(Hungría, 1939) Narrador argentino de origen europeo. Cuando tenía siete años de edad, su familia emigró a la Argentina, donde el futuro escritor habría de conseguir, con el pasar de los años, su novedosa nacionalidad.
Medró cubierto de las adversidades que jamás faltan en torno a una modesta familia de emigrantes, y obligado por este motivo a ejercer desde su temprana juventud los mucho más diversos oficios, desde vendedor de libros hasta directivo teatral, pasando por gerente de una firma de alfombras, joven de almacén, periodista y actor dramático.
Esta forzosa multiplicidad de menesteres habría de suministrarle entonces una nutrida pluralidad de temas, ocasiones y puntos de vista que enriquecerían claramente su producción literaria. En efecto, al paso que ejercitaba todas y cada una esta ocupaciones, Pablo Urbanyi fue cultivando de manera autodidáctica una innata vocación literaria que brotó terminantemente a principios de los años setenta, en el momento en que el narrador de origen húngaro dio a la imprenta una destacable compilación de cuentos que, publicada bajo el título de Noche de revolucionarios (1972), llamó la atención de críticos y leyentes y transformó a Pablo Urbanyi en una de las considerables promesas de la narrativa argentina moderna.
Para contestar a las agradables esperanzas que había generado en el panorama cultural argentino con esta trabaja prima, tras tres años dio a la imprenta Un revólver para Mack (1975), una novela policiaca con la que vino a corroborar absolutamente sus geniales características para la narrativa de ficción. Su nombre comenzó, entonces, a sonar fuertemente en los foros de discusión y cenáculos literarios de Buenos Aires, con lo que Urbanyi adquirió un importante prestigio que le dio, entre otros muchos trabajos relevantes, un cargo de redactor en el Suplemento Cultural del desaparecido rotativo La Opinión, en el que se sostuvo desde 1975 hasta 1977.
En este último año, conminado por la grave situación política por la que atravesaba Argentina a causa de la toma del poder por la parte de las Fuerzas Armadas, se vio obligado a arrancar el sendero del exilio con rumbo a Canadá, donde a inicios de los años ochenta dio a la imprenta su tercera obra de ficción, otra espléndida novela que vio la luz bajo el título de En ninguna parte (1981). Consagrado como entre las voces mucho más descollantes de la narrativa argentina, Pablo Urbanyi vio de qué forma el éxito de esta novela excedía los límites del ámbito hispanohablante y, traducida al inglés y al francés, llegaba a otros varios leyentes de todo el planeta.
Habitante en la localidad canadiense de Ottawa desde su salida de Argentina (1977), durante los años ochenta Pablo Urbanyi añadió a su producción narrativa otros títulos como Concurso (1981) y De todo algo de nada bastante (1988), al paso que se enfrascaba en la redacción de unas muy, muy bellas historias escritas en húngaro y publicadas, a inicios de la década siguiente, bajo el título de A hagyaték (El legado, 1992). El mismo año en que vio la luz esta compilación de narraciones breves pensadas y expresadas en su lengua vernácula, salió de la imprenta otra distribución libresca de Urbanyi, Nacer nuevamente (1992), tal como una traducción al francés de la citada novela policial Un revólver para Mack.
Un año tras la aparición de las tres proyectos recién citadas, Pablo Urbanyi presentó a entre los certámenes mucho más reputados de su país, el Premio Planeta de Narrativa, su novela nueva llamada provisionalmente Ser o no ser, obra que se levantó con el máximo galardón en tal certamen y vio la luz por año siguiente bajo el título definitivo de Silver (1994). El narrador de origen húngaro, que al referirse a esta novela suya (y, por norma general, al resto de su obra) manifestó su convicción de que "no merece la pena redactar si no se hace con ironía", tuvo ocasión de ver asimismo una versión de Silver en francés, editada a los cinco años de su primera aparición en Argentina. Entretanto, prosiguió cultivando con perserverancia y también inspiración una ahora provechosa producción narrativa que se incrementó con 2 nuevos títulos: Puesta de sol (1997) y 2058, en la Corte de Eutopía (1999).
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