Narciso Monturiol y Estarriol

Ya sea inspirando a más personas o formando parte de la acción. Narciso Monturiol y Estarriol es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Narciso Monturiol y Estarriol es conocer más sobre etapa determinada de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que detentó Narciso Monturiol y Estarriol en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Narciso Monturiol y Estarriol, sino que a caso dejó una señal mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Narciso Monturiol y Estarriol de modo personal.Narciso Monturiol y Estarriol fue una persona que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Narciso Monturiol y Estarriol

(Narcís Monturiol i Estarriol; Figueras, Gerona, 1819 - San Martín de Provençals, Barcelona, 1885) Inventor español que fue uno de los más importantes vanguardistas de la navegación submarina. Aunque en el siglo XIX el término de nave submarina era ahora bastante familiar, resaltando entre sus realizaciones funcionales el Nautilus de Robert Fulton (1800), debe atribuirse a ingenieros españoles como Narciso Monturiol y también Isaac Peral el mérito de diseñar y crear los primeros submarinos autopropulsados.

Que viene de una familia de artesanos, Narciso Monturiol estudió derecho en las universidades de Cervera, Barcelona y Madrid, pero jamás ejercitó la abogacía. Atraído por las ideas de Étienne Cabet, dirigió múltiples periódicos revolucionarios de inspiración comunista, lo que le forzó a mantenerse cierto tiempo exiliado en Francia.

Su afición a los temas científico-profesionales le llevó a concebir en 1855 una nave submarina para la recolección de coral; entonces trató de avalar la iniciativa con las opciones científicas que abriría la exploración submarina, tal como los probables usos militares. En 1859 botó en Barcelona su primer prototipo, el Ictíneo, a cuyas pruebas asistió el ministro de Marina, Juan Zavala de la Puente, en 1861.

A pesar del eco habitual del proyecto y del éxito de las pruebas, precisaba todavía muchas actualizaciones y enormes inversiones de capital; la indecisión sobre la rentabilidad del emprendimiento y la carencia de acompañamiento oficial interrumpieron los ensayos tras haber fabricado un segundo prototipo. De los adelantos de Monturiol, enmarcados en múltiples intentos paralelos de ingenieros de europa y norteamericanos, solo quedó su descripción en un Ensayo sobre el arte de andar bajo el agua (1891).

Las inmersiones del Ictíneo

Fue parece ser en el pueblo costero de Cadaqués, al lado de la frontera francesa, donde, observando las penalidades de los buzos aplicados a la pesca de coral, concibió Monturiol la iniciativa de una embarcación con la capacidad de andar sumergida, a la que llamaría Ictíneo, cuyo concepto es pez nave. Para efectuar el emprendimiento creó una sociedad el 23 de octubre de 1857, que en un inicio contó con 18 inversionistas y un capital de diez.000 pesetas.

El 6 de noviembre de 1858 Monturiol publicó una primera memoria donde explicaba los fines tanto científicos como rentables de la nave. Unos años después, con la adición de un cañón submarino, le dio interés militar. La nave, de madera y con forma de pez, era fuerte, impermeable, atasca y con medios de regeneración del aire y producción de oxígeno. Estaba dotada de sistemas de propulsión en área y bajo el agua, de inmersión y emersión, de maniobra y de recolección de elementos. Iba pertrechada con órganos de visión y de iluminación del exterior y, al fin y al cabo, tenía todos y cada uno de los medios para andar a la hondura deseada y cumplir su cometido sin precisar asistencia exterior.

En el emprendimiento cooperó de manera altruista a lo largo del verano de 1858 (y como empleado entre octubre de 1861 y diciembre de 1868) Juan Monjo Pons (1818-1884), especialista en construcción naval y creador del Curso metódico de arquitectura naval, aplicada a la construcción de buques mercantes, anunciado en 1856. El carpintero de ribera fue José Missé Castells, viejo alumno de Monjo, y José Pascual Deop, ingeniero industrial y después yerno del inventor, fue el proyectista de mecanismos.

En 1857 se inició en Barcelona la construcción del primer Ictíneo, de tipo en fase de prueba. Su botadura sucedió el 28 de junio de 1859 y la primera prueba pública el 23 de septiembre de ese año. A partir de entonces se hicieron mucho más de cincuenta pruebas, todas y cada una ellas con éxito. Esto indujo a Monturiol a crear otra unidad, con exactamente el mismo nombre, cuya quilla se puso el diez de febrero de 1862, y que se botó el 2 de octubre de 1864. La sociedad inicial se transformó en comanditaria, con el nombre de La Navegación Submarina.

Las primeras pruebas del nuevo Ictíneo se hicieron en el mes de mayo de 1865, asimismo con éxito, más allá de que se puso en prueba la lentitud de adelanto de la nave en inmersión, movida por una hélice accionada a mano, con lo que se decidió disponer una máquina de vapor generado, en área, por carbón de coque y, en inmersión, por una reacción química. La máquina se instaló en el mes de julio de 1867, y la primera prueba se efectuó el 22 de octubre del mismo año. A pesar del resultado positivo y de las buenas esperanzas, las adversidades financieras forzaron a suspender los trabajos el 1 de enero de 1868. Un mes después, los acreedores continuaron al embargo definitivo de las naves, lo que significó el objetivo del emprendimiento.

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