Las biografías y las vidas de personas que, como Pastora Imperio, cautivan nuestra atención, tienen que ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Pastora Imperio, el motivo por el cual Pastora Imperio vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
Vida y Biografía de Pastora Imperio
(Nombre artístico de Pastora Rojas Monje; Sevilla, 1889 - Madrid, 1979) Cantante y bailaora de españa, hija de la asimismo afamada cantaora y bailaora Rosario Monje, la Mejorana.
Empezó su trayectoria a los diez años, y a los 12 ahora era famosa como Pastora Monje; entonces se realizó llamar Pastora Rojas, y como tal actuó en el Salón Japonés de Madrid en el momento en que contaba trece años, formando dúo con Margarita la Roteña bajo el nombre de Hermanas Imperio.
Comenzó a solas en 1905 y próximamente se la incluyó entre las estrellas del género de la zarzuela, al lado de La Fornarina, la Bella Chelito y Amalia Molina. Entre 1912 y 1926 actuó intermitentemente en el Teatro Romea, el Teatro Maravillas, el Madrid Cinema y el Teatro La Latina, todos ellos situados en Madrid. Después se embarcó en consecutivas giras por España que la llevaron más que nada a Sevilla (Salón Imperial) y Barcelona (Eldorado, la Rosaleda y el Circo Barcelonés).
Ya como Pastora Imperio, nombre artístico cuyo origen está en una oración del dramaturgo Jacinto Benavente ("esta Pastora vale un imperio"), conoció al compositor Manuel de Falla; el resultado de este contacto fue la génesis de El amor brujo, que Falla compuso pensando en ella y que se estrenó en el Teatro Lara de Madrid en el mes de abril de 1915.
Tras una corto retirada entre 1928 y 1934, resurgió en este último año en el Coliseum de Madrid interpretando el pasodoble autobiográfico Retrato lírico, escrito por Álvaro Retana y José Casanova para esa ocasión. Ese mismo año se estrenó asimismo una exclusiva versión de El amor brujo en el Teatro Español, donde asimismo participaron La Argentina, Vicente Escudero y Miguel de Molina. Otras producciones insignes que Pastora Imperio interpretó en esos años fueron La nieta de Carmen, El color de mis ojos y el pasodoble ¡Viva Madrid!
A lo largo del periodo de tiempo pasado entre 1942 y 1954, con la salvedad de una corto colaboración con la bailaora Pilar López en 1946, regentó la venta La Capitana, un espacio que fue muy frecuentado por distintos artistas y que era propiedad del torero Gitanillo de Triana, su yerno. En 1957 participó en el estreno de Dónde vas Alfonso XII, de Luca de Tena, en el Teatro Lara, y en 1958 se integró asimismo en un espectáculo de Luis Escobar que se titula Te espero en Eslava.
Se retiró finalmente en 1959, tras una secuencia de actuaciones con este espectáculo en Barcelona. Ya retirada, creó en Madrid adjuntado con su yerno el tablao El Duende, y en 1964 dirigió otro en Marbella (Málaga), de nombre Los Monteros. Fue asimismo actriz en películas como La danza mortal (1914), La reina de una raza (1917), María de la O (1936), La marquesona (1940), ¡Canelita en rama! (1943), El amor brujo (1949) y Duelo en la cañada (1959).
Las piezas que mucho más interpretó durante su trayectoria fueron el garrotín y las soleares. Destacó más que nada como bailaora; su estilo de desplazar los brazos y las manos, con suaves giros y con trazos redondeados, pasó a la historia como pensamiento del buen braceo flamenco. Pastora Imperio puso aparte de moda la bata de cola como atuendo propio de este baile.
Dotada de una peculiar personalidad, no solo contó con el favor del público, sino más bien asimismo con el de todo el mundo intelectual y artístico. Con el tiempo, la Imperio se transformó en musa de pintores, versistas y otros artistas, como por servirnos de un ejemplo Julio Romero de Torres, quien pintó su retrato, o Mariano Benlliure, que se inspiró en su figura para hacer una de sus estatuas. Escribieron sobre ella escritores de la talla de Ramón Díaz Mirete, Ramón Pérez de Ayala, Tomás Borrás o los hermanos Álvarez Quintero, entre otros muchos. Todos ellos recalcaron sus características y la alabaron como una enorme artista. Se le concedieron diferentes galardones en premio a su buen realizar, entre ellos el Lazo de Isabel la Católica.
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