Ya sea inspirando a más personas o siendo parte de la actuación. Orlando di Lasso es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Orlando di Lasso es conocer más acerca de época determinada de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que detentó Orlando di Lasso en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para quienes trataron a Orlando di Lasso, sino que quizá legó una huella mucho más profunda de lo que podamosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Orlando di Lasso de forma personal.Orlando di Lasso fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Orlando di Lasso, cautivan nuestro interés, deben ayudarnos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Orlando di Lasso, el motivo por qué Orlando di Lasso vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.
(Mons, de hoy Bélgica, 1532 - Munich, 1594) Compositor franco-flamenco. Conocido asimismo como Roland de Lassus o Roland de Lattre, su nombre viene a llenar la enorme tríada de la música polifónica del siglo XVI, de la que asimismo forman parte Palestrina y Tomás Luis de Victoria. Autor prolífico y polivalente, dejó una producción que sobrepasa ámbas mil creaciones y que incluye todos y cada uno de los géneros de su época, tanto profanos como sagrados, desde la misa hasta la chanson profana en múltiples lenguajes, pasando por el motete latino, himnos, madrigales y villanescas. Cultivó con particular dedicación la música sagrada en el final de su historia, en el momento en que ocupaba el puesto de profesor de capilla de la corte de Munich.
Sus primeros pasos en el planeta de la música los dio como niño cantor en su ciudad natal. En 1544, con solo 12 años, entró al servicio de Ferdinando Gonzaga, al que prosiguió en sus viajes por Italia y Francia. En Italia, mediante animadas relaciones con la civilización renacentista, ha podido agrandar y reforzar sus vivencias artísticas, tal como asimismo madurar su capacitación humanística a través de el estudio de los versistas latinos y romances, entre quienes prefirió a Petrarca. Vivió en Mantua, Palermo, Milán y Nápoles, de donde pasó a Roma; en esta localidad fue nombrado en 1553 profesor de la capilla lateranense. El año siguiente volvió a la patria para conocer a sus progenitores, que, dificultosamente enfermos, murieron antes de su llegada.
Marchó entonces, según lo que parece, a Inglaterra y Francia, y después se estableció a lo largo de cierto tiempo en Amberes, donde publicó en 1555 el primer libro de Madrigales y las piezas de Villanescas, Canciones francesas y Motetes a 4 voces. Esta última obra, de la que exactamente el mismo año se dieron a conocer otras 2 ediciones, transporta ahora los rastros de un arte maduro; sus especificaciones mucho más fenomenales son el vigor lozano y la riqueza de la expresión, siempre y en todo momento regida y dominada por una lógica necesidad poética que da rincón a un armónico avance del grupo.
La increíble acogida de sus proyectos propició que un año después fuera recibido en la corte del duque Alberto V de Munich, primero, hasta 1563, como tenor, y después como profesor de capilla. Gracias a la ilustre protección de este príncipe, Munich se había transformado en el mayor centro cultural y político de Baviera; allí proseguiría su fecunda actividad de compositor hasta su fallecimiento.
La obra de Orlando di Lasso, que, adjuntado con la de Palestrina, apunta el pleno y esplendoroso refinamiento de la tradición polifónica del siglo XVI, pertence a las mucho más extensas y conocidas: las creaciones que dejó este creador, muchas de las que se preservan manuscritas en la Biblioteca de Munich, sobrepasan la cifra de 2 mil: los Motetes son unos ochocientos, cuatrocientas veintinueve las Sacrae cantiones, ciento ochenta los Magnificat, doscientos treinta y tres los Madrigales y cincuenta y una las Misas.
En la producción de los últimos años predominan, sobre el fondo de exuberancia renacentista propio de las páginas juveniles, una religiosidad obtenida y parca y un matiz de reflexiva tristeza, quizá gracias a la predominación del dogmatismo de la Contrarreforma publicado entonces en Baviera; pero asimismo, fundamentalmente, demostración de un avance íntimo y de una tarea fervorosa y espiritualmente profunda.
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Obviamente descubrir en lo más recóndito a Orlando di Lasso es algo que se reserva a escasas personas, y que pretender reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Orlando di Lasso es una suerte de enigmaque con toda probabilidad alcancemos a rehacer si colaboramos todos en conjunto.
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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que perfilan la diversidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Orlando di Lasso, que tuvo su relevancia en un momento histórico concreto, es esencia intentar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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