Paco de Lucía

La historia del mundo está escrita por aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado queel género humano, de una forma u otra,progrese.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que atesoró Paco de Lucía en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Paco de Lucía, sino que a caso produjo una señal mucho más profunda de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Paco de Lucía de forma personal.Paco de Lucía ha sido una persona que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Paco de Lucía, atraen nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Paco de Lucía, el motivo por qué Paco de Lucía vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Paco de Lucía

(Nombre artístico de Francisco Sánchez Gómez; Algeciras, 1947 - Cancún, México, 2014) Músico español, considerado como el guitarrista flamenco de mayor prestigio en todo el mundo. Paco de Lucía nació en el vecindario de La Bajadilla de la región andaluza de Algeciras, un vecindario habitual y principalmente gitano. La calle, ya que, y el ser hijo y hermano de músicos, lo familiarizaron con el flamenco desde su mucho más tierna niñez.

De su padre, Antonio Sánchez Pecino, quien se ganaba mal la vida como vendedor ambulante de lonas a lo largo del día y durante la noche tocaba la bandurria en los bailes de pueblo, y de su hermano mayor, Ramón de Algeciras, aprendió los primeros rasgueos, y a los seis años empezó a estudiar guitarra «seriamente». Incluso su madre, Luzía Gomes Gonçalves, una portuguesa de Monte Gordo habituada al unísono a la pobreza de su familia abundante y a la vena artística de sus integrantes, lo veía mucho más como una inversión de futuro que como un perjuicio.

A Paco, que de la misma el resto de sus hermanos Ramón, María Lucía, Pepe y Antonio, prontísimo debió buscar empleo y llevar un sueldo a casa, le costó sobrepasar su falta de instrucción, pero en el momento en que debió buscarse un nombre artístico no vaciló en apellidarlo con el nombre de su madre.

Primeros aplausos en los tablaos

Como tal, Paco de Lucía empezó a accionar a los 12 años al lado de su hermano Pepe (entonces Pepe de Algeciras) como el dúo Los Chiquitos de Algeciras, que cosechó el aplauso de varios tablaos de Cádiz. Con catorce años consiguió un premio en el Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera, y si bien parezca asombroso, fue entonces en el momento en que inició su trayectoria en todo el mundo, en tanto que José Greco lo contrató como tercer guitarrista de su Compañía de Ballet Clásico Español, y en seguida emprendió su primer viaje a Estados Unidos.

Para él, el guitarrista mucho más refulgente actualmente era el Niño Ricardo, amigo de su padre, y deseaba sonar igualmente bien. Luego conoció a Sabicas y a Mario Escudero y sus influencias fueron cambiando, pero estos le recomendaron que buscara su forma de tocar, su estilo. El inconveniente era que «para uno era un método difícil de decir las cosas mucho más fáciles, y para el otro un método muy sencilla de decir cosas complejas», recuerda el artista, quien confiesa haber resuelto el problema el día en que supo que el estilo no es un punto de inicio, como era su caso, sino más bien un resultado; y, a fuerza de tocar, formó su personalidad.

Con la dirección artística de su padre grabó los primeros discos al lado de su hermano Pepe, y más tarde registró otros tres a dúo con Ricardo Modrego, de la compañía de Greco. Poco después conoció a Fosforito, a quien acompañó en una actuación en Salamanca, y después a Camarón de la Isla y a Juan el Lebrijano. Con ellos se integró en un conjunto compuesto asimismo por Matilde Coral, Paco Cepero y El Farruco, con el que, contratados por los mánagers de todo el mundo Lippman y Rau para sus espectáculos, que llamaban «Festival Flamenco Gitano», recorrió múltiples ocasiones Europa a lo largo de la segunda mitad de la década de los sesenta.

Hasta entonces, animado por Sabicas y Escudero, se adentró en el lote de la composición, y asimismo grabó sus primeros discos a solas: La fantástica guitarra de Paco de Lucía (1967) y Fantasía flamenca (1969), ciertos de cuyos temas tocó en 1970 en el Palau de la Música de Barcelona, en el contexto de un festival en todo el mundo por el bicentenario de la desaparición de Beethoven, que ciertos biógrafos ubican como el instante de su consagración.

La predominación de Camarón

Pero el guitarrista de Algeciras, entonces ahora asentado en Madrid, reservaba muchas sorpresas, y aquello no fue sino más bien un peldaño mucho más de una trayectoria en incesante evolución que marcó varios puntos de inflexión en la historia del flamenco.

Por entonces terminaba de nacer la mítica pareja Camarón de la Isla-Paco de Lucía, cuyas características poco comúnes y la manifiesta y estable intención de transformar el flamenco en una experiencia coléricamente viva han quedado impresas en mucho más de diez discos increíbles y en la memoria del guitarrista, que recordaría esos años como la etapa mucho más bonita de su historia. Para él, la excelencia del tándem tenía una explicación realmente simple: «Mi sueño siempre y en todo momento fue ser cantaor, al tiempo que el de Camarón fue ser guitarrista». Su música especial fue, por consiguiente, fruto de la sana envidia recíproca y la recíproca admiración.

Paco de Lucía se transformó en estrella de las listas de éxitos en 1973, con la rumba Entre 2 aguas, que conquistó a un público mucho más joven que se interesó por vez primera por la guitarra flamenca. Esto influyó además de esto a fin de que sus álbumes de la temporada, El duende flamenco de Paco de Lucía (1972) y, más que nada, Fuente y caudal (1973), incrementaran su difusión y le valieran una popularidad que comenzaba a sobrepasar los límites del género.

Un par de años después, su actuación «para todos y cada uno de los públicos» en el Teatro Real de Madrid haría historia. Un nuevo trabajo, Almoraima (1976), mostraba su intención rupturista y daba sobradas pruebas de una personalidad afianzada. Pergeñaba ahora entonces el emprendimiento de conformar un conjunto, y lo iba a conseguir unos años después. En aquella temporada se sentía lo suficiente afianzado para formalizar su relación con Casilda Varela tras ocho años de noviazgo, y, más allá de la oposición familiar, se casaron en Ámsterdam en el primer mes del año de 1977; desde ese momento continuarían unidos al lado de sus tres hijos, Casilda (1978), Lucía (1979) y Curro (1983).

Nuevos caminos para el flamenco

En 1981 formó el célebre sexteto con el que creó el término de hoy de conjunto flamenco, con sus hermanos Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, Jorge Pardo, Carles Benavent y Rubem Dantas, a los que después se uniría el bailaor Manolo Soler.

La capacitación duró varios años, hasta el día que decidió que tras tanto tiempo todo debía sonar igual, y primero formó un trío con Juan Manuel Cañizares y su sobrino José María Bandera, y en 1998 rehizo el septeto: reemplazó a Cañizares por El Viejín, a Soler por El Grilo y a Pepe de Lucía por Duquende. Con ellos grabó Luzía (1998), en homenaje a su madre, que terminaba de fallecer. Luego reunió cerca de él a otros artistas: el percusionista El Piraña, la guitarra del Niño Josele, el bajo de Alain Pérez, la armónica de Antonio Serrano y las voces y palmas de Duquende, La Tana y Montse Cortés.

Los últimos años del siglo XX fueron los mucho más duros de su historia. La muerte de Camarón, y la interesada confusión construída cerca de los derechos de creador conjuntos con el cantaor, agudizaron la úlcera que sufría y lo sumieron en una profunda depresión que el fallecimiento consecutivo de sus progenitores contribuyó a alargar.

Tras un largo periodo distanciado de la composición y recluido en su casa familiar de Mirasierra, dejó Madrid para pasar un par de años en Playa del Carmen, su paraíso mexicano, donde proyectaba vivir su retiro más adelante que anunciaba no lejano. Allí nació su trabajo Cositas buenas (2004), en el que, entre tangos y rumbas, se dan cita muchas voces amigas y la del propio guitarrista, que salvó del fichero la bulería Que venga el alba para sumarse por vez primera en el canto a su «primo» Camarón.

En julio de 2004 era distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en el mes de septiembre conseguía asimismo un Grammy Latino al mejor álbum de flamenco por Cositas buenas, que presentó a lo largo del año en una da un giro mundial marcada por su intensidad.

Tradición y también innovación

Maestro del mejor flamenco, vanguardista en su evolución y su apertura a la fusión con otras músicas y otros estilos, hubo un tiempo en que sus permanentes aportaciones transformaron a Paco de Lucía en un innovador del género. Ciertamente su predominación fue de semejante calado que puede deducirse que durante su trayectoria cambió la concepción del toque más de una vez.

Esa incomodidad renovadora no en todos los casos fue bien entendida por los defensores a ultranza de la ortodoxia del género, que al comienzo llegaron a ocasionarle cierto desasosiego, más allá de que próximamente comprendió que él no podría traicionar nunca la esencia del flamenco por el hecho de que lo llevaba en sus genes, y también hiciera lo que hiciera sonaría a flamenco. A partir de ese instante comenzó a tocar con mayor espontaneidad y a posibilitarse libertades insólitas que a la postre resultaron siempre y en todo momento enriquecedoras.

Pero negar el tradicionalismo inmovilista de los puristas no quitó un ápice a su natural empeño de proteger las raíces del flamenco. Testimonio de esa identidad al unísono auténtica y abierta, autóctona y universalista, son esas varias grabaciones con Camarón de la Isla, que, tras la desaparición de Camarón, vivieron una creciente difusión mundial.

Paco de Lucía se aproximó asimismo a la música tradicional de raíz de españa (Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo y también Isaac Albéniz) o a la unión con otros ritmos (la bossa nova de Tom Jobim, el tango de Astor Piazzolla, el country, la salsa, la música árabe). Colaboró además de esto con eximios guitarristas de otros géneros (el rock, el jazz, el blues) como Pedro Iturralde, Chick Corea o Larry Coryell; se recuerdan en especial sus conocidos tríos con John McLaughlin y Al Di Meola, con quienes firmó, en 1980, el inolvidable Friday night in San Francisco, un disco que vendió mucho más de un millón de ejemplares. El representante del jurado que falló el Príncipe de Asturias de las Artes de 2004 aseveró con justicia, al comunicar su nombre, que todo lo que puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra se encontraba en sus manos.

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Por ese motivo, si eres del tipo de personas que creen en que de modo colaborativo existen posibilidades de hacer algo mejor, y posees información en relación con la vida de Paco de Lucía, o acerca de algún particularidad de su persona u obra que no hayamos contemplado en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de una persona como Paco de Lucía, que poseyó su significación en un momento histórico concreto, es indispensable procurar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para relatarnos qué conocimientos tienes tú con respecto a Paco de Lucía. Estaremos encantados de poder completar esta biografía con más información.