Paracelso

La historia de las civilizaciones la narran los hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela humanidad, de una forma u otra,progrese.

Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Paracelso, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa fundamental para que podamos poner en valor no sólo la vida de Paracelso, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Paracelso, gentes a quienes de de una u otra forma Paracelso influyó, y indudablemente, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Paracelso.

Las biografías y las vidas de personas que, como Paracelso, cautivan nuestra atención, tienen que servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Paracelso, porqué Paracelso vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Paracelso

(Theophrast Bombast von Hohenheim; en latín, Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus Paracelsus; Einsiedeln, Suiza, 1493 - Salzburgo, de hoy Austria, 1541) Médico y alquimista suizo. Hijo de un doctor, a lo largo de su adolescencia viajó por Europa y atendió a las universidades de Basilea, Tubinga y Heidelberg, por ejemplo; no obstante, siempre y en todo momento sostuvo enormes distancias con la enseñanza reglada de la temporada y cuestionó la autoridad de los contenidos escritos tradicionales en pos de una aproximación mucho más «en fase de prueba» que atendiese el comprender habitual.

Popular por sus supuestas curas prodigiosas, en 1526 se estableció en Basilea, donde su prestigio atrajo incontables alumnos de todo el conjunto de naciones. En sus clases, Paracelso exhortó a su audiencia a ignorar la herencia de Galeno y Avicena y a centrar los tratamientos médicos en la acción libre de los procesos naturales. En 1536 publicó su Gran libro de cirugía, que le intentó una todavía mayor notoriedad. Entre sus visibles aportaciones a la medicina de la temporada cabe refererir la primera descripción clínica de la sífilis, y, merced a sus extensos entendimientos de química experimental, la introducción de nuevos tratamientos basados en substancias minerales como el plomo o el mercurio.

Biografia

Su padre, asimismo médico, ejercitó en la abadía de Einsiedeln y en múltiples zonas mineras, como la de Villach (Carintia, Austria), que sirvieron a Paracelso como escuela de iniciación en el saber de la química de los metales y del arte de trabajarlos. Después de ser enviado por su familia a la Universidad de Basilea (Suiza) en 1506, siguió sus estudios químicos y médicos en múltiples universidades de Alemania, Francia y también Italia, entre ellas, Viena y Ferrase. Seguidamente, decidió comprender nuevos países y viajó por España, Inglaterra, Egipto y Turquía.

Tras una sepa de diez años de tierras de lengua alemana, y protegido por su compatriota Juan Ecolampadio, Paracelso ganó una cátedra en la Facultad de Medicina de Basilea en 1526, y se estableció en esta localidad. Inició sus tutoriales luchando la medicina tradicional representada por los venerados Galeno, Avicena, Averroes o Al-Razi, como símbolo de lo que, y de que su enseñanza iba a marcar la diferencia de la hasta el momento conocida, quemó públicamente libros de todos ellos. En cambio, no se conoce si salvó o no de la quema a Hipócrates, ya que poco tiempo después publicó unos comentarios a los Aforismos del tenido por padre de la medicina en los que, sin embargo, se ponen de manifiesto las disconformidades entre la manera de comprender la medicina de Paracelso y la medicina hipocrática.

Paracelso decidió además de esto ofrecer sus clases en lengua vulgar, en un caso así, en alemán, con el objetivo de que sus enseñanzas fuesen comprendidas por el mayor número viable de oyentes. En 1528, en vista de los usuales combates que tenía con sus colegas médicos y con farmacéuticos, y de una atmósfera crecientemente desfavorable, Paracelso decidió dejar Basilea y se retiró a Esslingen, en las cercanías de Stuttgart (Alemania). Inmerso nuevamente en una vida de médico nómada, ejercitó en Alsacia, Baviera, Suiza, Moravia, el Tirol, Carintia y otros puntos de Austria. Se tiene perseverancia de que radicó y trabajó de manera permanente en San Gall (Suiza) entre 1531 y 1533, en Villach entre 1538 y 1539, y en Salzburgo entre 1540 y 1541.

A lo largo de toda esta temporada la tarea de Paracelso estuvo cercada, por una parte, del prestigio que sus éxitos en la práctica médica y su elocuencia le dieron, y por otro, de la mala popularidad a la que daban alas tanto sus contrincantes médicos y farmacéuticos como su defensa de las teorías mágicas, astronómicas y de alquimia. Aparte del oscurantismo de uno u otro signo, las doctrinas médicas de Paracelso, en concreto en el campo de la terapéutica, son en especial esenciales en 2 puntos: inició el sendero del moderno empleo de los concretos, ya que, defensor de la teoría de que cada patología debía tener su antídoto, luchó contra la iniciativa de que tenga existencia un antídoto para sanar todas y cada una de las patologías, o sea, la panacea universal buscada por los alquimistas; por otro lado, fue el primero en estimar y proteger que algunos venenos, administrados en pequeñas dosis, podían marchar óptimamente como fármacos.

A ello hay que agregar, asimismo en terapéutica, su afán por desterrar del empleo médico los polifármacos y por facilitar las preparaciones mucho más complejas de otros fármacos, tal como su esfuerzo por publicar preparados nuevos (descubiertos por él mismo merced a sus ensayos) a partir de antimonio, hierro, azufre, mercurio o sales, o a partir de vegetales. Hay que contar en cambio entre sus faltas la poca relevancia que concedía a la cirugía y su desprecio por el saber de la anatomía humana, a su modo de ver superflua para la práctica de la medicina.

Paracelso creía que existían cinco probables causas de patología: la acción de los astros, la acción tóxica de los alimentos, la herencia y la constitución, algunos componentes anímicos y la intención divina. Así mismo, mantenía que el hombre (”microcosmo”) se anotaba en una entidad mayor (el cosmos o “macrocosmo”), cuyos elementos constitutivos (azufre, mercurio y sal) estaban organizados dinámicamente por un principio escencial llamado arqueus.

Juzgaba Paracelso que la medicina era la ciencia primordial, por la completa unión que se da en ella del conocimiento de la Naturaleza y del arte de manipularla, y por el hecho de que su estudio podía iluminar la correo entre el planeta exterior (”macrocosmo”) y el planeta interior (”microcosmo”). Creía, por otro lado, con relación a el avance en tal especialidad, que el único modo de seguir era la experimentación, siempre y en todo momento apoyada en una teoría, ya que sin el ensayo y la práctica no se conoce la verdad, pero sin la especulación y la teoría el saber no es sino más bien un grupo de reglas estériles. Para Paracelso, no obstante, la práctica de la especulación no era contraria a la revelación, ya que las consideraba 2 métodos de conocimiento coincidentes.

Gerente característico del Renacimiento en su mezcla de un naturalismo panteísta y de la mística especulativa, Teofrasto Paracelso comprendía que el auténtico médico es asimismo el auténtico pensador, el auténtico astrónomo y el auténtico teólogo. Hay que ligar al término paracelsiano de la medicina y a su concepción del hombre (comprendido como producto de la coincidencia de una situación terrestre, una astral y una divina) su visión de la intención de la ciencia primordial: la de saber el desempeño del alma para dominarla y ampararla de elementos extraños que logren ocasionarle algún daño.

Entre sus varias proyectos, ciertas de ellas sobre anomalías de la salud específicas (la sífilis) o expertos (de los mineros), resaltan las que describen su sistema humano y cosmológico: el Liber Paragranum (1530, impreso en 1565) y la Opus Paramirum (1532, impresa en 1591). Fueron, más que nada, las teorías biológicas y alquímicas de Paracelso las que contaron con mayor número de seguidores inmediatos. Tras la desaparición del médico, sus incondicionales fueron incrementando fundamentalmente en Alemania y Francia, pero asimismo en la España de los siglos XVI y XVII, e inclusive XVIII, pese a la fuerza de sus opositores.

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Obviamente descubrir en lo más recóndito a Paracelso es algo que está reservado a escasas personas, y que tratar de reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Paracelso es una suerte de puzzleque con bastante probabilidad logremos rehacer si contribuimos todos en conjunto.

Por esta razón, si eres del tipo de personas que creen en que colaborando se puede hacer algo mejor, y detentas información sobre la vida de Paracelso, o con respecto a algún particularidad de su persona u obra que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son en todos los casos determinantes, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de una persona como Paracelso, que poseyó su trascendencia en un momento histórico concreto, es vital intentar mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para contarnos qué sabes tú sobre Paracelso. Estaremos ilusionados de ultimar esta biografía con más información.