Pedro Calderón de la Barca

La historia de la civilización está contada por aquellos hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela civilización, de una forma u otra,prospere.

Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Pedro Calderón de la Barca es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Pedro Calderón de la Barca es conocer más acerca de una época concreta de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que detentó Pedro Calderón de la Barca en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Pedro Calderón de la Barca, sino que posiblemente produjo una huella mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Pedro Calderón de la Barca personalmente.Pedro Calderón de la Barca ha sido una persona que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Pedro Calderón de la Barca, atraen nuestro interés, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Pedro Calderón de la Barca, el motivo por el cual Pedro Calderón de la Barca vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Pedro Calderón de la Barca

(Madrid, 1600 - id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un instituto jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años después se dio a comprender como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder.

Como todo joven instruido de su temporada, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un riguroso repertorio dramático entre el que aparecen sus mejores proyectos. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el cariño, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.

Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el ubicación de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ahora era el dramaturgo de sobra éxito de la corte. En 1663 el rey lo designó capellán de honor, con lo que se trasladó finalmente a Madrid.

El teatro de Calderón de la Barca

Según el recuento que él mismo logró el año de su muerte, su producción se compone de ciento diez comedias y ochenta coches sacramentales, alabanzas, entremeses y otras proyectos inferiores. Como todo coetáneo de el, Calderón no podía por menos que partir de las pautas tráficas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ahora absolutamente barroca, quizás alcance mayor nivel de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo mucho más sobrio, Calderón pone en juego menor número de individuos y los centra en torno al personaje principal, de forma que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al que viran todos y cada uno de los elementos secundarios, lo que fortalece la intensidad trágica.

El crítico Ángel Valbuena Prat apuntó que en su estilo cabe distinguir 2 registros. El primero radica en reordenar y condensar lo que en Lope hace aparición de forma difusa y embrollada y en afinar las notas de su realismo costumbrista. Así, Calderón reelabora temas auténticos de Lope en múltiples de sus piezas maestras; en ellas hace aparición una rica galería de individuos representativos de su tiempo y de su condición popular, los que tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones cariñosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.

Pero no es ese, por supuesto, el primordial fundamento de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, alén del repertorio caballeresco, una manera poético-simbólica ignota antes de él y que configura un teatro fundamentalmente lírico, cuyos individuos se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón resalta más que nada como constructor de esos individuos barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que se muestran en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz.

Su personaje mucho más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cima del teatro calderoniano. Esta obra, pensamiento del género de comedias filosóficas, recopila y dramatiza las cuestiones mucho más trascendentales de su temporada: el poder de la intención en oposición al destino, el escepticismo frente a las apariencias sensibles, la precariedad de la presencia, considerada como un fácil sueño, y, en resumen, la consoladora iniciativa de que, aun en sueños, se puede todavía realizar el bien.

Con Calderón adquirieron además particular importancia la escenografía (lo que él llamaba «formas de fachada») y la música. La carpintería teatral se transformó en un factor clave en la composición de sus proyectos, y el término de escena se vio valorizado de una forma general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede estimar que es la culminación teatral del culteranismo poético de Góngora. Su riqueza expresiva y sus complicadas metáforas surgen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento pensativo propio de sus individuos de ficción.

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Evidentemente conocer en profundidad a Pedro Calderón de la Barca es algo que se reserva a escasas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Pedro Calderón de la Barca es una suerte de enigmaque a lo mejor podamos rehacer si colaboramos juntos.

Por ese motivo, si eres del tipo de personas que confían en que de forma colaborativa existen posibilidades de hacer algo mejor, y detentas información con respecto a la vida de Pedro Calderón de la Barca, o sobre algún particularidad de su persona u obra que no hayamos contemplado en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son siempre importantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Pedro Calderón de la Barca, que detentó su significación en una época determinada, es indispensable intentar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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