huella mucho más profunda de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Pedro Emilio Coll de forma personal.Pedro Emilio Coll ha sido una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Pedro Emilio Coll, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa sustancial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Pedro Emilio Coll, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Pedro Emilio Coll, personas a quienes de de una u otra forma Pedro Emilio Coll influenció, y por supuesto, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Pedro Emilio Coll.
(Caracas, 1872-1947) Narrador venezolano, uno de los más importantes promotores del modernismo en su país. Era hijo de Emilia Núñez Márquez y Pedro Coll Otero, un tipógrafo y editor, dueño de la Imprenta Bolívar, que contagió a su hijo el virus literario; nuestro Coll acostumbraba a rememorar además de esto a su vieja aya Marcolina, quien le habría llenado la cabeza de niño con toda suerte de cuentos infantiles. Después de estudiar en el instituto La Paz, comandado por Guillermo Tell Villegas, dejó inacabados sus estudios universitarios para lanzarse a la aventura de una carrera literaria.
La gaceta Cosmópolis lo condujo como es lógico a El Cojo Ilustrado, donde entre 1895 y 1907 publicó, con pseudónimos como Juan de Caracas y A.R. Lequín, sus primeros cuentos, entre los que se encontraba el popular El diente roto. También tentado por el ensayo y el articulismo, compendió en Palabras (1896), que se dedica al arte y la educación, sus primeras incursiones en estos géneros, aparecidas en Cosmópolis.
Como prácticamente todos los escritores de venezuela de su generación, halló en la carrera diplomática un alivio económico y un procedimiento seguro para viajar fuera del país y tomar contacto con la civilización europea. Recién casado con Paulita Borges Delgado, en 1897 partió al Reino Unido como cónsul en Southampton, radicando en Londres y París. En esta localidad tuvo a su cargo la sección "Letras Sudamericanas" de la reconocida gaceta Mercure de France.
Esta pasantía le dejó transformarse en entre los mucho más populares críticos del modernismo hispanoamericano, y su estadía en la ciudad más importante gala lo llevó a entender al católico ultraconservador Maurice Barrès. Por otra sección, su contacto con el Reino Unido le dejó conocer la obra de Oscar Wilde, predominación directa que trasluce su segundo libro de ensayos, El castillo de Elsinor (1901).
De regreso a Venezuela en el mes de julio de 1899, aceptó un cargo directivo en el Ministerio de Fomento. Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez desempeñó distintas funcionalidades en la administración pública, ciertas de relieve, como el Ministerio de Fomento (1913) y la Secretaría de Instrucción Pública. Fue además propuesto y escogido sujeto de número de la Academia Venezolana de la Lengua (1911).
A pesar de la guerra en Europa, aceptó representar a Venezuela como cónsul general en París (1915) y secretario de la legación en Madrid (1916-1924). En estos años reinició su amistad con Rufino Blanco Fombona, quien reeditó sus 2 libros en la Editorial América. Una vez mucho más de vuelta en Caracas, en 1923, fue fiscal de bancos y senador por el estado Anzoátegui (1924-1926), antes de asumir la presidencia del Congreso Nacional. En 1927 regresó a Madrid como inspector de consulados y dio a la imprenta otro libro de ensayos, La oculta senda (1927), en el que se separa de los temas literarios para emprender temas históricos.
En 1933 volvió a Venezuela, y tres años después recibió el ascenso de ministro asesor en Washington, si bien no llegó a asumir este cargo. Un último viaje por Europa, de 1935 a 1939, le hace vivir de cerca la guerra civil de españa y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. A su último y definitivo regreso a Venezuela, se dedicó con particular interés a los estudios históricos y trabajó desde 1941 como bibliotecario de la Academia Nacional de la Historia.
La muerte lo sorprendió en el momento en que estaba mejorando una selección de su obra para la compilación Biblioteca Popular Venezolana del Ministerio de Educación, que apareció un año tras su fallecimiento con el título El paso errante. Algunos de sus productos y prosas no recogidos por él en el volumen se dieron a conocer en rutas publicaciones póstumas: La colina de los sueños (1959) y La vida literaria (1972).
Escritor parco en publicaciones, la relevancia literaria de Coll radica en su ideario estético, contenido en especial en las páginas de El castillo de Elsinor. Fue el primer modernista venezolano que podó su prosa del exceso de metáforas y epítetos característico aun de las mejores proyectos surgidas de este movimiento, y aportó a las letras venezolanas 2 características que terminarían imponiéndose transcurrido un tiempo: la facilidad expresiva y la ironía.
Está que se encuentra en todas y cada una de las antologías del cuento venezolano con un relato muy corto: El diente roto. En 2 páginas, se esboza la narración de Juan Peña, quien de niño, "luchando con unos canallas", recibió un guijarro sobre un diente, y desde ese instante cayó en un ensimismamiento que los que le rodeaban confundieron con responsabilidad, hondura de pensamiento y sabiduría, hasta tal punto que llegó a presidente de la República, "en el momento en que la apoplejía lo sorprendió acariciándose su diente roto con la punta de la lengua".
Las historias de la literatura venezolana al empleo ubican a Coll en la primera generación de modernistas de venezuela, adjuntado con Pedro César Domínici y Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, con quienes creó, a los 22 años, la gaceta Cosmópolis, de corta vida pero perdurable predominación en las letras del país. Adscripción que sería absurdo contradecir, si bien la auténtica patria literaria de este caraqueño fue una extraña mezcla de conservadurismo político y también ironía en el manejo del lenguaje. En lo primero, sus profesores confesos fueron los franceses Anatole France y Maurice Barrès; para poder lo segundo, se dejó asesorar por el enorme profesor de la paradoja y el epigrama lacerante: la lengua inglesa Oscar Wilde.
¿Qué piensas de la existencia de Pedro Emilio Coll? ¿Has encontrado todo aquello que pensabas que ibas a encontrar?
Sin duda alguna conocer en profundidad a Pedro Emilio Coll es algo que se reserva a muy pocas personas, y que pretender recomponer quién fue y cómo fue la vida de Pedro Emilio Coll es una especie de rompecabezasque tal vez consigamos rehacer si colaboramos todos juntos.
Debido a esto, si eres de aquellos que creen en que cooperando existen posibilidades de elaborar algo mejor, y tienes información en relación con la existencia de Pedro Emilio Coll, o en relación con algún aspecto de su personalidad u creación que no se observe en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Pedro Emilio Coll, que tuvo su relevancia en un momento concreto de la historia, es imprescindible tratar de ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
Sin titubeos, contacta con nosotros para referirnos qué sabes sobre Pedro Emilio Coll. Estaremos encantados de perfeccionar esta biografía con más información.