Osmán o Útman II

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que atesoró Osmán o Útman II en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo mientras permaneció en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Osmán o Útman II, sino que a caso dejó una señal mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Osmán o Útman II de forma personal.Osmán o Útman II ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Osmán o Útman II, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que podamos apreciar no sólo la existencia de Osmán o Útman II, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Osmán o Útman II, gentes a quienes de de una forma u otra Osmán o Útman II influyó, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Osmán o Útman II.

Vida y Biografía de Osmán o Útman II

(Constantinopla, 1603 - 1622) Sultán otomano (1618-1622). Fue un activo líder, ansioso de volver a poner el poder del sultanato, para lo que desarrolló proyectos que lo ubicaron a la cabeza de los reformadores otomanos del siglo XVII. Hijo primogénito de Ahmed I, recibió de su madre enseñanzas de latín, heleno y también italiano. Completó su educación con enseñanzas de árabe, turco otomano y persa, asistido por un elevado número de consejeros.

Con solo trece años sucedió a su tío, el sultán Mustafá I, depuesto el 26 de febrero de 1618. Su primer acto político fue remover a los seguidores del previo sultán e inclusive a esos que habían asegurado su ascensión, que pensaban controlar el gobierno merced a la extrema juventud del nuevo soberano.

Aquel mismo año se enfrascó en una guerra contra Persia, poniendo adelante del ejército al enorme visir, Khalil Bajá, que logró una honrosa paz para la Sublime Puerta, más allá de lo que fue destituido por el sultán solamente regresó a Constantinopla. Osmán II nombró en su sitio a Eukuz Muhammad Bajá, si bien dejó a Khalil Bajá sostener la dignidad de segundo visir.

Los principios del reinado de Osmán II conocieron una enorme actividad diplomática. En 1618 el sultán ratificó con el embajador austriaco, barón de Mollard, el tratado de Sitvatork, inspeccionado en Kormorn. Un año después nombró príncipe de Moldavia a Gratiani, duque de Naxos, y recibió la promesa de sumisión de Bohemia en lugar de asistencia militar. Los húngaros demandaron contra la opresión que ejercitaban los gobernantes otomanos y el embajador turco logró que el dux veneciano confirmase el tratado de comercio que existe entre la Serenísima y la Puerta.

El sultán concentró sus sacrificios militares contra Polonia, que proseguía apoyando a los Habsburgo en la Guerra de los Treinta Años y había intervenido en los principados en perjuicio de Turquía, coadyuvando, por servirnos de un ejemplo, a la caída de Gratiani del trono de Valaquia. Osmán II puso un ejército bajo el mando del gobernador de Oczakov, Iskender Bajá, que venció a los polacos en Pruth, al paso que los jinetes tártaros arrasaban el sur de Polonia, como venganza a las precedentes cabalgadas de los cosacos. Aunque los polacos lograron elaborar un nuevo ejército, la guerra que sostenían contra Suiza desde 1617 les llevó a firmar la paz (6 de octubre de 1621) y Osmán quedó con las manos libres para acometer una secuencia de reformas internas.

La descentralización se había apoderado del Imperio y el nepotismo y la corrupción estaban extensamente extendidas. El sultán solo vio como modo de solventarlo el "turquificar" tanto la corte como el ejército. Osmán desarrolló un plan para reemplazar el cuerpo de jenízaros, que él consideraba bastante heterogéneo, por una suerte de milicia nacional compuesta de forma exclusiva por musulmanes y por campesinos de Anatolia y Siria.

Asimismo semeja que pensó en mover la corte desde Constantinopla hacia algún sitio de Anatolia (quizás Bursa o Ankara), donde los valores otomanos eran predominantes, anticipándose de esta manera tres siglos a las reformas que después emprendería Mustafá Kemal Atatürk. Por último, deseó acrecentar el poder legislativo del sultán en perjuicio de los integrantes de la Ulema.

Estas reformas le pusieron en enfrentamiento con los líderes de la Ulema y del ejército. El sultán había levantado la furia de los jenízaros al criticar sus sacrificios en la campaña de Polonia, y estos se sintieron humillados frente a las inspecciones ordenadas por el soberano; nuestro Osmán llegó a ir de incógnito por las tascas y burdeles de Estambul, castigando con la pena de galeras a esos soldados que hallaba en los "nidos de iniquidad".

Brotó una conspiración y los jenízaros reventaron en el momento en que el sultán anunció su próxima peregrinación hacia Anatolia, aduciendo los primeros que la marcha del sultán privaría al Imperio de su liderazgo en un instante en que su presencia era completamente precisa. Los rebeldes atacaron al sultán mediante sus consejeros, que fueron asaltados en sus hogares bajo el motivo de esquilmar el tesoro y ser los responsables de los desórdenes.

En el momento en que el sultán dio marcha atrás y renunció a la peregrinación era bastante tarde: los jenízaros demandaron la cabeza de los ministros del sultán, y en el momento en que este se negó a firmar las ejecuciones, los jenízaros entraron ferozmente en el palacio real (18 de mayo de 1622). Para procurar socorrer el trono, Osmán II accedió a firmar la ejecución del enorme visir, Dilaver Bajá, pero ello resultó contraproducente pues los rebeldes se nacieron, pidiendo novedosas ejecuciones.

Osmán II fue depuesto y después ejecutado en exactamente el mismo castillo donde era mantenido preso, por orden del nuevo visir, Daúd Bajá. Mustafá I fue recambio en el trono y el reinado de Osmán II acabó sin que ninguna de las reformas proyectadas fuera llevada a la práctica. Sin embargo, el homicidio de un sultán reinante sentó un antecedente que fue muy seguido a lo largo de los años siguientes.

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